Estanislao Nistal Villán (León, 1975) se ha convertido en estos meses de crisis sanitaria en uno de los oráculos a los que recurrimos para enterarnos de lo que está pasando. Virólogo y profesor de Microbiología de la Universidad San Pablo CEU, Nistal se declara él mismo sorprendido de lo que la ciencia ha logrado con la consecución de las vacunas en menos de un año. Ahora, insiste, lo que hay que hacer es darse mucha prisa en administrarlas porque una sola semana puede marcar la diferencia entre la vida o la muerte para mucha gente.
-¿Qué está fallando en la campaña de vacunación? ¿Por qué va tan lenta?
-Parece un problema de organización, logística y capacidad. En la medida que se vayan resolviendo estos aspectos es esperable que en los próximos días se consiga incrementar la capacidad de vacunación. Hay que hacer un esfuerzo muy importante en acelerar este proceso para que las personas con mayor riesgo no sufran los efectos del incremento de la incidencia que estamos viendo. Por ejemplo, vacunar a los ancianos de una residencia una semana antes puede salvarles la vida. El debate ahora no debe ser quién pone la vacuna, eso da igual, el Ejército, las farmacias o quien pueda, lo importante es darse prisa. Todos podemos arrimar el hombro en esta situación.
-¿Le parece realista la previsión del Gobierno de haber vacunado a 33 millones de personas para el verano?
-Sí, si se aúnan esfuerzos y se explotan todas las capacidades de vacunación con las que podríamos contar. No hay que desdeñar ningún recurso ni capacidad de personal capaz de vacunar.
-Algunas comunidades están vacunando a menos personas para asegurar la segunda dosis a los que ya han recibido la primera. ¿Tiene algún sentido?
-Es una decisión arriesgada. Aunque una sola dosis induce la inmunidad de la persona que recibe la vacuna, los resultados de los ensayos clínicos que aseguran una efectividad tan alta se han conseguido con una pauta muy concreta. En el caso de Pfizer-Biotech 21 días, en el caso de Moderna 28 de cadencia entre los dos estímulos vacunales. Puede que la variación de unos días entre la primera y la segunda dosis no altere mucho el resultado, pero no se debe de usar el recurso de una sola dosis sin el compromiso de tener garantizada una segunda dentro de un plazo razonable para llegar al nivel de protección que han mostrado esos resultados de en torno al 95%.
-¿Le cabe alguna duda de que las vacunas servirán contra la nueva cepa de la Covid-19?
-Las vacunas que se están administrando van a funcionar frente a las variantes mayoritarias que circulan en estos momentos, incluida la del Reino Unido de la que tanto se habla. Desde el punto de vista científico es necesaria una mejor caracterización para saber si la eficacia de las vacunas pueda cambiar algo. Hay que seguir vigilantes para saber si nuevas cepas puedan comprometer las vacunas.
-¿En China también surgieron otras cepas? ¿Nos puede explicar cómo se producen?
-En estos momentos, desde el punto de vista virológico no hay una clara distinción que haga pensar que cualquiera de las miles de variantes que se han producido tengan propiedades claramente distintas de la cepa originaria de Wuhan. Es cierto que algunas pueden estar asociadas a una mayor replicación del virus, pero no hay hasta la fecha una diferencia en cuanto a la virulencia, tropismo, o características de la patología.
-¿Las mutaciones suceden siempre?
-En la esencia evolutiva de cualquier virus está la introducción de mutaciones. Pueden ocurrir en cualquier situación en la que un virus se replica, en cualquier persona. La gran mayoría de estas mutaciones no progresan por no tener ninguna ventaja para el virus. Algunas pueden prevalecer no por ser ventajosas para el virus sino por su mayor incidencia en un grupo inicial de personas infectadas, causando lo que se denomina efecto fundacional. Debemos de considerar que la tasa de introducción de mutaciones en el SARS-CoV-2 no es tan alta como en otros virus y que estas mutaciones van a seguir produciéndose y debemos de seguir vigilándolas. De todas ellas, por las características de la mayoría de las vacunas que se están desarrollando, debemos de vigilar las mutaciones en el gen que codifica la proteína S, que es el inmunógeno de las mismas. Desde el punto de vista virológico es necesaria una mejor caracterización que permita hablar de nuevas cepas. Desde el punto de vista epidemiológico hay variantes que puedan ser prevalentes frente a otras en ciertos lugares y crean un problema de salud pública que necesita ser abordado con especial cuidado en cada uno de los lugares donde estas variantes más prevalentes están afectando.
-¿Está muy lejos la inmunidad de rebaño?
-Desde mi punto de vista deberíamos de estar primero enfocados en que las muertes derivadas de la Covid se reduzcan y ojalá desaparezcan. Una manera de conseguir ese objetivo sería llegar a la inmunidad de rebaño, pero no es el único. Estamos más cerca de reducir drásticamente estas muertes por la Covid. Sin llegar a inmunidad de rebaño esta reducción la podríamos conseguir antes de verano vacunando a las principales poblaciones de riesgo y a las personas a cargo de su cuidado y atención.