Tabaquismo

“Sin alternativas, nunca se reducirá el daño del tabaquismo”

¿Qué hacer con las miles de personas que no quieren o no pueden dejar de fumar? Cuatro expertos debaten en LA RAZÓN sobre esta cuestión. La prohibición no basta, mantienen. Las autoridades no pueden cerrarse en banda. «Están obligadas a buscar con rigor científico opciones menos nocivas para ellas. Debemos tender a minimizar el riesgo lo máximo posible"

“Sin alternativas, nunca se reducirá el daño del tabaquismo”
“Sin alternativas, nunca se reducirá el daño del tabaquismo”Connie G. Santos La Razón

El cigarrillo, obviamente, es un enemigo inaceptable que los médicos “debemos combatir sin descanso”, pero “no podemos cerrarnos a ofrecer a quienes no quieren o no pueden dejarlo alternativas que reduzcan el daño”. El debate no debe ser fumar o no, sino quemar tabaco o no. Las restricciones legales no son la única solución. España lo ha basado todo en la regulación. Ése es el camino más fácil, «pero no el más efectivo». Hay países que van muy por delante del nuestro en el abordaje de este grave problema de salud pública. El cigarrillo electrónico y el tabaco calentado no son inocuos, pero son claramente una opción mejor que los cigarrillos convencionales. Paralelamente, es fundamental una estrategia de prevención hacia los jóvenes basada fundamentalmente en despojar el tabaco de todo atractivo y componente transgresor.

Son algunas de las conclusiones a las que se llegaron en la mesa redonda «Tabaquismo: reducción del daño», organizada por LA RAZÓN en colaboración con Philip Morris y en la que participaron cuatro médicos de distintas especialidades. Vivencio Barrios, cardiólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid; Josep Maria Ramon Torrell, director de la Unidad de Tabaquismo del Hospital Bellvitge de Barcelona y experto en Salud Pública; Pedro Tárraga, médico de Atención Primaria en Albacete y director de la Academia de Medicina de Castilla-La Mancha, y Antonio Gosalvez, director de la Unidad de Fertilidad y Reproducción Asistida del Hospital Quirón Pozuelo ( Madrid), fueron los participantes en este encuentro.

El doctor Barrios rompió el hielo: “Soy cardiólogo y, obviamente, un enemigo declarado del tabaco. Eso significa que mi actitud ante una persona sana o un paciente es la de insistirle en que deje de fumar. Esa postura es clara en todas las especialidades, pero quizá más aún en la mía”. Ahora bien, hay mucha gente que no puede o no quiere dejar de fumar y “no podemos dejarla abandonada a su suerte”. Deben existir alternativas que sean menos nocivas para esos casos. “Eso sí dejando claro que no son inocuas, pero menos nocivas que el cigarrillo convencional".

El ginecólogo Gosalvez inició su intervención afirmando que “hago reproducción asistida, por lo que no debería estar cerca de este problema. Pero la realidad es que la fertilidad humana está haciendo aguas y uno de los factores que más la está condicionando es el de los contaminantes ambientales, entre los que se halla el tabaco”. “Es fundamental que el fumador lo deje a corto plazo, pues en solo un día sin fumar se elimina de manera importante los niveles sanguíneos de monóxido de carbono”. El enfoque ha de tener en cuenta que, en gran medida, los jóvenes empiezan a fumar porque es una trasgresión y, a partir de ahí, empieza la adicción a la nicotina, que “en sí misma es inofensiva”. “Lo importante no es fumar o no, sino quemar o no. Durante la combustión se genera el humo que contiene sustancias dañinas que son las verdaderas causantes de las enfermedades. Si logramos que una adicción tóxica se convierta en menos tóxica es un paso grande. Por tanto, si los que no dejan el tabaco al menos dejan de combustionarlo, sin duda es mejor”, comentó.

El médico de familia castellano-manchego hizo hincapié en que el tabaquismo es un gran causante de enfermedades respiratorias, cardiológicas y de todo tipo. “Hay que buscar fórmulas de atajarlo que eviten las complicaciones de última hora”, apuntó. En este sentido, advirtió: “El estudio ‘Edades’ de 2018 nos dio un toque de atención porque creíamos que con todas las restricciones que establece la legislación iba a reducirse el consumo de tabaco y, en cambio, reflejaba un alza. Hay que procurar que los pacientes dejen de fumar, pero no vivimos en un mundo ideal y, por tanto, hay que buscar otras vías complementarias menos dañinas para quienes no quieren o no pueden abandonarlo”.

