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Pepito, el dinosaurio gigante y jorobado de Cuenca

Un equipo de paleontólogos descubre vestigios de gigantismo en uno de los dinosaurios más sorprendentes que habitaron la Península ibérica

Pepito, el dinosaurio gigante y jorobado de Cuenca
Pepito, el dinosaurio gigante y jorobado de Cuencalarazon

Los investigadores ya sabían que «Pepito» tenía una característica joroba, casi a modo de espina, y plumas en el lomo que le hacía distinto al resto de sus congéneres. Pero ahora saben además que el tamaño de este dinosaurio que cazaba en la serranía de Cuenca hace 125 millones de años era bastante mayor de lo que se esperaba y que tenía cierto parecido al Tyrannosaurus rex.

Un estudio realizado por paleontólogos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha llegado a esta conclusión gracias a que han aplicado técnicas de luz ultravioleta para estudiar las extremidades de Concavenator corcovatus. Los resultados muestran los indicios de gigantismo en la historia evolutiva de los carcarodontosáuridos, grupo de carnívoros del Cretácico al que pertenece Concavenator.

Cuando en 2010 fueron presentados al mundo sus restos, «Pepito» podía presumir de tener el esqueleto articulado más completo encontrado en la Península, y su joroba le convertía en único en todo el mundo, por lo que desde el primer momento atrajo la atención de los especialistas y del público en general.

Concavenator corcovatus, que significa «el cazador jorobado de Cuenca», está catalogado como uno de los grandes depredadores y el mayor del ecosistema de Las Hoya, donde fueron hallados los restos. Destaca además por unas pequeñas protuberancias en las extremidades superiores que indican la presencia de estructuras ancestrales de plumas.

Ahora, gracias precisamente a que el esqueleto se conserva prácticamente íntegro, la aplicación de distintas tecnologías está permitiendo conocer la anatomía completa de Concavenator, como el caso de la reciente descripción de su cráneo a partir de técnicas de digitalización 3D.

Utilizando técnicas de luz ultravioleta, paleontólogos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) han presentado una meticulosa descripción de las extremidades del cazador jorobado de Cuenca.

“El trabajo muestra que a pesar de que Concavenator es una forma primitiva dentro de los carcarodontosáuridos, ya presenta indicios de gigantismo, como son la sutil reducción del antebrazo y del pie, comparado con parientes más primitivos como Allosaurus”, apuntan los autores en un comunicado.

Gigantismo y carcarodontosáuridos

Como parte del trabajo, y utilizando las mismas técnicas de luz ultravioleta, los investigadores realizaron un estudio de anatomía comparada a parir de restos fósiles de otros dinosaurios emparentados con ‘Pepito’. Esto permitió un análisis osteológico completo del que se han obtenido resultados relevantes para conocer la historia evolutiva de los carcarodontosáuridos, según los investigadores.

Este grupo, compuesto por dinosaurios carnívoros que habitaron a ambos lados del océano atlántico durante el Cretácico, presenta evidencias de gigantismo, al igual que otros grupos de grandes depredadores como los tiranosáuridos y ceratosaurios.

“El gigantismo se asocia a un incremento en el tamaño del cráneo y a una disminución de las extremidades anteriores, particularidad que es bien conocida en el famoso depredador Tyrannosaurus rex”, señalan los autores, quienes también explican que esta reducción es compartida también con otros miembros del grupo: “Aunque la falta de evidencia de extremidades de los carcarodontosáuridos implica que no puedan realizarse estudios más complejos sobre esta reducción apendicular, las características de Concavenator soportan hipótesis previas sobre los cambios históricos en tamaño y forma de este grupo de dinosaurios carnívoros gigantes del Cretácico”, añaden.

Cómo se utiliza la luz ultravioleta

La luz ultravioleta, o radiación UV, es un tipo de radiación electromagnética cuya longitud de onda se encuentra por debajo del espectro visible, entre los 400 y los 15 nanómetros. La radiación ultravioleta, al iluminar ciertos materiales, los hace más visibles por el fenómeno de fluorescencia inducida, recuerda la UAM.

La aplicación de técnicas de luz ultravioleta en Paleontología se lleva a cabo de forma muy cuidadosa, en una habitación completamente a oscuras, donde el fósil se expone bajo una lámpara de radiación ultravioleta. La radiación emitida induce fluorescencia en el fósil, cuya intensidad depende de la composición mineralógica del material. Esta respuesta diferencial permite identificar las suturas óseas, distinguir elementos anatómicos y diferenciar el fósil del sedimento.