
Alergias
Con 23 años y en menopausia: la historia de una joven alérgica a la menstruación
Diagnosticada tras una década de síntomas inexplicables, sufre una rara reacción autoinmune a la progesterona que le provoca fiebre, urticaria e inflamaciones cada vez que ovula

La menstruación suele estar acompañada de molestias como dolor abdominal, hinchazón o fatiga. Sin embargo, en casos excepcionales, puede convertirse en una auténtica pesadilla. Es lo que le ocurre a una joven española de 23 años, cuya vida cambió radicalmente tras ser diagnosticada con una insólita afección: una alergia a la progesterona, una de las hormonas esenciales del ciclo menstrual.
Todo comenzó cuando tenía solo 13 años. Cada vez que se acercaba su periodo, su cuerpo reaccionaba con síntomas tan diversos como infecciones urinarias recurrentes, urticaria generalizada, inflamación de párpados e incluso dolores intensos en la vejiga. Durante años, los médicos no lograban identificar el origen de estos problemas, que se repetían con una periodicidad cíclica.
No fue hasta una década después cuando los especialistas descubrieron lo que realmente sucedía. Su sistema inmunológico atacaba la progesterona, una sustancia que produce su propio cuerpo de forma natural. Esta reacción es tan rara que, según los estudios disponibles, podría afectar a cualquier mujer en edad fértil, aunque en la mayoría de los casos no se llega a detectar.
"Cada vez que me venía la regla acababa en el hospital: fiebre alta, inflamación en los ojos, hinchazón genital… necesitaba medicación urgente para poder estabilizarme", explicó la joven en una entrevista televisiva. La enfermedad, conocida como dermatitis autoinmune inducida por progesterona, puede llegar a ser incapacitante.
Ante la imposibilidad de seguir una vida normal, los médicos decidieron iniciar un tratamiento que induce artificialmente la menopausia. De este modo, se detiene la producción hormonal para colocar al cuerpo en un estado “basal” que permita iniciar un proceso de desensibilización. “Mi única salida ahora mismo es estar sin progesterona en el organismo, como si fuera una mujer menopáusica”, afirma.
Esta medida, sin embargo, no es permanente. El objetivo final del tratamiento es que su sistema inmunológico aprenda a tolerar la hormona para que ella pueda volver a producirla de forma natural sin desencadenar reacciones peligrosas.
Más allá de los síntomas físicos, esta condición plantea interrogantes emocionales y personales profundos. Uno de los más delicados es la fertilidad. Al ser la progesterona una hormona clave en el embarazo, y al ser ella extremadamente sensible a su presencia, aún no hay certezas sobre si podrá ser madre. Aunque algunos estudios apuntan a que la desensibilización podría permitirlo, el proceso es complejo y no garantiza resultados.
A pesar de todo, la joven mantiene la esperanza. Confía en que este tratamiento pionero le permita recuperar el control sobre su cuerpo y, con el tiempo, llevar una vida normal. Mientras tanto, sigue conviviendo con una realidad que para la mayoría de mujeres es cíclica, pero que para ella se convirtió en una amenaza crónica.
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