Opinión

De los Centros de Cáncer, la entidad beneficiaria única y otros inexistentes planes

Jefe del Servicio de Oncología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid

El Hospital Puerta de Hierro, en la zona básica de salud de Valle de la Oliva, en Majadahonda, Madrid (España), a 3 de noviembre de 2020. Valle de la Oliva es una de las tres ZBS en las que desde ayer la Comunidad de Madrid aplica restricciones de movilidad en la entrada y salida de su perímetro, que se unen a las 32 anteriores. La medida estará en vigor durante 14 días, hasta el domingo 15 de noviembre incluido.3 NOVIEMBRE 2020;MAJADAHONDA;MADRID;RESTRICCIONES;LIMITACIONES;CORONAVIRUS;Jesús Hellín / Europa Press03/11/2020
El Hospital Puerta de HierroJesús HellínEuropa Press

Cada año se diagnostican en Europa cerca de 2,7 millones de nuevos casos de cáncer. Una cifra que, además, no dejará de crecer pues el impacto de la pandemia en la detección hace prever un repunte de los casos diagnosticados en el futuro próximo.

En este contexto, en febrero de 2021 se presentó el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer que, entre sus propuestas, incluía la creación de entidades denominadas «Comprehensive Cancer Centers (CCC)». Centros que, según la definición del National Cancer Institute, realizan atención oncológica, investigación básica y traslacional y formación sobre el cáncer de forma global. La Unión Europea determina que en 2030, el 90% de la población debe estar atendida en estas unidades.

¿Y cómo se ha trasladado esto en nuestro país? Muy «a la española». Tras esta propuesta de la UE, en España, a mediados de noviembre del 2023, los jefes de Servicio de los principales hospitales del país recibimos una apresurada llamada para redactar en una hoja, prácticamente en blanco, las razones por las que nuestros hospitales debían ser considerados para una acreditación como CCCs. Sin la más mínima explicación y sin criterios establecidos.

Con esta premura y falta de directrices, muchos teníamos la sensación de que estaba todo decidido. Era el viernes 24 de noviembre: nos quedaba el fin de semana para trabajar y presentarlo el lunes. Así lo hicimos 20 jefes de Servicio de toda España y estoy seguro hubieran sido muchos más si lo hubieran sabido. La realidad es que se decidió de un día para otro. Pero nadie nos dio un resultado, ni una evaluación, ni una puntuación. Tampoco ninguna explicación de por qué no habíamos sido seleccionados. Nos enteramos de los elegidos extraoficialmente. Esta forma de proceder deja entrever el nulo respeto a los profesionales, jefes de Servicio de Oncología de los principales hospitales del país, y me van a permitir decir también, con muchísimo más curriculum vitae que cualquiera de los que los evalúan.

Nadie se dignó, ni desde la «entidad beneficiaria única», ni desde el Ministerio, a explicar nada, nadie se comunicó con nosotros.

Haré un breve inciso aquí. El tema del CV puede que no sea «políticamente correcto» mencionarlo. Lo hago a sabiendas. Lo veo esencial. Hemos sufrido una pandemia donde se ha visto que si de algo carecía España era de gente con suficiente CV dirigiendo la sanidad. Por tanto, a conciencia repito la importancia del CV, al menos en Sanidad.

La indignación y el estupor desembocó en la carta redactada en Navidad y que se nos contestó con la misma profundidad y reflexión que se había llevado a cabo el proceso previo. Ninguna. Nueva muestra de respeto. En este punto surgen otras derivadas. Si se acepta esto tal cual está programado, que el 90% de la población española sea atendida en estos centros seleccionados, habrá que rediseñar el Sistema Nacional de Salud en sutotalidad. Determinar qué tipo de acreditación se requerirá. Quién debe ser el acreditador de estos Centros, qué debe tener cada hospital, cada cuánto se reacreditarán, qué hacemos con los actuales, qué vías de derivación se han pensado, qué redes se establecerán, cómo se conectarán entre sí… Demasiados interrogantes por resolver.

Otra posibilidad es que, quién corresponda, explique en la UE que, en España, tenemos un modelo ya establecido. También que, a diferencia de otros países europeos, el cáncer lo tratan mayoritariamente los oncólogos, y que disponemos de una red de hospitales de alto nivel por población a atender y por área geográfica. Añadir aquí que, a falta de suficientes redes establecidas por el Ministerio, jóvenes oncólogos de Barcelona (sí, Barcelona) han creado «apps» para conocer dónde encontrar un ensayo clínico para tu enfermo, en cualquier sitio del país –pues pensamos en «país»–.

En España, queda mucho por hacer y mejorar. Es verdad. Tenemos grandes hospitales y grandes servicios de Oncología, tecnología puntera que la sociedad, los ciudadanos con sus impuestos, han puesto en nuestras manos. Contamos con una investigación oncológica reconocida en todo el mundo. Pero la «Estrategia Nacional contra el Cáncer» se queda en eso. Un papel. No hay ni una sola propuesta de evaluar lo más mínimo, ni la ha habido nunca. Tampoco de comparar parámetros. Quizá convendría pensar qué características mínimas debe tener quien la dirija. Probablemente, haber diagnosticado y tratado enfermos sea algo mínimamente exigible. Quizá lo lógico sería que Sanidad y los responsables de la Estrategia –si los hay– establezcan qué se va a considerar en España como mínimos requerimientos para tratar un cáncer, y no haya que pagar a agencias externas por tener un sello.

Quizá esta falta de respeto, de rigor en las decisiones, de transparencia, de chapuza en el fondo, haya servido para algo: nos ha hecho salir a los profesionales, quitarnos las batas y reclamar seriedad y compromiso, planificación y ambición de mejorar nuestro Sistema Nacional de Salud.

Porque ya les voy a decir otra cosa, los médicos, muchos de nosotros, por no decir todos, consideramos este sistema de todos y para todos desde una visión nacional y no local, el código postal no nos importa. Nuestra visión es de país. Por favor, tengan una visión de país y defiendan con racionalidad y conocimiento el Sistema Nacional de Salud.