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Verano
Con las olas de calor batiendo récords año tras año y el uso masivo de aire acondicionado disparando las facturas, la búsqueda de soluciones sostenibles y eficientes para enfriar espacios se ha convertido en una prioridad mundial. En este contexto, un equipo de científicos del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea (KAIST) ha presentado una innovación que podría marcar un antes y un después en la arquitectura urbana: una ventana inteligente que puede llegar a reducir hasta 27ºC la temperatura del hogar.
A diferencia de los sistemas tradicionales, esta ventana no depende de compresores ni ventiladores para refrigerar el ambiente. Lo hace controlando la entrada de luz y calor solar mediante un mecanismo electroquímico avanzado que responde al voltaje aplicado. Es decir, puede pasar de dejar entrar la luz y el calor a bloquearlos de forma selectiva y eficiente, adaptándose a las condiciones meteorológicas del momento.
El resultado es una estructura que no sólo mejora el confort térmico en el interior, sino que también reduce el consumo energético derivado del uso de climatización artificial. Además, resuelve un problema común en muchas ventanas reflectantes: los deslumbramientos que afectan a peatones y conductores al reflejar intensamente la luz del sol.
El sistema, denominado RECM (siglas en inglés de espejo electrocrómico y electrodeposición reversible), combina dos tecnologías clave. Por un lado, utiliza materiales electrocrómicos, como el azul de Prusia, que cambian de color y de capacidad de absorción lumínica al recibir un voltaje. Por otro, incorpora un sistema de electrodeposición que permite formar y disolver una capa metálica de plata ultrafina sobre el cristal, actuando como escudo frente a la radiación infrarroja, es decir, el calor.
Gracias a esta doble función, la ventana puede operar en tres modos distintos:
Para comprobar su eficacia, los investigadores probaron el sistema en una maqueta de casa equipada con una fuente de calor artificial. Con una ventana convencional, la temperatura subió hasta casi 59 ºC en apenas 45 minutos, según afirma el estudio. En cambio, al instalar el sistema RECM y activar su modo de bloqueo térmico, la temperatura descendió hasta los 31,5 ºC: una diferencia de más de 27 grados, siguiendo con lo que explica la citada investigación.
Aunque estos ensayos se realizaron en condiciones controladas de laboratorio, los resultados demuestran el potencial de esta tecnología para transformar la climatización de espacios sin necesidad de consumo energético activo.
Si bien la arquitectura urbana es el campo de aplicación más evidente, la versatilidad de estas ventanas inteligentes podría extenderse a otros ámbitos. Automóviles, trenes, autobuses o incluso aviones podrían beneficiarse de esta tecnología, reduciendo su necesidad de refrigeración y mejorando la experiencia de los ocupantes.
Además, al evitar los reflejos visibles, este tipo de ventanas ofrece una ventaja clave frente a otras soluciones inteligentes ya existentes. En ciudades con grandes fachadas acristaladas, como Nueva York o Dubái, los deslumbramientos han llegado a provocar accidentes de tráfico o molestias visuales severas. La tecnología RECM promete resolver este problema sin renunciar al diseño moderno y a la eficiencia energética.
Aunque aún se encuentra en fase de desarrollo y no se ha implementado a gran escala, los expertos coinciden en que este tipo de avances son fundamentales para hacer frente al desafío climático. Edificios que se adaptan de forma inteligente a las condiciones del entorno, que reducen el consumo de energía y que protegen tanto a sus ocupantes como al entorno urbano serán la norma en las próximas décadas. Y quizás, en un futuro no tan lejano, podamos decir de verdad: adiós al aire acondicionado.
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