Virus zika
Cuando es lícito usar preservativo
La Iglesia no los acepta moralmente, aunque admite su uso en casos excepcionales para evitar un mal mayor. Es el caso del zika o del VI
La Iglesia no los acepta moralmente, aunque admite su uso en casos excepcionales para evitar un mal mayor. Es el caso del zika o del VIH
Cuando un Papa habla sobre el preservativo –como hizo Francisco en la conversación que mantuvo con los periodistas a su regreso de México, publicada el jueves–, siempre se levanta revuelo mediático; sin excepción. Una conmoción que genera preguntas: ¿qué es lo que ha dicho exactamente el Papa?, ¿supone una novedad?, ¿considera lícito la Iglesia ahora el uso de anticonceptivos? Son preguntas que necesitan una referencia a la respuesta papal a la posibilidad de considerar el aborto o evitar un embarazo como «mal menor» frente al virus del zika, que provoca microcefalia a los bebés de las embarazadas contagiadas. Francisco dijo que en casos excepcionales se puede considera como «mal menor». Se trata de las situaciones en las que entran en colisión el quinto y el sexto mandamiento, en las que se aplica el quinto: «No matarás».
Lo cierto es que la postura que planteó el Papa Francisco no es nueva y no cambia un ápice lo que dice la Iglesia católica sobre el uso del preservativo, que considera inmoral. Francisco se refirió a un caso excepcional, una circunstancia que lejos de ser novedosa ya la planteó el Papa Pablo VI, al que se refirió el propio Bergoglio: «En cuanto al mal menor: evitar el embarazo es un caso –hablamos en términos de un conflicto entre el quinto y el sexto mandamiento–. Pablo VI en una situación difícil, en África, permitió a las monjas que utilizasen anticonceptivos para los casos de violencia. Evitar el embarazo no es un mal absoluto, y en ciertos casos, como el que mencioné de Pablo VI, estaba claro». Algo parecido manifestó también al regreso de otro viaje, concretamente a África: «Sí, es uno de los métodos. La moral de la Iglesia se encuentra, pienso, en este punto, frente a una perplejidad. O el quinto o el sexto mandamiento: la vida o que la relación sexual esté abierta a la vida. Pero éste no es el problema. El problema es más grande».
Según el obispo de Jerez y miembro de la Subcomisión de Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal, José Mazuelos Pérez, que es además doctor en Teología Moral y Licenciado en Medicina, el Papa aludía esta semana con su ejemplo «a la legítima defensa ante violaciones programadas por los enemigos». Y añade: «Lógicamente nada tiene que ver con la moral sexual matrimonial propuesta por la Iglesia».
No hay que olvidar que la postura de la Iglesia sobre los anticonceptivos se enmarca dentro de su visión del matrimonio y sus finalidades unitivas –unión conyugal entre hombre y mujer– y la procreativa –la transmisión de la vida–. En este sentido, cuando Pablo VI habla de la anticoncepción en la encíclica «Humanae Vitae» lo hace pensando en un matrimonio y en relaciones sexuales moralmente aceptables. Sobre el resto de casos, la postura de la Iglesia sobre el preservativo se manifiesta en tanto en cuanto se encuentra en una acción inmoral.
En resumen, explica Mazuelos, los preservativos «no son moralmente aceptados por la Iglesia», aunque reconoce que sería lícito su uso para evitar un mal mayor, como en el caso de las violaciones. Una idea, recuerda, que también había abordado Benedicto XVI. El hoy Papa emérito habló en dos ocasiones sobre el uso del preservativo: en su viaje a África y en el libro que publicó con el periodista Peter Seewald, titulado «La luz del mundo». Afirmaba entonces que la Iglesia «no lo contempla como una solución real o moral, pero, en ciertos casos, cuando la intención es reducir el riesgo de contaminación (de VIH), puede ser un primer paso para abrir la vía a una sexualidad más humana, vivida de otro modo». También citaba el caso concreto de la prostitución: «Puede haber casos individuales, como cuando una persona que se prostituye utiliza un preservativo, donde puede ser un primer paso hacia una moralización, un debut de responsabilidad que permita tomar una nueva consciencia de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que uno quiera».
También durante el Pontificado de Juan Pablo II se puso de manifiesto que el uso del preservativo puede ser lícito en situaciones extraordinarias. Así lo afirmó el cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud: «En el caso de un marido enfermo de sida, la esposa tiene derecho a que su cónyuge utilice el condón». También secundó esta postura el Teólogo de la Casa Pontificia de aquella época, el cardenal Cottier, que sostenía que el uso del profiláctico puede ser lícito por dos motivos: «Riesgo de contagio e imposibilidad de utilizar las vías de respeto a la sacralidad del cuerpo humano para hacer frente a la epidemia y porque el virus se transmite en un acto sexual que puede transmitir vida pero incluye el riesgo de transmitir muerte. En este punto, se aplica el mandamiento de ‘‘No matarás’’».
En este sentido, Marciano Vidal, teólogo moralista, expone que el uso del preservativo puede ser lícito también en relaciones sexuales no apropiadas cuando hay peligro de contagio de VIH, «según el principio formulado por san Alfonso María de Ligorio, quien decía que no hay que exhortar a nadie ‘‘a pecar’’, pero al que va a pecar sí se le debe exhortar a que ‘‘peque menos’’». Para el religioso redentorista, las palabras del Papa no son una novedad a nivel doctrinal, pues pueden darse «situaciones en que sea necesario o aconsejable acudir a la contracepción para defender bienes mayores o evitar males mayores». «Lo que Llama la atención es que lo diga un Papa y que lo diga de esa forma tan normal», añade.
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