¿Cómo utilizar la técnica del sandwich para brindar críticas constructivas y maximizar su impacto positivo?

Enfrentar críticas puede ser una experiencia bastante dolorosa. En un mundo perfecto, todo lo que hiciéramos sería sublime y, por lo tanto, solo recibiríamos elogios y palabras de aliento. Sin embargo, la realidad nos muestra que la crítica es una parte esencial de nuestras vidas, ya que somos seres imperfectos en constante evolución y aspiramos a ser la mejor versión de nosotros mismos. Y ya sea en el trabajo, en nuestras relaciones personales o en cualquier otro aspecto de la vida, tarde o temprano, nos encontraremos con alguien que cuestiona o critica algo que hemos hecho.

Pero, ¿por qué nos afecta tanto una crítica negativa? En gran medida, porque es un desafío distinguir entre lo que somos y lo que hacemos, y por eso una crítica a nuestras acciones puede percibirse como un ataque personal. Sin embargo, de forma paradójica, la crítica puede ser una herramienta extremadamente beneficiosa. Nos permite identificar nuestras áreas de mejora y desarrollar habilidades que podrían de otra manera permanecer estancadas. En lugar de temer a la crítica, deberíamos aprender a valorarla y verla como una oportunidad para crecer.

Es importante destacar, eso sí, que no solo debemos aprender a recibir las críticas de forma estoica y constructiva, sino también a darlas. Saber cómo expresar una crítica de manera que sea útil y no hiriente es un arte en sí mismo. Al final del día, todos estamos en el mismo viaje de crecimiento y aprendizaje, y la crítica constructiva puede ser un poderoso catalizador para ese crecimiento.

¿Cómo y cuándo deberíamos hacer nuestra crítica?

¡No todas las críticas son constructivas. Saber distinguir entre las críticas que nos ayudan a crecer y las que buscan hacernos daño es esencial. Al fin y al cabo, la crítica es una herramienta, y como todas las herramientas, su valor depende de cómo se utilice. Además, una crítica realizada de manera inapropiada y en un momento inoportuno puede resultar contraproducente. Puede provocar una actitud defensiva, enfado, e incluso puede dañar seriamente nuestra autoestima.

Técnica del sándwich

Una consideración importante, antes de atrevernos a criticar a otra persona, es que debemos asegurarnos de que la crítica surge de una auténtica buena voluntad. Una crítica constructiva no debe usarse como una forma encubierta de insulto o degradación; en cambio, debe ser una expresión genuina de deseo de ayudar a la otra persona a mejorar. Si la crítica se enmarca de esta manera, es más probable que sea recibida de manera positiva y que tenga un impacto beneficioso.

En este sentido, el método más conveniente para dejar claras nuestras buenas intenciones es la técnica del sándwich, que consiste en enmarcar la crítica negativa entre dos comentarios positivos, puede ser una herramienta útil en este sentido. De esta manera, la persona que recibe la crítica no solo se queda con una sensación negativa, sino que se siente motivada para utilizar la información recibida para su crecimiento y mejora.

Mejor por la mañana

La capacidad de autocontrol juega un papel crucial en la manera en que recibimos y respondemos a las críticas negativas. Según estudios realizados por psicólogos de la Universidad Northwestern, las personas con altos niveles de autocontrol tienden a aceptar mejor las críticas, entendiendo que son valiosas para su crecimiento personal. Por otro lado, las personas con menor autocontrol suelen rechazar la crítica, perdiendo así la oportunidad de aprender y mejorar.

Es importante tener en cuenta que el nivel de autocontrol puede variar durante el día, siendo más alto durante la mañana. A medida que avanzamos en nuestras tareas y obligaciones diarias, nuestra capacidad de autorregulación disminuye. Por tanto, si quieres hacer una crítica negativa, el mejor momento para hacerlo es por la mañana.

Escucha activa y empatía

Antes de realizar una crítica, es fundamental comprender completamente la situación y los sentimientos del otro. Este enfoque nos permite formular críticas de manera constructiva y respetuosa. Un desafío importante en el diálogo es monitorear las fluctuaciones emocionales. Esto implica reconocer cuando tú o la otra persona están perturbados, centrarse en la cuestión emocional presente, tratar los sentimientos con comprensión y redirigir la conversación si se desvía. Enfocarse y manejar el cambio emocional usualmente lleva a una resolución efectiva.