Ciencias naturales
Descubierto el ancestro común de tomates, berenjenas, pimientos y patatas
Un equipo de científicos de la Universidad de Pensilvania ha presentado el que podría ser el fósil del vegetal que dio origen a estos alimentos
Un equipo de científicos de la Universidad de Pensilvania ha presentado el que podría ser el fósil del vegetal que dio origen a estos alimentos
Puede que la palabra «solanácea» no nos diga mucho a primera vista, pero se trata de una de las familias vegetales de mayor importancia socioeconómica del mundo. A ella pertenecen especies tan emblemáticas como la patata, el tomate, el pimiento, el tabaco, la berenjena y las petunias.
Otras solanáceas son también importantes, pero por razones bien distintas. Algunas, como la Browalia, son malezas que albergan plagas capaces de arruinar cosechas. De manera que, para bien o para mal, las solanáceas han contribuido a modificar la historia agrícola de la humanidad.
Ahora un equipo de científicos de la universidad estatal de Pensilvania ha presentado el que podría ser el fósil vegetal de la planta que dio origen a todos estos alimentos, hace unos 52 millones de años. La datación es mucho más antigua de lo que había sido calculada previamente.
La madre de todas las solanáceas es el «tomatillo», un vegetal del género Physalis, emparentado con el actual tomate de cáscara o miltomate mexicano. Estos tomates son peculiares porque crecen dentro de una suerte de caparazón en forma de cáliz de color marrón. Cuando la fruta está madura, rompe su envoltorio y cae al suelo. Es ampliamente utilizado en la elaboración de salsas en la gastronomía latinoamericana. La familia de estos tomates es enorme, de hecho existen más de 2.400 variedades vivas. Aún así, se desconoce mucho sobre su origen. Hasta ahora existía muy poca evidencia fósil de estos vegetales y la que había se limitaba a algunos restos de semillas.
Ahora los investigadores han analizado dos frutos fosilizados encontrados en la Laguna del Hunco, en la Patagonia argentina. Hace 52 millones de años, esa área era en realidad un bosque tropical. En esa zona se han descubierto 6.000 fósiles vegetales, pero sólo dos corresponden al género Physalis. De hecho, son el mejor registro jamás obtenido de la antigüedad de una solanácea. Su protohistoria viene a contradecir algunas de las ideas que se tenían hasta ahora sobre el origen de los tomates y las patatas. Además, la divergencia molecular de estas especies parece haber empezado muy pronto. Este dato sirve para entender mejor cómo llegaron estas plantas a colonizar Latinoamérica y, por ende, a convertirse en futuro alimento para toda la humanidad. En el tiempo en el que vivieron los dos tomatillos ahora descubiertos, Patagonia pertenecía a Godwana, un terreno conjunto en el que estaban fusionados lo que hoy son América, Australia y la Antártida. En esa área del mundo se experimentaba un clima templado y húmedo.
Si ya existían los ancestros del tomate entonces, es evidente que la diversificación de todas las especies de solanácea debió de correr pareja a la división de los continentes. De alguna manera, los herederos de aquellos tomatillos ancestrales debieron de colonizar la zona continental que hoy es América. En ese momento, los sucesivos cambios de clima pudieron propiciar la evolución de diferentes formas vegetales. La familia creció, adquirió miles de integrantes nuevos. Entre ellos, los ancestros de la berenjena, el tabaco, el pimiento, la patata y las petunias.
Todas esas plantas, hoy tan distintas, tienen la misma madre. Y esa madre es mucho más antigua de lo que se pensaba.
✕
Accede a tu cuenta para comentar