Erupción de Cumbre Vieja
Un inmenso paisaje de viñedos en blanco y negro
Además de los cultivos de plátanos y aguacate, las viñas de La Palma de igual forma se ven ahogadas por la caída incesante de ceniza
La lava que sale del nuevo volcán de La Palma ha hecho desaparecer muchos cultivos y a esos daños se une los que ahora provocará la ceniza, ya que tapa la luz del sol y, con ello, disminuye la posibilidad de que las plantas produzcan la fotosíntesis. Además, el penacho de humo procedente del cono principal, que expulsa a su vez gran cantidad de gases, afecta a aquellos cultivos que no se ven directamente tocados por las coladas de lava, pero que pudren el fruto y dejan a los agricultores palmeros sin buenas cosechas para el próximo año.
La zona norte de la isla vive los efectos del volcán de una manera menos dramática que la zona sur. A pesar de que los viticultores del norte no han sufrido las consecuencias de la ceniza volcánica en grandes cantidades, tampoco han conseguido aprovechar este fenómeno en forma de fertilizante y abono para los cultivos, un infortunio que también afecta al norte además de los agricultores de la zona suroeste, quienes ya han perdido la mayor parte de las cosechas de este año y probablemente parte del próximo.
Miguel Ángel Ferraz es viticultor de la zona norte de la isla, del municipio de Barlovento. Su cosecha tiene una extensión de 2.000 metros cuadrados. Además del cultivo de la uva, Miguel también posee una finca de explotación agrícola destinada a la flor de la prótea, que alcanza una extensión de 5.000 metros cuadrados. Este cultivo se añade al catálogo de cultivos típicos del mundo agrícola palmero. Según los peritos, la pérdida de Miguel Ángel en las plantaciones de próteas ya alcanza un 40% de pérdidas, algo que lamenta profundamente porque este año «se estaban dando muy bien, pero la vida es así». Sobre la viña, Miguel asegura que aún no se pueden estimar las pérdidas de este tipo de cultivo puesto que los resultados de las cosechas se verán a partir de marzo, pero «tal y como están las cosas por las zonas más afectadas por las cenizas no sabemos qué nos podemos encontrar». A pesar de lo que muchos aseguran con respecto a los beneficios que puede traer la ceniza a los cultivos, la mayoría de agricultores descartan, por el momento, cualquier beneficio en sus cosechas puesto que se trata de una gran cantidad de ceniza la que está expulsando el volcán y, por lo tanto, «un ahogo a cualquier cultivo», apunta Miguel.
El impacto que ha tenido el viñedo a raíz de la erupción volcánica «no se ha conseguido valorar en su totalidad porque no hemos podido acceder a la zona», indica Eva Hernández Alonso, gerente de D.O Vinos La Palma. Además, apunta que se han pedido permisos y a pesar de hacer lo posible, desde la Dirección de la Emergencia han valorado como «muy peligroso» el acceso de los peritos a valorar en números reales el daño total que está ocasionando este gigante rojo en la viña, teniendo en cuenta que el proceso eruptivo aún no ha terminado y, tal y como señalan cada día, «es imprevisible». Lo que sí se ha autorizado a día de hoy son diversos vuelos de dron por la zona que han permitido evaluar en mayor o menor medida que cantidad de terreno de cultivo de viña se ha visto afectada; ya sea por las propias coladas de lava o por la dispersión de gases y ceniza. «Cuando ves las imágenes te cuesta reconocer el territorio por la cantidad de material lávico que hay», señala Eva. También destaca que previo a los vuelos de reconocimiento de dron, el equipo de Vinos La Palma marcó en un mapa las zonas donde querían obtener imágenes para posteriormente ser evaluadas. «En este caso, solo evaluamos la zona sur, que comprende Jedey, Las Manchas, San Nicolás, el Llano de Tamanca... y nos cuenta tremendamente identificar los sitios. Se ha convertido en una visión en blanco y negro de lo que era La Palma», añade la gerente.
A pesar de lo complicado que supone hacer una valoración del daño en viñedo, Eva asegura que los últimos datos obtenidos por los vuelos de dron, apuntan que la superficie afectada ya alcanza las 40 hectáreas de terreno inscrito en la denominación de origen, aproximadamente. Además, de la parte sepultada por las coladas, que supone alrededor de 15 hectáreas aproximadamente, ya se habla de más de 20 hectáreas exclusivamente afectadas por la ceniza volcánica en el sur de la isla, «esa parte sí sería susceptible de ser recuperable, pero va a depender de cuánta ceniza tenga encima, que a su vez depende de la proximidad al cono volcánico, la dirección de los vientos, de las ganas y ayudas de las personas e instituciones en la recuperación de estos cultivos», añade Eva. De la zona afectada por la acumulación de ceniza, se calcula que un 10% de la uva que entra en las bodegas con denominación de origen entra de ese área actualmente afectada.
Actualmente, en la isla de La Palma que corresponde al Consejo Regulador hay 485 hectáreas para el cultivo de la viña. Al restarle las hectáreas que ya se encuentran prácticamente inutilizables debido a los efectos del volcán, Eva Hernández asegura que «ya se está notando esa deficiencia en la producción de viña y en los materiales recogidos de estas zonas, que aunque supongan un porcentaje menor que los cultivos de viñedo en el norte, forman parte de la cadena de producción y por lo tanto en cuanto a cantidades, notamos la escasez». Las cosechas de este último año se han visto extremadamente mermadas por varios factores que ha vivido la isla aparte del reciente volcán: las sequías, los incendios, olas de calor que cada vez son más frecuentes. «El volcán ha llegado para acrecentar un problema que ya venía caminando desde hace bastantes años; ha venido a minar los ánimos de todos y a sacar a relucir unas carencias que veníamos arrastrando», apunta Eva.
Recientemente, el equipo de Vinos de La Palma, ha mantenido encuentros con representantes agrícolas de la Institución Insular para exponer los problemas que el cultivo de la viña arrastra desde hace años y las escasas soluciones que desde la sede central se otorgan. «Necesitamos ayudas inminentes, pero también un plan de futuro que nos permita una solvencia a largo plazo, a diez o quince años. Mi sensación sobre la situación actual es que todos estamos muy abrumados porque esta pesadilla no ha acabado», concluye.
Cuando el volcán duerma despertaremos»
El equipo de D. O. Vinos de La Palma destaca que lo importante no es esperar a que termine el proceso eruptivo si no empezar a reflexionar para poner en marcha todas esas ideas y propuestas para volver a levantar el cultivo y la vida agrícola en La Palma. «Cuando el volcán duerma es cuando realmente despertaremos», dice Eva Hernández. Y trabajan a su vez en un proyecto de variedades de viña y apunta que en febrero, en la zona que actualmente está afectada tanto por las coladas de lava como por ceniza, se recolectaron 13 variedades uva diferente lo que supone un patrimonio inmaterial que está siendo perdido por esta catástrofe. «Son pequeños proyectos y cosas que van sumando un problema muy grande y nos hace darnos cuenta que a medida que pasan los días, el daño es mayor». Muchos viticultores han rechazado este año las ayudas por todo lo que este fenómeno está arrasando ya que no pueden acogerse a las diferentes prestaciones que ésta les ofrece: ya sea porque han perdido sus cultivos, porque no pueden acceder a las zonas a regar o bien porque la cosecha de este año ya se da por perdida.
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