Opinión

Ni culpables, ni guerreras, ni heroínas

Una médica con el lazo por el Día Contra el Cáncer de Mama
Una médica con el lazo por el Día Contra el Cáncer de MamaTRANSGRANCANARIA SWETRANSGRANCANARIA SWE

La única medida real contra el cáncer es ponerse en manos de la ciencia. Iba a decir, «luchar contra él», «aniquilarlo», «vencerlo», pero el discurso impecable de Ana Rosa Quintana, que sabe bien de lo que habla, citando a la no menos conocedora del asunto, Olivia Newton-John, me ha girado la perspectiva. «Hay que cambiar la narrativa bélica. La palabra ‘lucha’ conlleva un discurso de triunfo o derrota, y no es justo», dijo. Y me hizo reflexionar. Recordé que hace unos años, María Blasco, la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, fue tajante al hablarme en una entrevista de «la culpa». Me precisó que no se puede reprender a nadie por contraer cáncer y que hay personas que independientemente de sus hábitos de vida lo desarrollan porque les toca. Es innegable que hay muchas recomendaciones para la prevención y el diagnóstico precoz, que son tan imprescindibles como vitales, pero, por desgracia, el cáncer, como cualquier enfermedad, es caprichoso; o al menos, la ciencia todavía no sabe a qué obedece que aparezca cuando supuestamente no le correspondía. El pasado miércoles, en la celebración del día contra el cáncer de mama, España se inundó de lazos rosas, buenas intenciones… y de exigencias hacia las mujeres que lo sufren: «tenéis que luchar», «sois valientes», «heroínas»... Y como bien dijo Ana Rosa: «detrás de la palabra cáncer hay mujeres (un 1% de hombres) y no guerreras ni soldados». Mujeres que tienen derecho a quejarse porque ni son combatientes ni tienen la culpa de esa «guerra». Aunque eso tampoco las curará. Así que menos ánimos para acrecentar su «valor en el frente» y más apoyo real y comprometido a la investigación y la ciencia. No es lo primero sino lo segundo lo de verdad necesitan.