Abusos a menores
Condenan a un profesor por colocar cámaras en los baños del colegio en el que trabajaba
La Audiencia Provincial de Zaragoza condena a dos años de prisión a un profesor que colocó cámaras en los baños del colegio de Zaragoza en el que impartía clases como autor penalmente responsable de un delito contra la intimidad contra varias personas. La Sección I le inhabilita también durante el tiempo de condena para el ejercicio de la profesión relacionada con menores.
Según los hechos probados de la sentencia, Resulta probado que M. Á. P. G., el 26 de marzo de 2014 trabajaba como profesor en un Colegio de Zaragoza, y "movido por el ánimo de atentar contra la intimidad de un número plural e indeterminado de personas, colocó subrepticiamente cámaras de vídeo en distintos aseos del centro escolar en el que trabajaba con la finalidad de captar imágenes de personas desnudas o semidesnudas en situaciones intimas mientras utilizaban los servicios".
El 26 de marzo de 2014, la secretaria del colegio, C. S. V., se dispuso a utilizar los servicios de la planta baja del edificio, destinado al personal de administración y profesorado, y comprobó que debajo del lavabo, y pegado con una masilla de color gris, estaba oculto un dispositivo de almacenamiento USB dotado con una cámara enfocada al servicio, la cual había sido colocada allí por el acusado para grabar a las usuarias del inodoro.
Así, C. S. cogió el dispositivo, lo conectó a un ordenador y pudo comprobó que uno de los tres archivos existentes era una grabación de ella misma haciendo sus necesidades fisiológicas, procediendo a borrarlo y a dar aviso a la policía.
Cuando llegó la Policía, sorprendió al condenado de cuando salía apresuradamente del baño al que había accedido tan solo unos segundos antes, y fue detenido. Los agentes inspeccionaron los servicios del edificio y localizaron en otro baño situado en la planta calle, debajo del lavabo, restos de masilla o pasta gris similar a la del primero, y en un aseo para profesores situado en la primera planta, restos de la misma sustancia.
Más de 100 archivos, muchos de ellos borrados
A la vista de lo anterior, con autorización del acusado, y en presencia de su letrado, se realizó un registro en su domicilio de Zaragoza, donde se intervino un ordenador, un disco duro unido al ordenador, y otros efectos, y en el cacheo de seguridad efectuado al acusado se le intervino un USB. En el estudio del disco duro, se pudo comprobar la existencia de 22 grabaciones realizadas a distintas personas mientras utilizan los aseos e inodoros, y en los que se veían sus partes íntimas. En el estudio de una de las tarjetas MicroSD se localizaron dos archivos de vídeo en el que se veía un cuarto de baño, con 25 archivos de vídeo borrados. En la otra tarjeta, había cinco vídeos, en los que se veía el interior de un cuarto de baño, y en dos de ellos a una persona haciendo sus necesidades. Además, había 57 archivos borrados.
Según recoge la sentencia, "el acusado presenta un trastorno sexual o parafilia denominada voyeurismo que se manifiesta en la conducta de observar ocultamente a personas (generalmente desconocidas) cuando están desnudándose, desnudas o en plena actividad sexual que les provoca excitación sexual, sin que ello limite su capacidad de comprender y de actuar conforme a esa comprensión".
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