Religión

El Papa: «Sean audaces ante la cultura del descarte»

Francisco se hace presente a través de una carta en la apertura del XXIV Congreso Católicos y Vida Pública

Marcelino Oreja, Alfonso Bullón de Mendoza, Monseñor Bernardito Auza, Fidel Herráez y Rafael Sánchez Saus
Marcelino Oreja, Alfonso Bullón de Mendoza, Monseñor Bernardito Auza, Fidel Herráez y Rafael Sánchez SausCEUCEU

El Papa quiere cristianos que se conviertan en «agentes de la nueva evangelización siendo audaces ante la cultura del descarte». Es la encomienda que les planteó ayer a los participantes en el XXIV Congreso Católicos y Vida Pública organizado por la Asociación Católica de Propagandistas y que acoge hasta el domingo la Universidad San Pablo CEU.

En una misiva leída en la tarde de ayer por el nuncio en España, Bernardito Auza, Francisco invita a la plataforma fundada por el jesuita Ángel Ayala a renovar su «comprometido esfuerzo por hacer crecer en todas las dimensiones de la persona» especialmente «a las nuevas generaciones».

El diplomático vaticano presidió la sesión de apertura de este foro de reflexión en el que están inscritos un millar de congresistas y que contó como primer ponente con el político chileno José Antonio Kast. Para el nuncio filipino, «la participación de los laicos es decisiva para el presente y el futuro de la Iglesia y de la sociedad». Aunque reconoció que en el contexto actual «es fácil desanimarnos y tirar la toalla frente a una sociedad profundamente secularizada», apuntó que «no hay lugar para el desaliento y el pesimismo».

Junto a Auza, también intervinieron en el acto de apertura el presidente de la ACdP, Alfonso Bullón de Mendoza, el vicepresidente Marcelino Oreja, el director del Congreso, Rafael Sánchez Saus, y el consiliario de la entidad, Fidel Herráez. Bullón de Mendoza compartió la necesidad de trabajar en este congreso en aras de evangelizar desde un mano a mano entre «misericordia y verdad». Por todo ello, deseó que este foro sea «fecundo y rico en frutos de fe esperanza y caridad».

Por su parte, el director del Congreso, Rafael Sánchez Saus, aseveró que «estamos ante el mayor desafío del cristianismo del siglo XX: una redefinición del bien al margen del Evangelio». A la par, se mostró convencido de que se está imponiendo «la mega ideología» de la «corrección política», de la mano de las «grandes corporaciones» y «organismos internacionales que proyectan agendas que determinan hasta el mínimo detalles de la vida».

En esta misma línea, Marcelino Oreja subrayó que «debemos preocuparnos de un legado que puede llevar a la sociedad un mensaje de esperanza». Desde ahí, incidió en la existencia de «un ambiente que amenaza con ser disolvente para las convicciones del creyente» que desemboca en «la opinión vacilante de algunos católicos».

El arzobispo emérito de Burgos, Fidel Herráez, alentó a los congresistas a asumir «el derecho y el deber de recibir, trasmitir e incrementar» el don recibido de la fe. Eso sí, el prelado aclaró que esta misión evangelizadora requiere hoy pasar «de una actitud de resistencia a una actitud de influencia positivista» para «transmitir lo esencial». Remitiéndose al pontífice argentino, señaló que hay que «conversar con fidelidad dinámica el legado recibido para mejor servir a la Iglesia a la sociedad con dosis de creatividad».

En la primera ponencia del congreso, José Antonio Kast entonó un «mea culpa» como católico, al señalar que «muchas veces las ideologías y nuestros amigos han avanzado porque nosotros hemos permanecido en silencio».

Convencido de la vigencia de la Doctrina Social de la Iglesia promovida por Francisco, el presidente de la fundación Political Network for Values defendió que «el capitalismo tiene que tener un tinte social», un desafío que «es posible llevar a la práctica».