Vacunas
En España no habrá ébola
El riesgo es «extremadamente bajo». Son datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, que niega la posibilidad de que el virus pueda volver a nuestro país basándose en la proximidad con la cuna del brote y la cantidad de españoles que viajan al Congo.
El riesgo es «extremadamente bajo». Son datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, que niega la posibilidad de que el virus pueda volver a nuestro país basándose en la proximidad con la cuna del brote y la cantidad de españoles que viajan al Congo.
La crisis del ébola que está afrontando en las últimas semanas la República Democrática del Congo (RDC) no es igual que las anteriores. Las autoridades sanitarias cuentan en esta ocasión con un arma que echaron mucho en falta en 2014, cuando la epidemia que nació en el oeste de África se llevó consigo más de 11.000 vidas y causó el pánico en Occidente después de que se confirmaran casos en España, Italia, Reino Unido y Estados Unidos. La vacuna rVSV-ZEBOV, aún en fase experimental, ya se ha empezado a suministrar en la provincia de Equateur, el foco de la epidemia y la base de operaciones a la que se han trasladado los cooperantes internacionales. «La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha escarmentado», subraya Antoni Trilla, epidemiólogo, miembro del equipo del Hospital Clínic, de la Universidad de Barcelona e investigador del Instituto de Salud Global de la ciudad condal (ISGlobal). El último balance que hizo público el lunes la OMS sitúa en 51 los casos confirmados y en 27 el de fallecidos.
Trilla se muestra tranquilo y pone muy en duda que el virus pueda llegar a Europa de nuevo. «El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades –ECDC por sus siglas en inglés– ha emitido un informe técnico en el que valoran el riesgo como extremadamente bajo», indica, y explica que esta calificación se basa fundamentalmente en dos factores de medición: la proximidad con la cuna del brote en términos de transporte y la cantidad de personas que se desplazan a la República Democrática del Congo. «Desde España se puede llegar, pero no hay un gran intercambio de viajeros. Hasta donde sabemos, el número de compatriotas en la zona es pequeño, no llega a la docena», añade.
Y es que el epicentro de la epidemia se sitúa en una zona de difícil acceso. Para llegar al poblado de Bikoro, donde están desplazados los efectivos de Médicos sin Fronteras que ya han empezado a suministrar las primeras dosis de la vacuna, es necesario caminar dos días y cruzar el río en ferri hasta en cuatro ocasiones. Sin embargo, la enfermedad ya ha llegado al núcleo de población más cercano: Mbandaka, una ciudad con más de un millón de habitantes. «El río actúa como autopista», explica Trilla.
La OMS aumentó el riesgo hace unas semanas para la población del propio país, por lo que los esfuerzos de los cooperantes se centran ahora en inmunizar a los congoleños. «Va por fases. En primera línea están los médicos, el personal de las ambulancias, los pastores o los enterradores, que son los que tienen contacto directo con los enfermos», explica Luis Encinas, coordinador de emergencias de Médicos sin Fronteras desplazado a RDC, en una conversación telefónica con LA RAZÓN. Una vez completada esa fase inicial, los facultativos comenzarán con la vacunación de la «segunda línea», la de las personas que hayan podido estar en contacto con alguno de los infectados.
«La vacuna ha demostrado que es muy eficaz, pero tiene innumerables problemas logísticos», apunta Trilla. Con esta afirmación el epidemiólogo se refiere a que la rVSV-ZEBOV debe mantenerse a una temperatura constante que en ningún caso supere los -62 grados. «Además, se trata de un fármaco experimental, y eso hay que explicárselo a la gente y que acepten los riesgos», añade. «Hay que comunicar que se trata de un estudio gratuito y voluntario, y que la persona se puede echar atrás en cualquier momento. También se monitorizan los posibles efectos secundarios durante unos meses», precisa Encinas.
Aunque de forma oficial aún está en fase experimental, la realidad es que el fármaco ya se ha probado con éxito. Las pruebas de campo que se realizaron en Guinea en 2016 arrojaron una efectividad del cien por cien. «Desde luego yo no dudaría en ponérmela si estuviera en la zona», indica Trilla. Todos los efectivos sanitarios que se han desplazado al lugar han tenido la posibilidad de inmunizarse.
Además de la vacuna, otro factor que juega a favor de la República Democrática del Congo es que ya tienen experiencia en la contención de brotes de ébola, y por eso casi de forma inmediata se puso en marcha el operativo para aislar al mayor porcentaje de población posible. Este es el noveno que se registra en el país desde 1976. «El personal está más entrenado y familiarizado con el problema», indica Trilla. Precisamente lo contrario de lo que ocurrió cuando la enfermedad asoló entre 2014 y 2016 a Liberia –4.809 muertes–, Sierra Leona –3.956 fallecidos– y Guinea –2.543 víctimas–.
La OMS ha cifrado en 26 millones de dólares el presupuesto total que se necesitará para frenar la expansión del ébola en los próximos tres meses. Por el momento, los países miembros han contribuido con nueve millones. La Comisión Europea ha destinado 1,5 millones de euros como apoyo, EEUU dos y el Reino Unido un total de cuatro. De la financiación de las vacunas se ha hecho cargo GAVI, la Alianza para la Inmunización, una organización público-privada que tiene como objetivo incrementar la inmunización en los países más pobres.
«En este momento, la mortalidad de este brote está en el 56%, en la media», afirma Trilla. Y es que el ébola mata a la mitad de sus víctimas después de provocar graves hemorragias que se repiten en todos los orificios corporales. El virus se contagia mediante la sangre, las heces y los fluidos corporales.
«Hablando en un caso hipotético, si ahora mismo regresara un viajero de República Democrática del Congo e ingresase en un hospital de Madrid o Barcelona con fiebre, es mucho más probable que tuviera malaria o una diarrea infecciosa. Para contraer el ébola es necesario que el contacto sea mucho más directo», explica el epidemiólogo. Además del hambre, en África preocupan más otras enfermedades como el sida, meningitis, hepatitis o sífilis.
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