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¿Sale más a cuenta comprar tomates sueltos por kilos o una caja entera?

Los alumnos de la evaluación financiera de PISA 2012 tuvieron que interpretar facturas, nóminas, seguros y gráficos de cotización de acciones y resolver cuestiones de seguridad bancaria y de economía doméstica, como decidir si conviene comprar tomates al peso o una caja de diez kilos. Entre los ejemplos de preguntas planteadas, se pidió que justificaran por qué adquirir una caja resultaba más económico.

Según los datos de que disponían, el precio de un kilo era de 2,75 zeds (moneda imaginaria) y una caja costaba 22. Pero a continuación se les pedía que explicaran por qué comprar una caja puede ser una mala decisión para algunas personas, a pesar de que el kilo saldría más barato así (2,2 zeds). Entre las respuestas correctas se considera que tal vez los tomates podrían estropearse antes de consumirlos, algunos ya podrían venir dañados, el comprador no necesitaba tantos o no tendría para pagar la cantidad de 22 zeds de una vez.

También tuvieron que priorizar los gastos domésticos y optar entre contratar la televisión por cable, pagar el alquiler de la casa o comprar muebles de exterior para el caso de unas amigas que viven juntas, llevan sólo dos meses trabajando y no tienen ahorros. En otros casos, debían distinguir entre el sueldo bruto que cobra una empleada y el neto que efectivamente se le ingresa en cuenta o calcular cuántas semanas tardaría otra en ahorrar 600 zeds para irse de vacaciones según lo que gana y gasta.

Otro problema planteaba la comparación entre las condiciones de dos préstamos bancarios y cuál de ellos podría suponer una desventaja sobre el otro para el cliente. Sin salir del mundo financiero, se les preguntaba cómo actuar si se recibe un mensaje de correo electrónico que informa de un fallo en el acceso a la banca en internet y pide introducir las claves de acceso.

Lo adecuado es contactar primero con el banco y pedir información sobre el mensaje. Igualmente, debían responder cuál es la medida correcta de precaución, entre varias, sobre el número secreto de identificación que comunica el banco para operar con las tarjetas de crédito: memorizarlo. Otras pruebas consistían en corregir el número de productos e importes de una factura equivocada o señalar qué factores encarecerían la renovación de un seguro de motocicleta, como comprar una nueva de mucha mayor potencia, pintarla de otro color o haber causado dos accidentes anteriormente.