Alfredo Semprún
Los españoles, bebedores, pero no tanto
Pese a la creencia popular y a que somos el segundo destino turístico del mundo, España no entra en el «top ten» de los países que más consumen alcohol per capita. Ni siquiera por la cerveza.
Pese a la creencia popular y a que somos el segundo destino turístico del mundo, España no entra en el «top ten» de los países que más consumen alcohol per capita. Ni siquiera por la cerveza.
Europa es, desde lejos, el lugar del mundo donde se consumen más litros de alcohol por persona y año. Hay que bajar hasta el puesto número 12 para hallar un país, Australia, con la misma afición. Los campeones del bebercio, dudoso éxito, son los moldavos que consumen 17,4 litros de alcohol puro por persona y año, que, para entendernos, es como si cada uno de ustedes trasegara 178 botellas de vino o 1.320 latas de cerveza. Como en la estadística hay que descontar a los niños, por lo menos hasta los doce años, es preciso reconocer que Moldavia, un país surgido de la caída de la Unión Soviética, tiene un grave problema de alcoholismo. Le siguen Bielorrusia y Lituania, aunque este último está perdiendo puestos gracias a la campañas de concienciación de su Gobierno y a que está crujiendo a impuestos todo lo referido al alterne. Aunque en la lista de los diez «mejores» figura Andorra, hay que entender que el contrabando juega su papel. Lo mismo reza para El Vaticano, que figura como el mayor bebedor de vino. Todos son adultos y, además, no llegan a una copa por persona al año. En lo que se refiere a España, nuestro país está en el puesto 33, clasificado por consumo de alcohol puro, por detrás de Portugal y Alemania, y por delante de todos los países iberoamericanos. La razón es que los españoles se decantan más por la cerveza –somos los terceros consumidores de Europa occidental, por detrás de alemanes e ingleses– e , incluso, de los que más cerveza sin alcohol demandan, algo que el presidente de la Asociación de Cerveceros, Richard Weissend, explica en que el consumidor busca más una bebida refrescante que una alcohólica. De hecho, nuestras pautas de consumo son muy diferentes a las del resto del mundo. Salvo en edades tempranas, en España el consumo es de carácter social y socializador. Beber es casi obligatorio, pero emborracharse está muy mal visto. Aun así, el alcoholismo es un problema nada desdeñable. Los españoles, consumimos más cerveza y vino que bebidas de alta graduación, justo lo contrario de lo que se hace en el resto del mundo. Y bebemos mucho en bares y restaurantes. No en vano hay que dar de comer a los propietarios de los 250.000 establecimientos que hay aquí.
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