Sociedad

Metidos en harina

El confinamiento nos da hambre. O, mejor dicho, nos produce ansiedad. Y cada uno la afronta como puede, aunque el aumento de calorías parece ser un remedio universal en este arresto domiciliario

compra de alimentos subida del consumo
consumo y confinamientoJosé Maluenda

Las estimaciones más conservadoras calculan que los españoles vamos a engordar una media de cuatro kilos durante el confinamiento. Bien es cierto que todo depende de cuánto dure esta anómala situación, pero, echando un vistazo a cómo está evolucionando nuestro carro de la compra, no puede decirse que la cosa pinte bien precisamente. Según los datos facilitados esta semana por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la compra de alimentos se elevó un 17,6% en la tercera semana de confinamiento por el estado de alarma respecto a la misma semana del pasado año. Además, comparada con la de la semana anterior, la número dos de arresto domiciliario, la subida es del 16,8%.

Este notable crecimiento la compra de alimentos tiene varias lecturas. Por un lado, es evidente que en estos tiempos todos comemos en casa, mientras que antes lo hacíamos en el trabajo, en restaurantes, en casa de los suegros el domingo... Ahora comen todos los miembros de la familia todos los días al menos tres veces de la misma despensa. Otra explicación válida es la de que tenemos más ansiedad, más tiempo, menos que hacer... Solución: atracamos la nevera con mucha más asiduidad que antes. Además, nos ha dado por cocinar a todos. Tanto por necesidad como por puro aburrimiento. Si no, no se explicaría que la harina de repostería sea uno de los productos más agotados en las baldas de los supermercados. Esta pandemia ha logrado algo notable: convertir la levadura en un producto de primera necesidad.

Otra teoría nada desdeñable para explicar por qué compramos tanto es la de que salir al supermercado significa salir de casa. Un salvoconducto, el de la compra, al que muchos se agarran como a un clavo ardiendo para poder respirar fuera de casa y ver otras caras más allá de las de sus queridos familiares. Las cajeras de las grandes superficies explicaban el otro día en un reportaje de TVE que los hay que bajan hasta cuatro veces a la semana para darse un paseo. La bolsa de Mercadona es el nuevo perro.