«Qué pasa con Chelsea»: Adicciones varias

¿Se puede hacer una comedia sobre el drama de las adicciones? Sí, si se encuentra el tono adecuado. «Qué pasa con Chelsea» lo logró pese a que su punto de partida no invitaba a demasiadas alegrías. La protagonista, Chelsea, es detenida por conducir bajo los efectos del alcohol. No es un hecho casual. La joven ingiere suficientes cantidades como para pensar que tiene un problema. Así, decide cambiar de vida. Eso sí, la hoja de ruta no es la adecuada, ya que, lejos de erradicar este hábito, se muda a una casa que está mucho más cerca de su trabajo, que no es otro que ser camarera de un bar. La tentación está al alcance de la mano. La gracia de esta ficción es ver cómo la Chelsea va bandeando sus problemas con el alcohol y abandonar una conducta irresponsable. Sin embargo, la vida le exige dar lo mejor de sí misma.

Lejos de ser una ficción moralista, «Qué pasa con Chelsea» es un retrato –quizá con algunos subrayados cómicos innecesarios puesto que le cuesta arrancar una carcajada– de una joven que tiene que reubicarse en un entorno que quiere que siga siendo el mismo de siempre. No es que se trate de desdramatizar una adicción, más bien es mostrarla con naturalidad y con una sonrisa en la boca. El espectador se encuentra a una comedia escapista que, si bien no aporta nada, sí que es un entretenimiento sin más pretensiones, quizá lo que más se agradece de la serie. No todas las producciones tienen que ser tan mayúsculas como las recientes ganadoras de los Globos de Oro. «Qué pasa con Chelsea» forma parte de la clase media de las series de televisión, que no destacan pero tampoco molestan.

En el episodio de hoy, los protagonistas se enfrentan a una crisis laboral cuando nombran a un nuevo gerente en el bar. En principio Chelsea y sus compañeros se muestran muy colaborativos, pero la situación cambia ya que el trato que reciben por parte de su jefe deja mucho que desear. Mientras, una de sus amigas Dee Dee pasa por una mala racha en que todo lo ve negativo. ¿El problema? su hambre, que ya ha llegado a la categoría de gula. Aunque intenta contenerse sufre el efecto rebote, ya que la ansiedad provoca que Dee Dee se dé unos auténticos atracones. Y es que casi todos los protagonistas de la serie tienen una adicción sobre sus espaldas, incluido el amor.