Vacunación

El dilema de la segunda dosis

El retraso en las entregas y nuevas variantes del virus hacen que muchos expertos digan que es mejor inmunizar a millones de ciudadanos con la mitad de vacuna cuanto antes

Personal sanitario recibe la dosis de la vacuna de Pfizer en Saltillo, en México
Personal sanitario recibe la dosis de la vacuna de Pfizer en Saltillo, en MéxicoMiguel SierraEFE

No llevamos ni un mes de campaña global de vacunación contra la Covid-19 y ya han empezado a aflorar las primeras dudas, los primeros cambios de estrategia y los primeros retrasos. La chispa de la última gran polémica nos llega desde el Reino Unido. Allí, las autoridades han dado instrucciones a los profesionales de la salud para que modifiquen el calendario de inoculaciones previstas con la vacuna de Pfizer y BioNtech. Siguiendo los consejos del Comité Conjunto de Vacunación que asesora al gobierno británico, la nueva consigna es vacunar al mayor número de personas posible con la primera dosis a expensas de tener que retrasar la administración de la segunda si no se dispone de suficientes existencias.

En concreto, se propone poner la segunda tanda doce semanas después de la primera, y no tres semanas, como recomienda la farmacéutica. Según los responsables gubernamentales, «los altos niveles de inmunización que se alcanzan con una primera dosis sugieren que aumentar el número de personas vacunadas en primer término es más eficaz para prevenir hospitalizaciones y muertes que vacunar a un número menor con dos tandas». Según este informe, retrasar la segunda dosis a 12 semas no altera el proceso de inmunización. En España, de momento, el criterio es justo el contrario, según el ministro Salvador Illa.

¿Vacunar ahora a muchas personas y retrasar la segunda inyección o vacunar ahora a menos gente y garantizar los plazos de la dosis de recuerdo? La primera polémica científica del año, está servida. La British Medical Association ha respondido con rapidez a la decisión dilatoria del Gobierno de Johnson. «Retrasar la segunda dosis es irracional e injusto», ha declarado la institución. Desde Estados Unidos el doctor Anthony Fauci, el considerado mayor experto en la pandemia del país, ha declarado a la CNN que «no estaría a favor de una modificación de los calendarios. Debemos seguir vacunando como estaba previsto».

Pero no pocos expertos han levantado la voz para defender un cambio en la estrategia. No es la primera vez que el Reino Unido y parte de la comunidad científica toman caminos alternativos para detener la pandemia.

El centro de la polémica se encuentra en los resultados que los ensayos clínicos han arrojado sobre la inmunidad post-vacunación. Las vacunas presentadas por Pfizer y Moderna mostraron una alta eficacia en la prevención de la enfermedad cuando se inoculan en dos tandas con entre tres y cuatro semanas de separación entre ellas. Pero se sabe que la primera dosis, ya de por sí, ofrece cierta protección. Por ejemplo, la vacuna de Pfizer-BioNtech genera una efectividad del 90% en el corto plazo. Incluso la de Oxford-AstraZeneca ha demostrado un 70% en la primera inyección.

El informe del Comité del Reino Unido apunta en esa dirección: «La mayor parte de la protección procede de la primera inyección. La segunda dosis parece tener mucha importancia para prolongar la inmunización pero, a corto plazo, la eficacia extra que aporta la revacunación es modesta».

Es por eso por lo que algunos expertos consideran que alargar la segunda tanda puede mantener los niveles de inmunización y permitiría tener a más gente protegida en los primeros días.

La estrategia parecería especialmente relevante en el momento actual: con una transmisión incontrolada del virus por toda Europa y con la amenaza de una nueva cepa que se contagia con mayor facilidad. ¿Es el momento de vacunar masivamente de manera urgente y no reservar nada para dentro de un mes?

Para terminar de complicar las cosas, surge una tercera opción. El domingo, el responsable federal del programa estadounidense de vacunación, Moncef Slaoui, anunción que «estamos discutiendo con la FDA y Moderna, la posibilidad de ofrecer a una cantidad importante de ciudadanos americanos solo la mitad de la dosis recomendada». La idea se basa en que los ensayos clínicos demostraron que en las personas entre 18 y 55 años, una inyección de 50 microgramos ofrece la respuesta inmune idéntica a una de 100 microgramos. «Pensamos en ofrecer al doble de personas la mitad de vacuna para duplicar la cobertura en tiempo récord».

Lo que parece evidente es que las expectativas de vacunación en todo el mundo no se están cumpliendo. En España estamos lejos de cumplir con el calendario prometido (con porcentajes de vacunación que en algunos casos no superan el 6% de la población diana). En Alemania también se están produciendo retrasos considerables. El Reino Unido ha tenido que aprobar de emergencia la vacuna de Oxford ante el avance imparable de las nuevas variedades de virus y en Estados Unidos de los 20 millones de ciudadanos que se preveía vacuna a finales de año, solo han recibido sus primeras dosis 4,2 millones.

Trump se ha lavado las manos con un gesto que recuerda a otros parecidos en nuestro país: culpando del retraso a las autoridades locales. La realidad ha resultado más dura que lo proyectado en laboratorio y los cálculos basados en los ensayos clínicos de las farmacéuticas han quedado obsoletos en solo unas cuantas semanas. ¿Es necesario un cambio radical de estrategia? El asesor médico principal del Gobierno del Reino Unido lo tiene claro: «Los riesgos de retrasar la segunda dosis son muy pequeños. Con la nueva variante del virus corriendo por Europa debemos vacunar a más gente ahora, aunque con menor porcentaje de protección, que dar dos dosis a un número reducido de ciudadanos».

Pero la solución no es sencilla. Según la revista British Medical Journal, reajustar ahora el calendario que ya estaba organizado es prácticamente imposible. Richard Vautrey, presidente del Comité de Medicina General de la Asociación Médica Británica ha hecho los cálculos: «Contactar con solo 2.000 personas que ya han sido vacunadas para cancelar su segunda dosis requiere una semana de trabajo de un equipo de cinco personas». Cambiar a mitad del camino de calendario plantea serios problemas logísticos. Otros expertos apuntan al daño psicológico que podría producir la sensación de que su inmunización ha sido cancelada.