Astronomía

977 millones de euros para escuchar al universo

Un técnico opera en el observatorio LIGO
Un técnico opera en el observatorio LIGOlarazon

Las ondas gravitacionales predichas por Albert Einstein permitirán a la comunidad científica conocer qué sucedió en el universo en el segundo uno, justo después del Big Bang, así como durante los 400.000 o 500.000 años de vida del universo cuando la luz estaba «atrapada» en una densa materia. La capacidad de detectar estas ondas en el espacio y tiempo tiene el potencial de revolucionar la astronomía al poder estudiar la física con gran detalle.

Una prueba indirecta de la existencia de las ondas gravitacionales fue primero demostrada en los años 70 y 80 por Joseph Taylor y Russell Hulse, al descubrir un púlsar binario, léase una estrella de neutrones con un compañero estelar secundario (que suele ser otra estrella de neutrones) que rotaban una en torno de la otra a alta velocidad. Este hallazgo les valió en 1993 el Nobel de Física. Pero faltaba detectar las propias ondas gravitacionales. Es con ese objetivo con el que arranca el proyecto LIGO, uno de los experimentos más grandes en los que la agencia estadounidense National Science Foundation (NSF) haya invertido jamás. Desde que el Consejo Nacional de Ciencia dio luz verde a financiar su construcción inicial en 1990, NSF ha invertido casi mil millones de euros. En concreto, 977.300.500 euros (1,1 mil millones de dólares), según los datos facilitados por NSF. Una cifra a la que habría que sumar la de «otros organismos de financiación en Reino Unido, Alemania y Australia, que también han contribuido a este esfuerzo», explicó ayer Ivy Ivy Kupec, portavoz de NSF. De hecho, el reciente hallazgo histórico se debe al trabajo de un grupo de más de 1.000 científicos de universidades de todo Estados Unidos y de otros 14 países. En total, expertos (y 250 alumnos) de más de 90 universidades e institutos de investigación que han trabajado mano a mano para desarrollar la tecnología de detectores y analizar los datos.

Y éste no es el único proyecto en marcha. Después de un viaje de seis semanas, el pasado 22 de enero, el LISA Pathfinder llegó a su destino para explorar el Universo gravitacional. Es una primera toma de contacto antes del lanzamiento de una nueva misión por parte de la ESA y de la NASA que se encargará de detectar ondas gravitaciones en el espacio y cuyo lanzamiento se espera para 2025-2030. Es otro proyecto de «casi mil millones de euros», según publicó en su día la «BBC», que permitirá que los astrofísicos puedan hacer frente a algunas de las preguntas claves sobre el Universo y planteará muchas más.