Comunidad de Madrid

Logran reprogramar artificialmente las células que originan plaquetas

Las plaquetas son células minúsculas que participan en la coagulación de la sangre y cuando su índice es inferior al normal aparecen sangrados incontrolados que pueden ocasionar incluso la muerte. Ahora, científicos españoles han logrado reprogramar artificialmente las células que las originan.

La descripción de este mecanismo alternativo para la formación de plaquetas en sangre se publica en la revista «Development Cell» y los experimentos, liderados por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), se han hecho en ratones.

Entre las diversas células que tiene el cuerpo humano, existen unas en sangre denominadas megacariocitos, cuya misión es la de formar las plaquetas, ha explicado a Efe Marcos Malumbres, investigador del CNIO y director de este trabajo.

Todos tenemos estos megacariocitos, que crecen durante su desarrollo hasta que se convierten en células gigantes para posteriormente «fragmentarse» y formar así las células diminutas que son las plaquetas, claves por ejemplo en la cicatrización de heridas.

Las personas que tienen niveles bajos de plaquetas desarrollan trombocitopenia, una enfermedad que afecta tanto a recién nacidos como a adultos siendo más frecuente en personas de entre 15 y 25 años. Estos pacientes suelen sufrir sangrados incontrolados que pueden dar lugar a hematomas y hemorragias, e incluso la muerte (los tratamientos actuales solo consiguen reducir los efectos, no la curan).

El bajo nivel de plaquetas aparece por dos motivos: por problemas genéticos o como efecto secundario de diversos tratamientos médicos, incluida la quimioterapia, que impiden que los megacariocitos crezcan y generen plaquetas.

El equipo de investigación del CNIO comenzó este trabajo porque quería analizar cuáles eran los componentes que facilitan a los megacariocitos crecer en tamaño y hacer plaquetas, según Malumbres.

Para ello, a los ratones de laboratorio les fueron quitando una u otra proteína que sabían eran necesarias para «engordar» a los megacariocitos: «cuando haces esto, lo que creas son ratones con trombocitopenia, faltos de plaquetas», ha detallado este científico.

Sin embargo, los investigadores se dieron cuenta que al quitar una proteína denominada Cdk1 pasaba justo lo contrario.

«Empezamos a ver por videomicroscopía cómo las células sin Cdk1 funcionaban y se convertían en plaquetas».

¿Y cómo lo lograban? Los investigadores del CNIO constataron que los megacariocitos en lugar de la forma habitual usaban para ello «un truco», otro camino para crecer y convertirse en plaquetas.

Esta nueva ruta celular, llamada endociclo, es la que usan por ejemplo algunas células en la placenta para crecer en tamaño y así participar en el intercambio de sangre entre los fetos y la madre.

La investigadora Marianna Trakala, primera firmante de este estudio, ha señalado en una nota del CNIO que los endociclos permiten el aumento de tamaño de los megacariocitos de forma alternativa a la habitual: «Este comportamiento es resultado de la plasticidad de las células para responder a distintas situaciones de estrés».

Los autores de este estudio aseguran que la capacidad de reprogramar los megacariocitos puede ser útil en diversas situaciones.

En los casos en los que la trombocitopenia esté causada por mutaciones genéticas, «se podrían volver a fabricar plaquetas si logramos que los megacariocitos utilicen la nueva ruta celular», según Malumbres, quien ha indicado que ya existen fármacos, aún en fase de ensayos clínicos, capaces de inhibir la proteína Cdk1.

Estos fármacos se están investigando contra el cáncer, como la leucemia.

«Si usamos terapias que inhiban esta proteína pueden ayudar a curar el tumor, pero también la trombocitopenia inducida por algunos fármacos, porque van a enseñar a los megacariocitos a ir por otra ruta, aunque los pacientes estén recibiendo quimioterapia», ha concluido Malumbres.

Este trabajo cuenta con financiación de la Fundación La Caixa, la Fundación Ramón Areces, el Ministerio de Economía y Competitividad, la Comunidad de Madrid y la UE, y han colaborado los grupos de Juan Méndez, Sagrario Ortega y Mariano Barbacid, también del CNIO.