Relaciones de pareja

Si va a cometer una infidelidad en algún momento del año, seguramente sea durante estos días

La Navidad es la época en la que se producen mayor número de aventuras fuera de la pareja, y el lugar donde más ocurre es en las cenas o fiestas de empresa

Infidelidad
InfidelidadTeresa Gallardo

Nos encontramos inmersos en el momento del año en el que el 57% de los hombres y el 63% de las mujeres reconoce haber sido infiel a su pareja. Se puede pensar que es contradictorio dado que se supone que, a lo largo de estas semanas con festividades familiares concatenadas, parece haber pocas probabilidades de hacer algo sin que se entere la pareja, pero olvidamos la irrenunciable cena o fiesta de Navidad de la empresa.

Y es que, si hay una oportunidad para estrechar lazos con todos los cargos y departamentos de la oficina, es esta. Un momento en el que esas tensiones sexuales que existen en las horas de trabajo fluyen de forma más cercana, y el alcohol no ayuda a tomar las decisiones más acertadas. De hecho, el 77,4% de los infieles en cenas navideñas aseguran haber vivido una aventura fugaz, y la mayoría hacen responsable al alcohol. Sólo el 22% dicen haber alargado la relación con varios encuentros.

Según encuestas llevadas a cabo por distintas plataformas (Global Risk, Ashley Madison, entre otras) en distintos países del mundo, cerca del 70% de las infidelidades se producen en el lugar de trabajo. También indican que ciertos momentos parecen ser más proclives para cometer adulterio. Varios estudios apuntan a que los miércoles por la tarde es el momento de la semana en que se producen más aventuras. Científicos de la Universidad de Harvard explican que las experiencias rutinarias y el contacto prolongado con la persona deseada. Esta rutina puede ir menoscabando la resistencia moral a la infidelidad.

En el fondo, la pregunta que subyace es si nuestro cerebro está programado para llevar mejor la monogamia y la fidelidad sexual o si, por el contrario, vamos «contra natura» cuando tratamos de mantener una lealtad física y emocional a la misma persona durante toda nuestra existencia. No en vano, nuestra especie está dentro del escaso 3% de mamíferos que tienen una vida en pareja monógama. Según el informe «Infidelidad y evolución de las relaciones no monógamas en España y Europa» realizado en 2021 por la consultora Yougo para Gleeden –una plataforma de encuentros fuera del matrimonio– el 42% de los hombres españoles ha sido infiel alguna vez frente al 31% de las mujeres, aunque en los últimos años la cifra de mujeres infieles se está incrementando, mientras la de hombres tiende a la baja.

«Si que parece haber una cierta evidencia de que el número de mujeres que tiende a tener una aventura o a ser infiel a su pareja está creciendo. Esto puede ser fruto de dos factores: que antes no se diera tanta visibilidad a esto o que, efectivamente, ahora esté siendo más frecuente porque más mujeres priorizan más sus necesidades, las tienen más en cuenta, tratan de cubrirla, y anteriormente estaban más volcadas- sobre todo en relaciones heterosexuales- en el bienestar de sus parejas», destaca la sexóloga Ana Lombardía.

Otros estudios, entre ellos uno publicado por la American Sociological Associaton, han demostrado que la infidelidad no está directamente relacionada con la insatisfacción del día a día, sino que tiene más que ver con la composición de nuestro cerebro.

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InfidelidadTeresa Gallardo

Predispuestos genéticamente

Según los expertos (antropólogos, sociólogos, sexólogos, psicólogos) la infidelidad es un fenómeno multifactorial. La genética, por su parte, parece que puede explicar hasta el 40% de los casos en mujeres y el 62% en hombres. Varios estudios recientes señalan que ciertas personas tienen más posibilidades de ser infieles, dependiendo de su biología. Al parecer, la infidelidad es más común en personas que tienen una variación de los genes DRD4 y AVPR1A, que se asocian con los comportamientos que estimulan el placer y hacen sentir la necesidad de tener vínculos más allá de la monogamia.

Un estudio hecho por las Universidades Binghamton y New York State (Estados Unidos) explica que hombres y mujeres que poseen estas mutaciones reaccionan de manera más aguda a la dopamina, un neurotransmisor que se libera después de un acto placentero, como el acto sexual. El 50% de las personas estudiadas y con estas mutaciones, habían sido infieles.

Un reciente y muy visto artículo de «The New York Times» refiere a un estudio de la Universidad de Queensland, en Australia, donde se buscó establecer la relación entre la infidelidad y el gen que gestiona la vasopresina. Según Richard A. Friedman, profesor de psiquiatría clínica en el Weill Cornell Medical College (Estados Unidos) se trata de una hormona que afecta la confianza, empatía y regula también el vínculo sexual en animales. La investigación observó la vida sexual de 7.400 gemelos en Finlandia, con el objetivo de establecer vínculos genéticos que se correlacionaran con la infidelidad de pareja o «comportamiento promiscuo». Se determinó que el 9.8% de los hombres y el 6.4% de las mujeres reportaron dos o más parejas sexuales el año previo al estudio, y que el 40% de la «variación en comportamiento promiscuo en mujeres puede atribuirse a los genes».

¿Es contagiosa?

Otro aspecto sobre este comportamiento que se ha evidenciado en investigaciones científicas es que es mucho más probable que cometas infidelidad si alguien de tu entorno cercano ya lo ha hecho y le ha ido bien. Un trabajó israelí publicado en la revista «Archives of Sexual Behavior» mostró que tener cerca algún caso de infidelidad puede disminuir el deseo y el nivel de compromiso con la pareja propia, aumentando el deseo de encontrar a alguien de fuera. «Saber que otros tienen aventuras extramatrimoniales puede hacer que la persona se sienta más cómoda en caso de cometer infidelidad», destacaron los autores.

La infidelidad existe desde que el mundo es mundo, pero, quizá, estemos viviendo actualmente uno de los momentos en los que más se ha democratizado. La tecnología, las redes sociales y las apps de citas han allanado el camino para que cualquier persona pueda tener una aventura desde la comodidad de su smartphone. Así, se ha convertido en algo pretérito y universal, que no entiende de credos políticos o religiosos, género u orientación sexual. «La infidelidad está al alcance de cualquier bolsillo, de cualquier tipología corporal. El físico y el estatus económico son indiferentes», explica José María Cuesta, diplomado en Criminología – en la especialidad de Investigación Privada– y detective privado habilitado por el Ministerio del Interior, en su libro «Manual para detectar infidelidades» (Arcopress, 2022).

En él, Cuesta ofrece todas las herramientas para realizar con éxito una investigación desde un punto de vista analítico y estratégico, con las principales técnicas que utilizan los mejores detectives profesionales para descubrir si estamos siendo víctimas de una infidelidad. «Cualquier lector que crea que está siendo engañado, o busque no ser descubierto, o, simplemente, quiera instruirse sobre el enigmático y fascinante mundo de la investigación privada, haría bien en leer estas páginas», señala.

«El concepto romántico de la pareja no es una empresa fácil y las perspectivas no son muy halagüeñas. El amor de usar y tirar, las relaciones efímeras, está al alcance de un clic», concluye.