Alimentación

Tres mitos sobre las verduras congeladas que necesitas conocer

¿Pierden sus propiedades? ¿Se consiguen los mismos resultados congelando en casa? Los expertos responden a los mitos en torno a la ultracongelación

¿Es bueno comer verduras congeladas?
¿Es bueno comer verduras congeladas?La Razón

Los consumidores demandan, cada vez más, una alimentación segura, saludable y sostenible. En este contexto, ¿son los productos ultracongelados saludables? Y es que hay ciertos mitos que rodean a este tipo de productos.

Aunque el proceso completo de la ultracongelación transforma las verduras con unos resultados extraordinarios, persisten algunas creencias en torno a las verduras congeladas que no siempre son verdad.

Mito: “Las verduras congeladas pierden sus propiedades”. Realidad: El proceso de ultracongelación preserva intactas sus propiedades porque detiene las reacciones que las alteran. Esto hace que la conservación sea prolongada y se mantengan, además de los valores nutricionales, el color, el sabor, el olor y la textura de estos alimentos.

Mito: “Las verduras congeladas tienen conservantes”. Realidad: La ultracongelación actúa como conservante natural: detiene el deterioro microbiológico y enzimático mediante el frío, sin necesidad de añadir ninguna sustancia artificial. Por lo que las verduras congeladas no tienen conservantes.

Mito: “Se consiguen los mismos resultados congelando las verduras frescas en casa”. Realidad: Los resultados nunca van a ser los mismos. Los congeladores caseros permiten congelar alimentos frescos o preparados, pero a una temperatura superior, en bloque, y en mucho más tiempo que los túneles de ultracongelación. Por esta razón no se puede garantizar que con una congelación casera se conserven las propiedades nutricionales y organolépticas de estos alimentos.

"Se trata de una técnica altamente controlada que garantiza la máxima calidad del producto. No solo se conserva el alimento: se conserva su esencia como si estuviese recién recolectado”, tal y como señala Álvaro Aguilar, secretario general de la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (Asevec), quien asegura que comer verduras congeladas es también una forma de consumo responsable: “Solo usas lo que necesitas, el resto se conserva perfectamente”.

Las fases del proceso

Gracias a la tecnología de la ultracongelación, las verduras congeladas no solo mantienen sus propiedades nutricionales y organolépticas intactas, sino que también se presentan como una opción rápida, cómoda y adaptable al ritmo de vida actual, ya que están disponibles limpias, troceadas y listas para cocinar, lo que favorece una alimentación equilibrada incluso cuando no se dispone de mucho tiempo para ello. Además, su larga vida útil reduce el desperdicio alimentario, un aspecto clave en la lucha contra el cambio climático.

Las verduras se someten a un proceso exhaustivo y muy cuidado para que el resultado final sea de una gran calidad. Una vez recogido el producto del campo en su momento óptimo, y trasladado a la fábrica, la verdura pasa por tres procesos principales bajo los más altos estándares de calidad y seguridad alimentaria: limpieza y corte, escaldado y ultracongelación propiamente dicha.

Durante el proceso de limpiado y corte el producto se somete a una limpieza minuciosa para retirar las partes no comestibles, que se reutilizan dándoles otros usos. Una vez lavadas y cortadas, las verduras pasan al proceso de escaldado, donde se exponen a altas temperaturas durante unos minutos para aumentar su vida útil. Por último, en el túnel de ultracongelación, las verduras se someten a muy baja temperatura, hasta -40ºC, y lo atraviesan a gran velocidad, de forma individual y en continuo movimiento, consiguiendo así llegar a una temperatura de -18ºC en pocos minutos, evitando que las células de sus tejidos cristalicen. Ello permite que el producto mantenga sus propiedades y características de textura, valor nutritivo y sabor.

Los resultados del proceso de ultracongelados están apoyados y respaldados por estudios científicos, como los realizados por EuroFIR y la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Entre sus conclusiones más destacadas, afirman que la ultracongelación rápida industrial mantiene hasta el 90% del valor nutricional de los alimentos, lo que convierte a las verduras congeladas en una alternativa muy saludable a las frescas.