Ciencias humanas
La vida que nació hace 3.500 millones de años
En un yacimiento australiano, un grupo de investigadores ha dado con los restos de vida más antiguos del planeta. Estos microorganismos vivían en un mundo sin oxígeno, en un planeta en el que el gas principal era el metano
En un yacimiento australiano, un grupo de investigadores ha dado con los restos de vida más antiguos del planeta. Estos microorganismos vivían en un mundo sin oxígeno, en un planeta en el que el gas principal era el metano.
¿Cuánto tiempo lleva existiendo la vida en nuestro planeta? ¿cuándo surgieron los primeros ejemplos de actividad biológica por pequeños e insignificantes que nos parezcan a ojos de estos animales superiores y evolucionados que hoy somos?
Es una pregunta que intriga a la ciencia desde sus orígenes y que no tiene fácil respuesta. Probablemente no la tenga a pesar del magno hallazgo que fue anunciado ayer por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles y de la Universidad de Wisconsin-Madison. Porque estos investigadores han presentado los restos fósiles más antiguos jamás descubiertos. Sí, la primera huella dejada por la vida de la que tenemos conocimiento y que fue depositada hace 3.500 millones de años. Podemos asegurar que este planeta ya estaba habitado hace esa friolera de años: 3.500 millones. No es una respuesta a la pregunta con la que abríamos este artículo, pero se le acerca. La ciencia ha superado el récord de antigüedad vital registrado hasta la fecha.
El descubrimiento ha sido publicado en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS) y consiste en la descripción de 11 especímenes microbianos de diferentes taxones. En realidad, lo que se ha estudiado es el resto químico que dejó su actividad. Lo curioso es que entre los restos encontrados, algunos de ellos pertenecen a bacterias que se sabe que se extinguieron hace mucho, del reino de las arqueas, pero otros son coherentes con microorganismos que aún hoy existen. Es decir, el hallazgo parece indicar que hoy en día convivimos con microorganismos que llevan más de 3.500 millones de años sobreviviendo a todos los cambios de ambiente por los que ha pasado nuestro planeta desde su formación.
El objeto de investigación es un grupo de microfósiles (así llamados porque no son visibles a simple vista) que fueron descritos por primera vez en 1993. Se trata de series de estructuras captadas al microscopio con formas cilíndricas y filamentosas, características de las huellas que deja el metabolismo de microorganismos sobre el suelo o la roca. Las piezas analizadas proceden de yacimientos en Australia occidental que fueron excavados en 1982. En concreto, el lugar de extracción fue la mítica formación australiana Apex Chert, de roca sedimentaria, uno de los pocos lugares del planeta donde existe evidencia geológica bien conservada de los primeros momentos de formación de la Tierra. El estado de conservación de esos sedimentos es formidable, y muchas de las huellas en ellos depositados no han sido alterados ni por el impacto de la erosión, ni por el calor extremo, ni por los procesos morfológicos de la tectónica de placas.
Desde su hallazgo, estos filamentos han sido objeto de un vivo debate científico. Sus descubridores intuyeron que se trataba, efectivamente, de muestras fosilizadas de actividad biológica primigenia. Pero muchos otros investigadores han postulado que son simplemente antiquísimos restos de roca con formas similares a los microfósiles.
El nuevo análisis ahora publicado parece indicar que esas estructuras son definitivamente fósiles de microorganismos.
Para llegar a tal conclusión, los expertos han utilizado la herramienta más poderosa que la ciencia tiene en su poder para el análisis de cuerpos sólidos: un espectrómetro de masas de iones secundarios. Los isótopos son versiones del mismo elemento químico que van variando en su masa a lo largo del tiempo. Las sustancias orgánicas (minerales, microbianas o animales) contienen diferentes cantidades de isótopos de carbono. De ese modo, la huella de esos isótopos sirve para caracterizar el origen o el tipo de un resto paleogeológico. El espectrómetro ha logrado identificar la huella isotópica de estos restos fósiles para demostrar que son ejemplos muy primitivos de diferentes tipos de organismos.
El equipo investigador ha necesitado más de 10 años de análisis para llegar a esa conclusión. Hay que tener en cuenta que estos fósiles son increíblemente pequeños. Algunos de ellos no tienen más que 10 micrómetros de diámetro (un micrómetro es una milésima parte de un milímetro). Cualquier manipulación de este material, sin dañar las muestras, se hace harto complicada.
Al datar estos restos, se ha arrojado una edad no posterior a los 3.500 millones de años, lo que demuestra que nuestro planeta estuvo habitado desde casi los primeros albores de su formación.
Sabemos que el agua existió en forma líquida en la Tierra desde hace al menos 4.300 millones de años, solo 250 millones de años desde su formación y solo 800 millones de años antes de que aparecieran los microorganismos que ahora han sido descubiertos. No hay certeza de que la vida existiera al mismo tiempo en el que apareció el agua terrestre pero no hay nada que impida pesar que así fue. Desde luego, ahora hemos obtenido muestras de vida que se acercan más que nunca a esa fecha. Con todos estos datos se vuelve a demostrar que el surgimiento de bacterias primigenias no requiere demasiado tiempo y que podría ocurrir en cualquier otro planeta que guardara un mínimo set de condiciones prebiológicas necesarias.
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