Pendientes de la apelación

El abogado de Pablo Ibar: «Si hubiera otro juicio se podría lograr la absolución»

Muestra su optimismo en una conversación con LA RAZÓN

En 2024 se cumplirán 30 años desde que fuera privado de libertad. De ellos, 16 los pasó en el corredor de la muerte. El caso de Pablo Ibar, el español acusado y condenado a cadena perpetua en Florida, es un recordatorio desgarrador de lo frágil que puede ser la libertad, pero también un ejemplo de lucha incansable y perseverancia por conseguir que se haga justicia. Y es que Ibar siempre negó haber cometido el triple crimen por el que fue sentenciado con la pena capital y, tras la anulación de esta sentencia, condenado a cadena perpetua. Su caso se encuentra ahora a la espera de que el Tribunal de Apelaciones del 4º Distrito Judicial de Florida decida si, tras la vista de apelación del pasado 28 de febrero, acepta el recurso presentado por la defensa, en el que pide la celebración de un nuevo juicio con todas las garantías legales y la anulación de la cadena perpetua.

«Se abre un periodo de deliberación entre los miembros del tribunal cuyo fallo puede prolongarse varios meses e, incluso, un año». Así lo ha explicado el abogado de Pablo Ibar, Joe Nascimento, durante su visita a España. Esta acción se enmarca dentro de las múltiples iniciativas que la Asociación Pablo Ibar-Juicio Justo viene realizando desde hace más de 20 años para denunciar la situación en la que se encuentra Ibar.

En declaraciones para LA RAZÓN, el letrado se ha mostrado esperanzado y optimista ante la posibilidad de que el Tribunal de Apelaciones del Distrito Cuarto de Florida (EEUU) acuerde la celebración de un nuevo juicio en el que puedan demostrar su «inocencia». Se basa en las percepciones que extrajo tras la vista oral celebrada el 28 de febrero. «Las preguntas y el tono de los jueces llevan a pensar que entienden la naturaleza de los errores e injusticias que se dieron en la repetición del juicio. Por ejemplo, las preguntas de los jueces mostraban preocupación sobre la fiabilidad de la prueba de ADN presentada y sobre la falta de relación entre las víctimas y Pablo», ha comentado. Y ha asegurado: «Si hubiera otro juicio se podría lograr la absolución. Nos acercamos a un momento clave». En el caso de que la apelación no prospere en esta instancia, ha asegurado que recurrirá al Tribunal Supremo de Florida.

Nascimento ha descartado con prudencia que los hechos evolucionen hacia una nueva condena a muerte: «En principio, estaría descartado por la no retroactividad de las leyes». Sin embargo, ha hecho hincapié en el empeoramiento de la atmósfera política en Florida: «Los cambios que se acaban de producir en el Estado de Florida respecto a la legislación sobre la pena de muerte hacen que sea más fácil condenar a muerte y ejecutar. En la actualidad, hay 29 estados en Estados Unidos en los que se aplica la pena capital y en dos de ellos, Alabama y Florida, no se requiere de veredictos unánimes. En estos casos, basta con ocho votos de los doce jurados para condenar a muerte. Por lo tanto, me temo que no podemos ya predecir lo que pueda o no pueda ocurrir en relación con la retroactividad de la ley».

Mientras el proceso judicial sigue su curso, la Asociación Pablo Ibar- Juicio Justo y los familiares y amigos del preso continúan trabajando en la recaudación de fondos que permitan costear la apelación. El presupuesto para esta es de 164.200 euros.

Los hechos que se encuentran en procedimiento judicial se remontan a junio de 1994, cuando dos individuos armados irrumpieron en un chalet y acabaron con las vidas del dueño de la casa y de dos jóvenes que se encontraban en el lugar. La secuencia de los crímenes fue grabada por una cámara de vídeo situada en el salón de la casa que, en un momento determinado, captó el rostro de un joven con rasgos latinos a quien la Policía identificó como Pablo. Por estos hechos, Ibar fue sentenciado a la pena capital en un segundo juicio (el primero fue nulo al no llegar el jurado a un acuerdo). Tras pasar dieciséis años en el corredor de la muerte, la condena fue revocada por el Tribunal Supremo de Florida, que estimó que no existían «pruebas físicas» que conectasen a Ibar con el asesinato.

Tras esta decisión, Ibar fue juzgado nuevamente en 2018 y condenado a cadena perpetua. Para este juicio, la Fiscalía incorporó de manera inesperada una prueba de ADN que Joe Nascimento cuestionó. Recordó que, hasta ese instante, todos los análisis que se habían efectuado habían dado negativo, de manera que no había vestigio biológico alguno que indicara que Ibar hubiese estado en el escenario de los hechos.

Según la defensa, solo podía ser producto de una contaminación durante la custodia.