Cambiar el mundo a los ocho años

Apunten los ingredientes de esta preciosa historia. 20 niños generosos. Un profesor movitado. Y unos deberes únicos. Nada más y nada menos que conseguir cambiar el mundo, su mundo. ¿Creen ustedes que lo lograron? Primero debían decidir qué querían cambiar y sólo tuvieron que mirar al pupitre de al lado. Con sólo un 20 por ciento de visión en un ojo llegar al cole para Lía era una odisea. Los semáforos no estaban adaptados. Siguiente paso, buscar la solución. Se le ocurrió a Pelayo. Semáforos adaptados para ciegos. Y a quién pedírselo fue lo siguiente. Buscaron "al señor de los semáforos", al concejal correspondiente. Y le enviaron una carta. La respuesta llegó de inmediato. Este mando. Un sistema de control remoto para activar el aviso del semáforo. Final feliz para esta historia. Deberes hechos. Han aprendido, que sí, que con 8 años, también pueden cambiar el mundo.