
Tribuna
Diez años del exitoso plan nacional contra la hepatitis C
Lo que empezó como una crisis ha terminado siendo una lección magistral de salud pública que sirve de modelo en otros países del mundo

Este mes de abril se cumplen 10 años de uno de los mayores logros sanitarios recientes en España: la puesta en marcha del Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C (PEAHC). Lo que, en 2015, comenzó como una respuesta urgente a una grave crisis sanitaria se ha convertido en un modelo de éxito internacional que ha transformado la atención a la enfermedad en nuestro país y nos ha situado entre los líderes mundiales en su eliminación.
La hepatitis C, una infección viral que daña el hígado y puede derivar en cirrosis, cáncer o necesidad de trasplante, afectaba a miles de personas en España. La llegada de nuevos medicamentos —los antivirales de acción directa— supuso una revolución médica por su alta eficacia y mínimos efectos secundarios. Pero su elevado coste generó un intenso debate sobre su sostenibilidad en el sistema sanitario público.
Fue en este contexto cuando pacientes, profesionales sanitarios, sociedades científicas (entre las que, sin duda, la Asociación Española para el Estudio del Hígado jugó un papel clave), industria farmacéutica y administraciones públicas se unieron para poner en marcha el PEAHC. Su objetivo era claro: tratar a todas las personas infectadas por el virus de la hepatitis C de forma equitativa y sin restricciones, y desarrollar una estrategia integral de detección, tratamiento, seguimiento e investigación.
El plan se estructuró en cuatro pilares de acción entorno a una única estrategia. En primer lugar, se realizó una estimación realista de la carga de enfermedad, descubriéndose que el número de personas con infección activa era menor del esperado. En segundo lugar, se garantizó el acceso a los tratamientos, priorizando a quienes tenían la enfermedad más avanzada, y, después, ampliando progresivamente hasta lograr el tratamiento universal, gratuito y ordenado.
El tercer eje fue la coordinación entre comunidades autónomas mediante un registro nacional de pacientes tratados, que permitió seguir la eficacia de los fármacos y planificar la distribución de recursos. Y, en cuarto lugar, se impulsó la investigación desde el Instituto de Salud Carlos III, consolidando el liderazgo científico de España en este campo.
Se obtuvieron resultados históricos: menos muertes, menos hospitalizaciones, menos trasplantes. Los logros del PEAHC son extraordinarios.
Una inversión rentable
La mortalidad por hepatitis C ha caído drásticamente, al igual que los ingresos hospitalarios por complicaciones graves como cirrosis descompensada o cáncer de hígado. La necesidad de trasplantes hepáticos por esta causa ha disminuido notablemente, lo que ha permitido acortar listas de espera para otras enfermedades.
Además, se han generado importantes ahorros económicos. Aunque los tratamientos fueron inicialmente costosos, su uso ha evitado multitud de hospitalizaciones y complicaciones a largo plazo, demostrando ser una inversión rentable para el sistema público.
Uno de los mayores orgullos del PEAHC es su impacto en los colectivos más vulnerables. Gracias a estrategias de microeliminación, España ha conseguido prácticamente erradicar la infección en personas privadas de libertad o con VIH.
Se han puesto en marcha unidades móviles, cribados en servicios de urgencias y estrategias de búsqueda activa de pacientes no diagnosticados. Todo ello ha facilitado un acceso más rápido, humano y eficaz al tratamiento. También se han desarrollado herramientas innovadoras como algoritmos de inteligencia artificial para detectar casos ocultos o áreas geográficas con mayor concentración de pacientes no diagnosticados, permitiendo optimizar los esfuerzos de detección.
Vocación global
El Plan no solo ha sido un éxito clínico y epidemiológico, sino también una experiencia pionera de colaboración multisectorial. Se han unido agentes públicos y privados, sanitarios y sociales, para lograr un objetivo común: eliminar una enfermedad crónica grave como problema de salud pública.
Organizaciones como la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Virales han reforzado esta misión desde la sociedad civil, contribuyendo a informar, sensibilizar y presionar para mantener el compromiso político.
Hoy, España está en condiciones de cumplir antes de 2030 —incluso años antes— los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud para eliminar la hepatitis C.
No obstante, aún existen desafíos, como mejorar el diagnóstico en personas que no saben que están infectadas, ampliar estrategias de cribado universal y reforzar la atención a poblaciones en situación de exclusión.
El éxito del plan es una demostración clara de que la eliminación de enfermedades no depende solo de tener buenos medicamentos. Requiere voluntad política, financiación, coordinación entre instituciones y compromiso social.
Lo que empezó como una crisis ha terminado siendo una lección magistral de salud pública que ya está sirviendo de modelo en otros países y patologías.
La historia del PEAHC es una historia de innovación, solidaridad y excelencia médica. Un motivo de orgullo para todos los españoles y un ejemplo esperanzador de que, con determinación colectiva, se pueden alcanzar metas que hace unos años parecían inalcanzables.
*Javier Crespo, María Buti y Agustín Albillos son hepatólogos de comité científico asesor del PEAHC
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