Mascotas
Dormir con nuestro perro... ¿si o no?
El principal inconveniente de dormir con nuestra mascota son los “microdespertares”. Es decir, esas interrupciones del sueño provocadas por los movimientos, los ronquidos y los ladridos
Aunque parezca un poco descabellado, en España hay más hogares con perros que con niños. Nada más y nada menos que 7 millones de familias españolas, comparten su hogar con uno de estos animales. Y eso es mucho decir, porque de acuerdo con las estadísticas del INE, 47 millones de españoles se distribuyen en 18,5 millones de hogares. Es decir, que algo menos del 40% de los hogares de nuestro país, ha decidido convertir a un perro en un miembro más de su familia.
Esta situación, como no podía ser de otra forma, crea grandes disputas entre los miembros de la familia: ¿Quién lo saca a pasear?, ¿dejamos que el animal se suba a los sofás?,(...) ¿deberíamos dejar que nuestro perro durmiese con nosotros?
Lógicamente, esta ultima pregunta es una poderosa fuente de conflicto. Algunos ni siquiera dudan a la hora de invitar a su mascota a dormir con ellos; pero otros, sin embargo, se niegan en rotundo a dormir con un animal porque no lo consideran un hábito poco higiénico o porque les impide descansar como Dios manda.
Entonces, ¿Quién tiene razón?... hoy vamos a tratar de arrojar un poco de luz sobre este asunto.
¿Es bueno para el perro?
La pregunta obligada, y que siempre debemos tener presente, es si nuestras decisiones van a afectar negativamente a nuestro perro. Sobre todo si estamos hablando de una cuestión más o menos baladí, como es el caso de dormir o no con nuestro perro. Es decir, si no puede ser... no puede ser. Y no pasa nada
Dana Varble, directora de la Comunidad Veterinaria de América del Norte, explicó en una entrevista en la CNN, que “en general, es muy bueno que los animales duerman con su gente”. Las mascotas que comparten el sueño con sus dueños tienden a tener “un vínculo más estrecho con los humanos que están en sus vidas. Es una gran muestra de confianza por su parte”.
Esto es igual tanto para perros, como para gatos. No así para otras mascotas que podamos tener en casa... con “muy, muy pocas excepciones”, según la veterinaria.
Cuando un perro o un gato duermen con sus dueños, experimentan un aumento de neurotransmisores como la dopamina o la oxitocina, que son las llamadas “hormonas del bienestar”. Es decir, que no es solo un gran aporte emocional para ellos, sino que también es beneficioso para su salud.
... ¿Y para nosotros?
La respuesta breve es: depende.
El principal inconveniente de dormir con nuestra mascota son los “microdespertares”. Es decir, esas interrupciones del sueño provocadas por los movimientos, los ronquidos y los ladridos.
Los gatos son animales más nocturnos, por eso suelen moverse más que los perros; pero al ser tan pequeños, estos movimientos son mucho menos evidentes que los de un animal de 20 o 30 kilos que se alarma por cualquier sonido fuera de lo común y con un instinto territorial... como es el caso de los perros. Es decir, que tanto unos como otros pueden interrumpir el ciclo del sueño.
Estos “microdespertares” pueden suceder sin que ni siquiera nos demos cuenta... y aún así, supondrán la interrupción del sueño. Y cada vez que se interrumpen los ciclos de sueño, empeora la capacidad del cerebro para repararse a sí mismo a nivel celular, consolidar recuerdos, almacenar nueva información y preparar el cuerpo para un rendimiento óptimo.
Entonces, una primera consideración que hay que tener en cuenta es que si somos de “sueño ligero”. Los insomnes o aquellas personas que sufren problemas para conciliar el sueño, pueden encontrarse con que dormir junto a su mascota se convierta en un auténtico tormento.
Ahora bien, eso no significa que necesariamente debamos sacar al animal de la habitación. En un estudio realizado en el año 2017 por el Centro de Medicina del Sueño de la Clínica Mayo en Phoenix (EE UU), se descubrió que solo un 20% de los que compartían la habitación con un perro o un gato, estos empeoraban el sueño. El 80% restante encontró que su mascota “era discreta o incluso beneficiosa para dormir”.
Eso sí, cuando el animal pasaba de la habitación a la cama, una parte considerable de ellos afirmó que la calidad del sueño había disminuido mucho.
Repercusiones en nuestra salud
Las personas que padecen asma, o una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, no deberían permitir que su perro o su gato subiesen con ellos a la cama. Puede parecer evidente, pero si el simple contacto con el pelo de nuestro perro nos provoca alguna molestia o nos impide respirar con normalidad... la salud debe prevalecer como una prioridad.
Ahora bien, para personas que no sufran ninguna afección similar, no debería haber ninguna otra afectación negativa para su salud por este motivo. De hecho, es posible que hacerlo tenga repercusiones positivas.
Los más beneficiados por dormir junto a su perro son aquellas personas con depresión y con ansiedad, “porque la mascota es una almohada grande, una manta grande, y pueden sentir que esa criatura peluda, tierna y cómoda disminuye su ansiedad”, explicaba Raj Dasgrupa, especialista en sueño en la Escuela de Medicina de la Universidad del Sur de California (EE UU).
Sorprendentemente, otros que también pueden encontrar muy beneficioso dormir con su perro son los jóvenes de entre 13 y 17 años. En un estudio publicado el pasado mes de junio por la Fundación Estadounidense del Sueño, encontraron que, como en general, la calidad del sueño de los adolescentes es, en una palabra: “imperturbable”; el hecho de compartir la cama con su mascota, no afectó en absoluto a la calidad de su descanso.
Conclusión:
Nuestros perros pueden proporcionar un gran alivio psicológico. Y no solamente cuando estamos despiertos, también cuando estamos dormidos. La simbiosis entre ambos puede tener beneficios tanto para ti, como para tu perro.
Pero no todos los perros, y no todos los humanos somos iguales... Es posible que tu mascota sea muy susceptible y se alarme por cualquier cosa que suceda a su alrededor, y eso le despierte a él... y a ti. También es posible que el animal ronque poderosamente, lo que puede impedir que tengas un descanso adecuado. O quién sabe, también es posible que tu o tu pareja, sufráis algún trastorno del sueño o algún tipo de deficiencia respiratoria... o que simplemente no os resulte cómodo.
Todas situaciones harán que sea inviable el colecho con nuestro perro. Por ese motivo, la mejor opción es intentarlo; y si después de haberlo intentado, tu o tu pareja, encontráis el más mínimo inconveniente con este hábito, no queda más remedio de descartarlo.
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