Hospitales de campaña ante la avalancha de enfermos

La avalancha de infectados por coronavirus está obligando a los principales centros sanitarios de todo el país a reinventarse mediante una suerte de reingeniería que los acerca más a hospitales de campaña que a hospitales tradicionales. El objetivo es doble. Por un lado, afrontar en las mejores condiciones posibles la masiva llegada de enfermos, cuyo número se acerca ya a los 2.000 en todo el país e irá multiplicándose previsiblemente a lo largo de los próximos días si los brotes existentes siguen descontrolados. Por otro, los sanitarios tratan de acotar las zonas a las que se trasladan los afectados por esta patología, impidiendo con ello que puedan contagiarse pacientes ingresados por otras enfermedades y los profesionales sanitarios que han de cuidarles, como sucedió en el Hospital de Txagorritxu, en Vitoria, en donde todo el Servicio de Medicina Interna del Hospital ha tenido que permanecer en cuarentena por un contagio de coronavirus.

La reorganización interna que están experimentando los grandes hospitales está afectando, en principio, a los tres principales servicios implicados en el combate de este virus: urgencias: Medicina Interna y las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIS). Fuentes sanitarias han explicado a LA RAZÓN, que los servicios de urgencias están instaurando progresivamente un doble circuito para canalizar por él a los pacientes en función de si presentan o no problemas respiratorios graves, susceptibles de ser considerados como posibles casos de coronavirus. Con esta medida, dichos pacientes no coinciden, lo que frena en seco la posibilidad de contagio. Si la sospecha de caso existe y el paciente presenta mal estado de salud, los médicos de urgencias proceden a derivarle al Servicio de Medicina Interna del centro sanitario.

Los hospitales están procediendo a vaciar de enfermos convencionales estos servicios con el fin de destinar al menos un 80% de las camas para infectados por coronavirus, aunque no se descarta que ese porcentaje sea incluso aún mayor. El objetivo de despejar esta área crítica de los hospitales es una de las prioridades de las autoridades sanitarias.El pasado lunes, las Consejerías de Sanidad de las autonomías con un mayor número de casos, como la Comunidad de Madrid, hicieron pública su decisión de suspender todas las actividades quirúrgicas programadas, las pruebas diagnósticas y las consultas externas no preferentes de pacientes convencionales, con el fin de destinar el grueso de los recursos sanitarios a combatir el avance del coronavirus e impedir nuevos contagios en esta fase de expansión del agente patógeno.

Barreras de contención

La liberación de estos recursos permitirá a los Servicios de Medicina Interna convertirse en barreras de contención y frenar el empeoramiento de los enfermos, además de cargar con el peso de la atención de los ingresados. En el caso de que este empeoramiento se produzca, los grandes hospitales están reconfigurando sus Unidades de Cuidados Intensivos, en las que trabajan los especialistas en Medicina Intensiva. El problema con el que se topan algunos centros consiste en que, tal y como están configuradas muchas de estas unidades, podían mezclarse pacientes normales con los nuevos que llegan portando el virus, lo que podría ser letal para los primeros.

Para impedirlo, se están configurando unidades específicas de aislamiento de los enfermos con trastornos respiratorios. En otros lugares de la geografía española, las gerencias de los hospitales están estudiando incluso la posibilidad de duplicar o triplicar las UCIS y destinar la mayor parte de sus recursos a la atención de enfermos de coronavirus, destinado espacios mucho más pequeños para afectados por otras patologías. Además de esta reconfiguración intena, los hospitales están habilitando camas de reserva en su interior, así como en posibles centros de apoyo.