Cataluña

Espacios seguros para menores invisibles

Probitas no sólo proporciona a los niños un plato de comida, también promueve hábitos saludables
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El programa RAI- ESO de Probitas ofrece alimentación saludable y ocio educativo a adolescentes vulnerables

Se han cumplido 10 años del estallido de la crisis, y pese a que se habla de recuperación, 13 millones de españoles se encuentran en riesgo de exclusión. De ellos, cuatro millones son niños, según el último informe sobre el Estado de la Pobreza. Cuando la crisis arrasó con muchos hogares, la fundación Probitas, centrada hasta entonces en proyectos de salud en países subdesarrollados, decidió actuar también a nivel local.

Esta fundación auspiciada por Grifols –los accionistas ceden el 0,7% de los beneficios anuales de la empresa–nació en 2008 y en 2012 comenzó a implementar en el Área Metropolitana de Barcelona el Programa RAI (Refuerzo de Alimentación Infantil), que cuenta con distintos ejes de acción: ayudas comedor, campamentos de verano, actividades para promover hábitos saludables y asistencia médica. Todo ello en colaboración con las entidades sociales locales de cada territorio. «Fuimos directamente a las escuelas al percatarnos de que muchos niños llegaban a clase sin desayunar, muchos ni siquiera habían probado la verdura ni el pescado, se alimentaban de comida rápida. Vimos mucha incultura nutricional», comenta Marta Segú, directora general de Probitas. Así, con el programa RAI, no sólo se proporciona a los niños un plato de comida, sino que se les enseña hábitos de vida saludable para prevenir enfermedades, así como refuerzo educativo para que tengan las mismas oportunidades de futuro que el resto.

Una vez metidos en terreno, desde Probitas se dieron cuenta de otro problema cuando en Cataluña se decretó la jornada continua en la ESO. Este horario intensivo supuso que se cerraran las cantinas. «Muchos adolescentes se iban a casa a mediodía y nadie sabía qué comían ni con quién estaban porque son niños invisibles a la sociedad y a la administración», comenta Segú. Por eso, decidieron crear RAI ESO en el curso 2014/2015 en colaboración con tres institutos. «Los centros nos ceden un espacio y nosotros contratamos a una organización que se hace cargo del catering y de los monitores para desarrollar con estos chavales actividades». «Así cuando salen de clase –continúa– se quedan a comer y realizan distintas acciones socioeducativas y deportivas en un espacio seguro hasta las cinco de la tarde. No son comedores sociales, por eso no hay estigma», aclara. Este programa ya está instalado en 14 institutos de diez municipios.