Gerona

El niño hallado muerto en su casa de Gerona estaba en la cama con una toalla en la cara

Como ya avanzó LA RAZÓN, los padres pensaban que estaba dormido y que se iba a despertar.. Ante el juez aseguraron que profesan el «cristianismo» y negaron que dijeran «fuera, satanás» a los Mossos

El niño hallado muerto en su casa de Gerona estaba en la cama con una toalla en la cara
El niño hallado muerto en su casa de Gerona estaba en la cama con una toalla en la caralarazon

Como ya avanzó LA RAZÓN, los padres pensaban que estaba dormido y que se iba a despertar.

El juez dejó ayer en libertad provisional con cargos a los padres del niño de siete años, cuyo cuerpo fue encontrado en el domicilio familiar, después de tomarles declaración. «Primero testificó el padre, más de una hora en la que fue respondiendo a cada una de las preguntas que le iba haciendo el juez. Después fue el turno de la madre, media hora en la que rompió a llorar en dos o tres ocasiones», según precisa a este periódico el abogado de la familia Christian Salvador.

Los cargos que se les imputan siguen siendo los mismos: un delito de homicidio imprudente. Unos cargos que tanto su abogado como el fiscal consideran que podrían variar, ya que va debilitándose la opción de que se trate de un homicidio imprudente. El motivo es que el niño, que sufría una enfermedad respiratoria, «asma, al igual que la madre», precisa el abogado, «era tratado tanto con medicina convencional como con medicina homeopática». En el dúplex «los Mossos hallaron ventolin, medicamentos homeopáticos, así como una máquina que compraron en EE UU que ayudaba al pequeño a respirar», precisa el abogado. Es decir, que el niño «era debidamente tratado», ya que «los padres creen en la medicina convencional, y la complementaban con la homeopática según qué momentos para evitar que no se intoxicara con tanto ventolín», añade.

De hecho, el día que murió– aunque para los padres estaba dormido y se iba a despertar, tal y como avanzó este periódico–, «el niño sufrió un ataque de asma y le conectaron a la máquina de respiración con la que le solían calmar las crisis. Se tranquilizó, por lo que no hubo que llevarle a urgencias y después se durmió, según dicen los padres. Pero ya no se despertó», explica el abogado.

Es decir, que al haber encontrado medicamentos en su piso, podría ser que sí le hubieran tratado y por tanto, pierde fuerza aquello de que, por sus creencias, se negaran a tratarlo. No obstante, hay algún que otro interrogante que queda pendiente por resolver aún en este sentido. Así, respecto a sus creencias, el juez le preguntó al padre por la religión que profesa y éste le respondió «cristianismo», precisa el abogado, que incide en que «no siguen ninguna religión extrema».

Sin embargo, el juez, según el letrado, «no vuelve a preguntar sobre sus creencias». Algo que llama la atención, máxime cuando en el atestado policial, los Mossos especifican que creen oír que, cuando llaman al piso, alguien de la familia dice «fuera satanás». El juez les pregunta al respecto, y «ambos niegan este extremo».

Respecto a su estado de salud mental, el examen psiquiátrico que les fue practicado concluye que los progenitores no sufren ningún tipo de enfermedad mental. Ahora bien, «no aceptan que estaba muerto y no lo hacen, no por una enfermedad psiquiátrica ni por una creencia religiosa, sino por estar en shock», afirma el abogado, que asevera que sus «clientes descubrieron que su hijo había muerto el día que fueron los Mossos y fueron detenidos». «Imagínese cómo están ahora, sabiendo que su hijo pequeño está muerto y que no están con sus otros dos hijos. Les he recomendado que acudan al médico para ver si les recetan algún medicamento que les pueda tranquilizar».

Esto plantea otro interrogante. ¿Cómo puede ser que una familia esté entre más de un mes y 90 días con el cadáver sin que noten el olor de la descomposición del cuerpo? El abogado no encuentra una explicación lógica, salvo que al estar todo el tiempo con el pequeño «acabaran haciéndose inocuos al olor. De hecho, cuando fueron detenidos se percibía en sus ropas el olor». No obstante, el letrado reconoce que salieron, aunque muy pocas veces, del hogar. Además, el cuerpo se encontraba en un estado de descomposición muy avanzado, ya que según los forenses llevaba entre uno y tres meses muerto, y estaba en fase de reducción esquelética, a lo que el abogado explica que «le habían tapado la cara al niño con una toalla», por lo que no notaron los cambios.

Respecto a los tres meses, según afirma el matrimonio al juez por separado, «la última vez que salieron del piso con sus tres hijos fue el pasado 15 de noviembre. Fueron a cenar para celebrar el cumpleaños del padre, que es el mismo 15 de noviembre, y el de su hija, 15 de octubre. Fueron a un restaurante japonés de la zona de parque Devesa». Este periódico ha preguntado a los dos restaurantes que hay en esta zona, y ni en tanto Tokio Teppanyaki ni en Oishi, recuerdan que fueran. En ambos establecimientos insisten en que no dicen que no hayan ido, sino que no se acuerdan, dado el tiempo transcurrido. De ser cierto, el tiempo en el que estuvieron conviviendo con el cuerpo sin vida del pequeño no serían tres meses, sino más cerca al mes, que es precisamente cuando según los padres al niño le dio el ataque de asma.

Lo que parece claro, según la autopsia, es que no murió de forma violenta. Algo que confirmarán los análisis toxicológicos, cuyos resultados «se sabrán en una o dos semanas», afirma el letrado de esta familia que vino a Gerona en agosto de 2014, para expandir la empresa de tecnología «Bt software and research» en Europa. Una idea que les gustó «porque en EE UU vivían con miedo el uso de armas y porque aquí era más sencillo tratar al niño».