Cárcel

Denuncian una agresión de un interno a dos funcionarios en la cárcel de Villena

El recluso, “de más de 120 kilos de edad”, arrancó la ventana de su celda, se autolesionó para que le llevaran al hospital y, a la vuelta, se produjo el acto violento. Después intentó alterar el orden público y animó al resto de presos a rebelarse

Manchas de sangre derivadas del corte en el brazo que se hizo a sí mismo el recluso
Manchas de sangre derivadas del corte en el brazo que se hizo a sí mismo el reclusolarazon

El recluso, “de más de 120 kilos de edad”, arrancó la ventana de su celda y se autolesionó para que le llevaran al hospital

La asociación Tu abandono me puede matar ha redactado un escrito denunciando la agresión de un recluso de la cárcel de Villena, en la provincia de Alicante, a dos funcionarios de la prisión; “a uno le arrojó una silla, ocasionándole lesiones en una rodilla; y al Jefe de Servicios lo zarandeó, arrancándole la ropa y causándole daños en la muñeca”. Los heridos tuvieron que ser atendidos en la enfermería de la prisión y las dependencias de la prisión sufrieron daños mobiliarios. Después de los daños, fue reducido y enviado a su celda, pero allí se dedicó a “alterar el orden del centro gritando y animando a otros internos peligrosos y primeros grados para que destrozaran celdas”.

El interno, corpulento, de más de 120 kilos de peso, en torno a las 17 horas del pasado domingo 26 de mayo, “arrancó la ventana de su celda, ingirió cristales y trozos de metal con la intención de ser trasladado al hospital, hecho que consiguió, pues se cortó en un brazo con un cristal de la ventana”. Presentando esas heridas, fue trasladado a un centro hospitalario externo. Tras ser atendido y ya devuelto a la prisión, en un momento en el que tenía las manos sin esposas, comenzó a gritar que no había sido atendido en condiciones óptimas. Ahí comenzó su agresión.

Los funcionarios, incapaces de defenderse, tuvieron que recurrir a más ayuda: la encontraron en otros trabajadores de la prisión y en los dos agentes de la Guardia civil que le habían custodiado en el hospital. Una vez devuelto a su celda, el recluso se dedicó a alterar el orden público durante toda la noche, porque “la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias pide no actuar ante internos violentos y, ante la falta de medios personales y materiales con los que no cuentan los Funcionarios de Prisiones, no se pudo hacer nada más que esperar a que el cansancio hiciera efecto y la situación bajara de intensidad”.

El escrito sirve como altavoz para denunciar las condiciones de trabajo en las que se encuentran los Funcionarios de Prisiones. “Ellos viven situaciones límite como esta todos los días y no son reconocidos como agentes de la autoridad, además de trabajar con medios materiales obsoletos y no acordes a la actividad de riesgo que realizan”. El texto revela, además, que un 30% de los internos son conflictivos, que las políticas del Ministerio de Interior no sirven para reinsertar.