Agua
Día Mundial del Saneamiento: hacer visible lo invisible
Todavía existen en el mundo millones de personas sin acceso a agua potable y saneamiento, especialmente en áreas rurales
Lejos de lo que nos pueda parecer, una gran parte de la población mundial no tiene acceso a servicios de agua potable y saneamiento gestionados de manera segura. Según datos de Naciones Unidas, en el mundo una de cada tres personas no dispone de agua potable salubre, dos de cada cinco no tienen una instalación básica donde lavarse las manos con agua y jabón y más de 673 millones aún defecan al aire libre. Es por eso que este año el Día Mundial del Saneamiento que se celebra el 19 de noviembre se centra en esta realidad bajo el lema «Hacer visible lo invisible», poniendo de relieve cómo los sistemas de saneamiento inadecuados dañan al medio ambiente, en línea con el Objetivo de Desarrollo 6: «Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos».
El agua subterránea es la fuente de agua dulce más abundante en todo el mundo. Su importancia destaca porque nos proporciona gran parte del agua que necesitamos utilizar para consumo, saneamiento, producción de alimentos, procesos industriales y recarga de acuíferos. Pero no solo es fundamental para la vida humana, sino que esta agua es decisiva para el buen funcionamiento de los ecosistemas naturales y alimenta manantiales, ríos, lagos y humedales. El cambio climático supone también una amenaza en este sentido, ya que afecta a la disponibilidad del agua. A medida que la población sigue creciendo, el agua subterránea va cobrando mayor importancia para asegurar la supervivencia. En línea con la hoja de ruta marcada por la Agenda 2030 y los ODS de Naciones Unidas, Agbar - parte del grupo Veolia - ofrece soluciones en torno a la gestión sostenible del agua y los recursos naturales para las ciudades, la agricultura y la industria en España y América Latina, donde presta servicio de agua a 37 millones de personas en más de 1.200 municipios. Con la innovación, la digitalización y el impulso de las alianzas como base, el grupo pone el foco en la preservación de las fuentes de agua gracias a una gestión diversificada de los recursos hídricos y de las aguas subterráneas a partir de la optimización en la extracción de recursos. Además, Agbar se encarga de supervisar el riesgo de sobreexplotación y promover la recarga de los acuíferos a fin de aliviar la presión sobre los ecosistemas hídricos.
Los acuíferos del delta del río Llobregat, por ejemplo, comenzaron a utilizarse a mediados del siglo XX para abastecer al área metropolitana de Barcelona. Su uso intensivo provocó su degradación: su principal efecto fue la pérdida de capacidad de almacenamiento y la entrada de agua marina, poniendo en peligro el suministro. Con el objetivo de revertir esta situación, se construyó una línea de pozos cuya misión era inyectar agua regenerada procedente del tratamiento avanzado de la ecofactoría del Baix Llobregat. El resultado es una especie de barrera que frena la intrusión salina y mejora la calidad del agua de este acuífero.
Otro ejemplo es LIFE Matrix, un proyecto cofinanciado por la UE que quiere demostrar la viabilidad de una solución basada en la naturaleza para recargar los acuíferos con agua regenerada de la depuradora La Víbora, en Marbella (Málaga). Se trata de una zona con un gran estrés hídrico en la que, además, se duplica la demanda durante los meses estivales por la llegada de población turista. Según lo previsto, la depuradora será capaz de regenerar hasta 50.000 m3 de agua al año para su posterior infiltración.
Actualmente Agbar lidera en España la gestión del servicio de depuración con más del 25% del agua residual tratada en territorio nacional. Esto supone operar en más de 650 estaciones depuradoras con un volumen de 1.020 hm3 de agua depurada al año, un volumen que equivale al de más de 340.000 piscinas olímpicas. Como parte de la estrategia del grupo de apostar por la economía circular y proponer soluciones con residuo 0, Agbar fomenta la transición hacia un modelo más sostenible, capaz de reciclar y valorizar los recursos en lugar de sobreconsumirlos. En este marco surge la idea de transformar las plantas de tratamiento de agua más tradicionales en instalaciones renovadas bajo el nombre de «ecofactorías», sustentadas en cuatro pilares: descarbonización energética, reutilización del agua, aprovechamiento de los recursos generados para nuevos usos y cumplimiento de la actual normativa vigente sobre el control de alcantarillado y los vertidos en el medio ambiente.
Este modelo se aplica en diferentes puntos de España: la ecofactoría Bio Sur de Granada, gestionada por Emasagra, y la ecofactoría del Baix Llobregat en Barcelona, mencionada anteriormente, operada por Aigües de Barcelona.
Las zonas urbanas son las que acumulan más densidad de población y, por tanto, demandan más recursos. El agua es un recurso tan necesario como finito, por lo que resulta de gran urgencia utilizarla con responsabilidad y apostar por su regeneración. Como a partir de sistemas avanzados para depurar aguas residuales que se puedan volver a usar en riego de calles y zonas verdes o procesos industriales, por ejemplo, como ya hacen en Agbar.
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