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Así puedes reconocer un mentiroso al momento, según un psicobiólogo: revisa estos gestos

Los más típicos son evitar la mirada o moverse mucho, aunque, según José María Martínez Huelva, existen otros indicadores de cuándo alguien está ocultando la verdad

Mujer de espaldas con los dedos cruzados
Mujer de espaldas con los dedos cruzadosUnsplash

Hay veces que la vida nos obliga a recurrir a la mentira, sobre todo si queremos evitar las consecuencias de nuestros actos. Existen personas con más y menos habilidad para ello, de la misma manera que hay personas que tienen menos y más remordimiento en ocultar la verdad.

Pero, ¿qué lleva al ser humano a mentir? José María Martínez Selva, autor del libro "La Ciencia de La Mentira" (Paidós, 2024) y catedrático de psicobiología en la Universidad de Murcia, argumenta que existen dos razones fundamentales para ello, que son "obtener un beneficio y protegerse de un daño".

Asimismo, el escritor alicantino escribe que este hecho de mentir aumenta según el riesgo, o lo que es lo mismo, "se miente más cuando el riesgo o el coste de ser descubiertos son muy bajos", así como se ve influenciada por la moralidad del sujeto.

¿Cuáles son los principales signos del mentiroso?

Según el catedrático natural de Elche, cuando se miente hay señales que indican que los sujetos no están diciendo la verdad, y van desde conductuales hasta verbales o fisiológicos. Aunque los más habituales suelen ir desde la evitación de la mirada y los movimientos excesivos, además de los siguientes:

  • Tocarse la boca, nariz, cuello o nuca
  • Cruzar brazos o piernas
  • Exageración de gestos o expresiones
  • Tartamudeos o bostezos
  • Manos en bolsillos o entre las piernas cuando el individuo está sentado
  • Falsa sonrisa
  • Suspiros o sequedad en la boca

Tipos de mentiras

Asimismo, el escritor de la obra diferencia entre dos tipos de mentiras, las sociales y las malas, siendo las primeras las relativas al cotilleo, rumorología y leyendas urbanas. Estas, incluso, podrían no ser consideradas mentiras ya que son esperadas por el emisor y el receptor de la misma. De hecho, estas sirven para mejorar y agilizar nuestras conversaciones cotidianas.

Por otra parte, según Martínez Selva, están las malas mentiras, las que no son esperadas. También suelen dolor, son deliberadas no son toleradas por el receptor de estas. De hecho, y según la gravedad, esta tipologías de mentiras pueden ir desde transgresiones, traiciones e, incluso, amenazas. El grado de tolerancia de estas últimas mentiras depende mucho del receptor, su contexto, número de personas a las que afectan, justificación o reiteración.

¿Qué pasa en el cerebro de un mentiroso?

Por otro lado, existen multitud de estudios que determinan qué sucede en nuestro cerebro cuando mentimos, como el que realizaron investigadores de la londinense University College, que concluyeron que si se repite una mentira por beneficio propio, las emociones negativas que asocia el cerebro a la deshonestidad se van desvaneciendo, provocando que la persona no se sienta mal al mentir.

También está el estudio de Harvard, que determinó mediante el uso de resonancias magnéticas que las personas que están acostumbradas a no decir la verdad ven aumentada un 20% su sustancia blanca cerebral, en detrimento de la sustancia gris, encargada de la búsqueda de soluciones, que se vio reducida un 14%.