Opinión

Bocas de reinas y plebeyas

Mujer embarazada en el dentista
Mujer embarazada en el dentistaDreamstimeDreamstime

Cada vez que leemos un libro de historia solemos sorprendernos con la cantidad de esposas jóvenes de los reyes a las que sobrevivían sus maridos. La explicación es fácil, pero no la asociamos a nuestro tiempo: las mujeres (todas) durante siglos, parían sin cesar y sin poder elegir cuando sí o cuando no. Los embarazos se sucedían y con ellos la tortura de los cuerpos femeninos. Entonces no había vitaminas, ni ácido fólico, ni cuidados preventivos ni siquiera para las reinas (ese universo es, por cierto, todavía, el de muchos lugares del planeta). Y embarazo a embarazo y parto a parto las monarcas por derecho, consortes o regentes, iban perdiendo la salud y la belleza como las demás, y también los dientes. En nuestro tiempo y en este lado de las cosas que corresponde a los países privilegiados, las mujeres decidimos cuándo nos quedamos en estado y cuándo parimos. Y en el caso de hacerlo, solemos ponernos en manos de profesionales que nos pautan lo que nos viene bien, dependiendo de nuestras propias características y de nuestra edad (no es lo mismo un embarazo a una edad que a otra, ni en unas circunstancias o en otras). Lo curioso es que, a veces, olvidan recomendarnos unos cuidados específicos para nuestras bocas, infinitamente más sensibles y proclives durante los embarazos a las caries, gingivitis, sangrados de encía y otros problemas más severos. Ya no damos por hecho que nos quedaremos sin piezas cada vez que queramos ser madres, como ocurría antaño; pero tampoco nos concienciamos de la importancia de nuestra salud bucal en un momento tan decisivo de nuestra vida. Siempre es mejor prevenir que curar y en el caso de las bocas de las embarazadas, con mayor motivo, sean reinas o plebeyas.