Astronomía
La explosión de una supernova a 40 años luz acabaría con la Tierra
Causaría una extinción masiva en el planeta, según la última estimación de los científicos
La explosión violenta de una estrella en forma de supernova podría causar un evento de extinción masiva en la Tierra, si se produjera dentro de un rango de distancia de hasta 40 o 50 años luz.
Es la nueva estimación ofrecida por un equipo liderado por el investigador de la Universidad de Kansas Adrian Melott, profesor de física y astronomía, que corrige al alza el cálculo de un estudio publicado en Nature en 2003, a partir de isótopos de hierro-60 en fondos marinos antiguos correspondientes con una supernova registrado en el vencindario de nuestro sistema hace unos 2,6 millones de años, informa Europa Press.
Melott ha seguido desde estos hallazgos con un examen de los efectos de las supernovas en la biología de la Tierra. En una nueva investigación que aparece en ‘Astrophysical Journal’, el investigador de y sus colegas sostienen que la distancia estimada de la supernova que se cree que ocurrió hace aproximadamente 2,6 millones de años debería reducirse a la mitad.
«Hay aún más pruebas de la supernova ahora --ha señalado en un comunicado--. Las estimaciones de tiempo todavía no son exactas, pero lo que cambió para hacernos escribir este estudio es la distancia. Hicimos este cálculo porque otras personas hicieron un trabajo que hizo una estimación de distancia revisada, que redujo la distancia a la mitad. Nuestra estimación de la distancia es más como 150 años luz». Una supernova explotando en tal rango probablemente no produciría extinciones masivas en la Tierra, según Melott.
«La gente estimó la ‘zona muerta’ para una supernova en un artículo en 2003, y llegaron a unos 25 años luz de la Tierra --añade el experto--. Ahora pensamos que tal vez es un poco mayor que eso, dejaron algunos efectos o no tuvieron buenos números, así que ahora pensamos que puede ser una distancia un poco mayor. No sabemos con precisión y, por supuesto, sería un cambio gradual, pero pensamos algo más como 40 o 50 años luz, así que un evento a 150 años luz debería tener algunos efectos aquí pero no desencadenar una extinción masiva».
Además de su distancia, las condiciones interestelares en el momento de una supernova influirían en su letalidad para la biología en la Tierra, en especial en lo referido a la posición de una línea de campo magnético en dirección a la Tierra desde el área de la supernova, a través de la cual se propagarían los rayos cósmicos de forma más eficiente.
En tal caso, los autores piensan que los rayos cósmicos de la supernova a 150 años luz habrían penetrado en la atmósfera inferior de la Tierra.
«Esta es una cosa mucho más fuerte --explica el investigador--. Los rayos cósmicos de la supernova estarían entrando en la atmósfera inferior, teniendo un efecto sobre la troposfera. Todo tipo de partículas elementales penetran desde altitudes de 70-16 kilómetros y muchos muones llegan a la superficie. El efecto de los muones es mayor, pero imagínense que cada organismo en la Tierra recibe el equivalente de varias tomografías computarizadas por año. La tomografía computarizada tiene algún peligro asociado. Su médico no recomendaría una tomografía computarizada a menos que realmente lo necesite».
A juicio de Melott, el cáncer y las mutaciones serían las consecuencias más obvias para la biología de la Tierra de los rayos cósmicos de una supernova. Con sus coautores, Mellot examinó el registro fósil en Africa, el continente más geográficamente estable en la tierra durante el pleistoceno, cuando probablemente el efecto de una supernova llegó a la Tierra.
«No hubo una extinción masiva, pero si hubo extinción y rotación de especies», afirma Melott, que considera que «no fue lo suficientemente severa como para llamarla una extinción masiva». «Hay algún efecto posiblemente conectado a la supernova pero es difícil de determinar porque hay muchos efectos en competencia como el cambio climático», agrega.
Además de los rayos cósmicos, el equipo encontró que una supernova habría causado que la luz azul brillara en el cielo por la noche durante aproximadamente un mes. «Eso ha demostrado ser algo bastante malo para casi todos los organismos vivos. Se altera el sueño y desordena su producción de melatonina», declara. La ionización atmosférica habría sido otro efecto a tener en cuenta. EP
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