Barcelona

El asesino de Arancha ya había sido denunciado

Jesús M. G. R., de 40 años, le cortó el cuello en la mañana de ayer, estando presentes su bebé de 14 meses y otros dos hijos de la víctima, de 9 y 12 años. El presunto asesino, que intentó quitarse la vida, fue acusado por maltrato en 2007, pero el caso se archivó.

Un agente de la Guardia Civil saca al bebé del domicilio de la víctima con la ayuda de un familiar
Un agente de la Guardia Civil saca al bebé del domicilio de la víctima con la ayuda de un familiarlarazon

Jesús M. G. R., de 40 años, le cortó el cuello en la mañana de ayer, estando presentes su bebé de 14 meses y otros dos hijos de la víctima, de 9 y 12 años. El presunto asesino, que intentó quitarse la vida, fue acusado por maltrato en 2007, pero el caso se archivó.

Arancha F. B., madre de tres niños, de 37 años cumplidos el pasado sábado, vecina «muy querida» de Azuqueca de Henares, una «niña aparentemente feliz», según sus allegados, ha pasado a ser la víctima número 48 de la violencia doméstica en este funesto 2017 que ya finaliza. Además, 27 niños se han quedado huérfanos en lo que llevamos de año.

Los hechos ocurrieron entre las 7:30 y las 8:00 de la mañana. Apenas unas horas después de que Gobierno, comunidades autónomas y ayuntamientos rubricaran el primer y tan necesario Pacto de Estado contra el maltrato, Arancha se encontraba en su domicilio, en la calle San Miguel. Allí vivía desde hace tres años con Jesús M. G. R., de 40 años, su actual pareja. Se encontraban en casa el bebé que ambos tenían en común, de unos 15 meses, y dos hijos de Arancha de un matrimonio anterior, de 9 y 12 años, que estaban de vacaciones escolares. Por motivos que se desconocen, Jesús, presuntamente, le cortó el cuello con un cuchillo de cocina. «Había sangre hasta en la puerta de entrada», afirmaba ayer un agente de la Guardia Civil. Los niños, que se encontraban en la cama, se despertaron. El mayor subió corriendo desde la planta baja, en la que vivían, hasta el piso de arriba, donde alertó a una vecina. Ésta fue la que llamó a la Policía. Entre tanto, Jesús intentó quitarse la vida. Se hizo cortes en el cuello y en el abdomen, pero no fue suficiente. Ingresó en estado grave en el Hospital de Guadalajara, donde permanecía ayer vigilado por la Guardia Civil. Una vez examinado por el forense, será puesto a disposición judicial.

No existían denuncias previas por malos tratos. Ni claros indicios de que un desenlace tan trágico pudiera producirse. Sin embargo, la Subdelegación del Gobierno en Guadalajara confirmó a este diario que Jesús había sido denunciado por violencia de género por parte de una anterior pareja. Fue en Madrid, hace ahora 10 años. Con todo, el caso quedó archivado: la presunta víctima no pidió orden de alejamiento y tampoco acudió a declarar a los juzgados.

Los vecinos de Azuqueca se concentraron ayer a las 12:00 en el Ayuntamiento, donde guardaron un minuto de silencio por Arancha. El municipio está herido, «roto de dolor», como afirmaba su alcalde, José Luis Blanco.

«El diablo existe, y se transforma en personas como ésta. Esto no ha sido un arrebato. Ha habido saña. Ha tenido que ser algo premeditado», dijo una vecina en referencia al presunto asesino. «Mi hija iba al mismo colegio que los suyos. De hecho, su niña y la mía iban juntas a la clase de gimnasia rítmica. No quería que se enterara, pero hoy le ha llegado un mensaje a un grupo de WhatsApp: ‘‘Han matado a la mamá de...’’», relata otra allegada. «Ella era muy buena chica, de muy buena familia», añadía. La gente salió antes de trabajar para estar presente en el homenaje a la víctima y a las casi cincuenta víctimas en lo que llevamos de año. Cifra que podría ascender a 52, de confirmarse finalmente los últimos asesinatos registrados en Benicásim (Castellón), Mogán (Las Palmas), La Llagosta (Barcelona) y Redondela (Pontevedra).

Arancha trabajaba en una gasolinera situada en la salida a Alovera. Hace tres años conoció a Jesús, que trabajaba en una empresa de seguridad custodiando dinero en una furgoneta. Poco a poco fueron intimando y formalizaron su relación. El 23 de septiembre del año pasado ambos bautizaron a su hijo, que había nacido hacía apenas dos meses, pero acabaron «improvisando» una boda en los juzgados de Azuqueca. Del pequeño convite inicial se pasó a una veintena de invitados. Allí estaban presentes también el hermano de Arancha –«está destrozado», decía ayer un amigo– y los dos hijos de la fallecida, fruto de su anterior pareja, de nacionalidad argentina. Fue una jornada aparentemente festiva.

«Le agarró del cuello»

El pasado sábado, el día del cumpleaños de Arancha, ella y su marido fueron vistos en el supermercado, haciendo la compra. Un día antes de su muerte, la víctima acudió al tanatorio para presentar sus respetos a los familiares de un fallecido. De él cuentan que es «pequeño pero musculoso, muy deportista». Los pocos que le conocían –al parecer, antes de vivir con Arancha residía en Madrid– no notaron problemas en la pareja. Sin embargo, una vecina, Rocío, sí que destacó que el temperamento de Jesús era «violento». «En una riña por una cuestión de los niños cogió del cuello a un vecino», afirmó esta allegada a Efe.

Otros conocidos señalaron que se escuchaban «gritos por discusiones domésticas», pero nada que fuera especialmente alarmante. De hecho, se referían al matrimonio como una «pareja normal», que de vez en cuando podían discutir. La joven era popular en la zona: presidía la comunidad de vecinos.

El padre de los dos niños mayores se acercó ayer hasta el domicilio para recogerlos. Ambos fueron atendidos tanto psíquica como físicamente por profesionales del grupo de intervención de la Cruz Roja especializados en asistencia en menores.