Entrevista
Ángel Villamor: «No podemos querer ser ‘‘Iron Man’’ a los 50 años»
El reputado traumatólogo y director médico de iQtra Medicina Avanzada advierte de los peligros de la actividad explosiva de gimnasio y desvela los tratamientos biológicos sin cirugía que han revolucionado la traumatología
Lo primero que hace el doctor Ángel Villamor (Madrid, 1965) nada más despertarse cada mañana es leer cuatro artículos médicos nuevos relacionados con su especialidad. Es una costumbre que arrastra desde que era estudiante de Medicina. Si en alguno de esos textos encuentra algo que le llama la atención, contacta con su autor e, incluso, le visita para conocer de primera mano los avances descritos en el artículo. Así es cómo este genio de la traumatología se ha convertido en una eminencia mundial. Cuando entramos en la clínica que dirige en Madrid, iQtra Medicina Avanzada, es como si nos trasladásemos al Paseo de la Fama de Hollywood. De sus paredes cuelgan parte de los rostros conocidos que han pasado por sus manos:toreros, pilotos de motociclismo, esquiadores... También ha sido el traumatólogo de confianza del Rey Juan Carlosy más recientemente, el presentador Pablo Motos hizo lo propio para superar una lesión en el brazo. Amable, humilde y directo, nos revela por qué las lesiones corporales se han disparado en los últimos años.
La especialidad de Traumatología es la que acumula más pacientes para ser operados, alrededor de 190.000. ¿Cuál es el problema? ¿Nos rompemos demasiado o hay pocos traumatólogos?
En los últimos cinco años hemos experimentado un auge de las lesiones como consecuencia de prácticas deportivas muy agresivas como el triatlón, las maratones, el gimnasio o el «crossfit». Una de cada tres de las lesiones que tratamos en la clínica se deben a este motivo. No es que estos deportes sean insanos, sino que depende del modo de practicarlo. A diferencia de la generación de nuestros abuelos, que no hablaban de deporte, nosotros hemos empezado a preocuparnos por la salud y la actividad física, pero nos falta ir un paso más allá, una generación más en la que se empiece a discernir sobre qué es bueno de la de la actividad física y qué no.
O sea que el deporte no es siempre sano...
Como digo, estamos encontrando un montón de patologías y de lesiones consecuencia de esta euforia o de esta confianza ciega en que la actividad física y el deporte son sanos. Hay que saber dónde están nuestros límites. Debemos asumir que no se puede querer ser un triatleta o «Iron Man» con 50 años. Puedes practicar ese deporte, pero a nivel amateur y conociendo tus limitaciones y tu mantenimiento. Hay que saber dar con el punto que te mantiene sano y no querer superarlo. Eso es difícil para muchos.
¿Cuáles son las principales lesiones fruto del ejercicio físico mal practicado?
Son lesiones por fatiga, por estrés mecánico o por sobresfuerzo. No son tanto accidentes, como por ejemplo vemos en el esquí o en el motociclismo. Entre las que están relacionadas con el gimnasio vemos muchas lesiones en los cartílagos de las rodillas, condromalacias rotulianas por sobresfuerzos en sentadillas o salto de bancos, muchas lesiones de tendones de hombro por practicar mucho ejercicio de barra y por encima de la cabeza y también deterioros articulares.
En la mayoría de los casos son en personas de mediana edad, y hago hincapié en este aspecto porque cada vez somos más conscientes de que todo deporte tiene un deterioro, pero el cuerpo humano, durante la noche, se repara. Sin embargo, esa capacidad de reparación disminuye con la edad. Tenemos que empezar a educarnos en tiempos de reposo más amplios entre la práctica del deporte. Creo que las generaciones futuras estarán más concienciadas sobre la necesidad del descanso y la adaptación de la práctica deportiva.
¿El «boom» de los entrenadores online juega también en contra de la salud?
Sin duda es algo peligroso. La moda está ahí, hay muchos tutoriales en diferentes canales, pero hay que tener cuidado. También hemos notado que tras la pandemia ha habido un efecto rebote. Tras estar encerrados se disparó la fiebre por hacer ejercicio. Los gimnasios se han llenado, me parece bien, pero hay que intentar ser más saludable siguiendo las directrices correctas.
Hablando de la pandemia, ¿cómo valora la gestión que se ha hecho en España de esta crisis sanitaria mundial?
