Inseguridad ciudadana

El 79,4% quiere cámaras de seguridad en las calles

El 62,1% de los sondeados no cree que afecten a la privacidad y la mayoría está convencido de que reducen la criminalidad.

El 79,4% quiere cámaras de seguridad en las calles
El 79,4% quiere cámaras de seguridad en las calleslarazon

El 62,1% de los sondeados no cree que afecten a la privacidad y la mayoría está convencido de que reducen la criminalidad.

La seguridad es una de las primeras preocupaciones de cualquier sociedad. De hecho, el desarrollo de los países se calibra en buena parte por la protección que es capaz de brindar a sus ciudadanos. España es una nación privilegiada con unos índices de criminalidad bajos. La mejoría ha sido palpable en el transcurso de los años –en España mueren por homicidio o asesinato cerca de 300 personas anuales, un 30% menos que hace tres décadas, y los atracos callejeros se han reducido más del 40% en el último decenio– gracias a diversos factores, especialmente a la extraordinaria labor de las Fuerzas de Seguridad y a un Estado concienciado en luchar por blindar nuestra convivencia. Con todo, la percepción popular es que nunca es suficiente cuando hablamos de que nuestras familias estén amparadas. En este punto, es sintomático que el 79,4% de los encuestados apoye la presencia de cámaras en las calles para reforzar la seguridad. Sólo el 14,7% disiente, aunque ese porcentaje se eleva hasta el 36,8% entre los más jóvenes. Ese particular gran hermano no genera dudas en cuanto al derecho a la intimidad en la mayoría de los preguntados. El 62,1% considera que las cámaras no atentan contra la privacidad de las personas, si bien resulta reveladora la divergencia que se establece conforme a la edad. El 52,6% de las personas entre 18 y 34 años se siente afectado, mientras que el 65% de los mayores de 55 respalda la vigilancia pública. Genera poca controversia la fricción entre libertad y seguridad. El 55,3% está dispuesto a ceder en libertad para ganar en seguridad, a diferencia del 30,1% que no. La gente, por tanto, necesita sentirse segura y el Estado debe poner los medios adecuados para que así sea.