Josep Maria Ramón Torrell recordó que “el tabaquismo es la principal causa de enfermedad”. “Las estrategias de reducción de daño –prosiguió– se han contemplado tradicionalmente. Tenemos una serie de elementos que producen enfermedades y, al mismo tiempo, unas alternativas que si bien no son saludables, son menos malignas. Tenemos que ir a minimizar el riesgo lo máximo posible”. Terminó su primera intervención recordando que “hay países que yo no diría que van un paso por delante, sino una carrera, en la lucha contra el tabaquismo, ya que lo abordan de una manera distinta a la tradicional, que se resume en ‘usted no puede consumir nada’”.

Los ponentes coincidieron en que la Ley Antitabaco de 2006 supuso un antes y un después en la lucha contra el tabaquismo en nuestro país. Sin embargo, precisó el cardiólogo del Hospital Ramón y Cajal, “mi percepción es que, desde entonces, no se ha hecho nada; es más, creo que hay un cierto relajamiento en el cumplimiento de esa norma y no ha habido ninguna estrategia por lo que no sorprende que haya un repunte en el consumo”. “En estas dos últimas décadas –afirmó el especialista del Hospital Quirón Pozuelo– ha habido un aumento del consumo del tabaco en la mujer porque antes era un hábito más varonil. El concepto de transgresión en el adolescente ha pasado a ser muy femenino”. Asimismo, precisó, los tratamientos que se utilizan “ayudan a dejarlo, pero no a no volver a fumar”. “España está llegando tarde y aplicando técnicas con 10 años de retraso”, apuntó. “Parece que estamos jugando a la ruleta rusa y apostamos todo al rojo o nada y se ha confiado todo a que el Ministerio financie desde el 1 de enero el tratamiento a base de Champix”, argumentó Tárraga.

El director de la Unidad de Tabaquismo del Hospital Bellvitge de Barcelona señaló que “tenemos la Ley más avanzada”, pero no basta. “Entre 2006 y 2010 la reducción fue cercana al 2%. La gran caída en la prevalencia del consumo del tabaco se produce antes. Entre 2006 y 2017 no solo no se ha reducido, sino que ha aumentado. Actualmente, estamos en los mismos niveles que a principios de los 90”.

Las administraciones “no se están enfrentado al problema de una manera más proactiva, no están teniendo en cuenta la existencia de estas estrategias para quienes siguen fumando. No basta con la prohibición”, según Vivencio Barrios. Añadío por su parte, el Dr. Gosálvez que productos de toxicidad distinta han de traducirse en una fiscalidad diferente. La pregunta que hay que hacerse, según el doctor catalán es la de “¿qué queremos tener adictos a la nicotina o fumadores?”. "Lo que hizo Suecia –se respondió- fue plantearse esa cuestión porque la nicotina engancha pero no perjudica a la salud, el cigarrillo convencional sí. Ha pasado de un 30% de fumadores en 1987 a un 5% y tiene un 26-27% de adictos al snus (tabaco oral que no se quema). Y, sin embargo, la incidencia de las enfermedades se ha reducido. Es una experiencia que ha dado resultado. Normativa hay que tener, pero no solo”. Debemos insistir en que lo importante no es dejar de fumar sino de mantenerse en no fumar.

“Las autoridades sanitarias no sólo deben abrir el debate y no cerrarse en banda, sino que deben fomentar las investigaciones para comprobar la menor nocividad de estos productos”. “Me preocupan mucho los jóvenes que empiezan a fumar, es indudable, pero como cardiólogo, me inquietan más los que fuman hoy”, precisó Barrios. Estas opciones son caminos para reducir los efectos negativos del cigarrillo», comentó Tárraga. “La prohibición no es la única solución, incluso genera más problemas. Debe haber una política clara –añádió el Dr. Torrell– bastaría con seguir el modelo de otros países que han obtenido magníficos resultados como Inglaterra. La clave es ¿qué hacemos con la carga de fumadores de este país? Casi un 50% de la población de entre 25 y 45 años fuma”. Antonio Gosalvez concluyó que “de quienes empiezan a usar Champix (medicamento que contiene el principio activo vareniclina), un gran porcentaje vuelve a fumar al año. En cambio, si hiciéramos una comparativa con el tabaco calentado, éste superaría de forma importante esta eficacia, pues una gran mayoría no vuelve al cigarrillo convencional”.