Ha sido un tema muy difícil. Con aquel volumen de pacientes los médicos no sabían cómo manejarse. Me recordaba a cuando se hacía la «mili» y se estudiaba medicina de guerra, cuanto tienes que enfrentarte a elegir a quién tratar. Hasta que llegó la covid, los médicos vivíamos en la confianza de que éramos capaces de curarlo todo, pero esta patología se nos iba de las manos. Lo que hicieron los sanitarios fue un acto de valor importantísimo y yo creo que no ha habido reconocimiento alguno por ello. Además, cuando la política se mete de por medio...
Recientemente ha salido publicado un informe sobre la percepción que tienen los ciudadanos europeos sobre su sistema sanitario y la nota no ha llegado al aprobado. ¿Tiene muchas deficiencias nuestro sistema?
El sistema español siempre ha sido muy competitivo y efectivo. La formación de los sanitarios es, sin duda, excelente, pero estamos dejando que nuestros médicos se vayan fuera, donde les contratan rápidamente por su formación excepcional. El problema es el volumen que tenemos de pacientes. Somos una Seguridad Social que atiende a todos como no ocurren en otros países y esto deriva en un volumen gordísimo de pacientes que no se compensa con suficientes especialistas. Los médicos están ya en un nivel de exigencia que toca el techo. Están saturados, pero aquí, de nuevo, es donde entran las elecciones políticas.
Ser el traumatólogo de referencia de centenares de celebridades debe ser un orgullo, pero a veces también puede ser contraproducente. ¿Es cierto que el Rey Juan Carlos perdió su confianza?
Nunca he necesitado hacer publicidad de los pacientes que trato, pero casi siempre se acaba sabiendo y no es por mí. El tratar a este tipo de pacientes supone ponerte en el punto de mira de todo el mundo y a veces puede ser dañino. En el caso del Rey Juan Carlos no es cierto lo que se dijo sobre que dejó de ser mi paciente. Le habíamos operado de una prótesis de rodilla, de una rotura de tendón de Aquiles, de una fractura de cadera para la que pusimos una prótesis y fue en la segunda prótesis fue cuando, al año, sufrió una infección.
Eso es una complicación que puede surgir, pero no es algo que proceda del quirófano. Había que cambiarla y era una cirugía más complicada. Hablamos sobre lo que se podía hacer y fui yo quien le recomendé que el mejor en este caso era el jefe de servicio de la Clínica Mayo, que también es amigo mío. Don Juan Carlos aceptó y le operamos los dos. Es más, el postoperatorio se lo hice yo. Lo que hice fue pedir ayuda a un cirujano excelente y lo que trascendió es que el Rey me había abandonado.
¿Cuáles han sido los casos más complejos a los que se ha enfrentado en el quirófano?
No sé si han sido los más complejos, pero sí algunos de los más interesantes. Para un paciente mexicano reconstruimos en impresión 3D su esqueleto completo para practicar la operación antes de realizarla en quirófano.
Recuerdo también el caso de Miguel López-Alegría, el primer astronauta nacido en España que viajó al espacio. Antes de ese vuelo histórico me visitó en consulta para decirme que le habían seleccionado, pero que tenía un problema en el tobillo, no podía doblarlo y por lo tanto no podía meterse en el traje de astronauta. En EE UU le habían dicho que no tenía solución y él lamentaba que de ser así no podría viajar al espacio. Al verlo, le dije que claro que tenía solución, el problema no era de la articulación sino de un tendón. Le operé y pudo viajar al espacio. Me mando una foto que se tomó allí. Me hizo mucha ilusión.
¿Hacía dónde está evolucionando la traumatología?
Hemos aprendido que la especialidad de traumatología no es tan quirúrgica como pensábamos. En los últimos 10 años hemos disminuido más de un 50% las cirugías. Ahora, el camino son los tratamientos biológicos, que suponen una absoluta revolución, al menos en nuestra práctica diaria. Yo fui de los pioneros en el uso de células madre en España para tratar determinadas lesiones.
Los factores de crecimiento lo que hacen es estimular tu capacidad de reparación. Antes, las roturas de menisco se operaban todas, pero generaban a lo largo de los años artrosis al dejar al hueso sin ese amortiguador. En la actualidad se trata con infiltraciones a base de plasma rico en factores de crecimiento. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con los tendones de hombro. Es espectacular.
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