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Europa adopta a la «generación Boomerang»

La crisis y la comodidad extienden la baja tasa de emancipación más allá de España

Los jóvenes retrasan cada vez más el momento de salir de casa de sus padres
Los jóvenes retrasan cada vez más el momento de salir de casa de sus padreslarazon

La crisis económica incide en la emancipación de los jóvenes, ya que se ha incrementado tanto la edad de emancipación como la tasa de dependencia familiar. El «Informe de la Juventud en España» que se presentó el año pasado deja claro que en nuestro país la juventud tiene muy difícil irse de casa, y en contra de los que piensan que es un problema social exclusivo de nuestro país, resulta que «el modelo español se está extendiendo al resto de Europa», afirma el catedrático de Trabajo Social de la UNED Antonio López. El Instituto de Estadística de Inglaterra (ONS, en sus siglas en inglés) presentó ayer una serie de datos que coinciden con el informe español y que homogeinizan a la juventud europea. El país anglosajón recoge un récord histórico en el número de adultos de entre 20 y 34 años que siguen viviendo con sus padres. Este número se ha incrementado cerca de un 25% desde 1996. Así, cerca del 26% de los jóvenes británicos deciden quedarse en la casa paterna, en lugar de comenzar una vida independiente. Los medios británicos ya hablaban ayer, tras analizar los datos, de la «generación Boomerang». Es decir del problema que conlleva que un joven, después de haber salido del nido materno, tenga que regresar por la situación económica que atraviesa. La vuelta a casa ya no es sólo por Navidad, como anunciaban hace unos años los turrones El Almendro, ahora vuelven porque el desempleo y las pocas ayudas económicas no les permiten pagar todos los gastos que suponen la independencia. «No es un fenómeno extraño porque la crisis es de carácter mundial y afecta especialmente a la juventud. Sus índices de paro son mucho más elevados que el de las personas de mediana edad», explica Rubén Urosa, director general del Instituto de la Juventud (Injuve). Sin trabajo no hay ingresos y sin dinero, a un veinteañero recién licenciado ni siquiera se le ocurre preguntar por el precio de una habitación.

Otro rasgo que creíamos exclusivo de la Península Ibérica o de los países mediterráneos, como es el apoyo familiar, parece que tampoco es marca España, porque tanto en los países bálticos como en Inglaterra y en Francia, el colchón de padres y abuelos es el que está sacando adelante a los más jóvenes. «Es cierto que la independencia tiene ciertas raíces culturales. Hace una década, los jóvenes se iban de casa cuando se casaban, pero esto también está cambiando», afirma Urosa. Y es que el fenómeno de la globalización no es exclusivo de las grandes cadenas de comida rápida o de las modas en el vestir. En el fenómeno de la no emancipación no existe un único elemento, sino que es una combinación de desempleo, cultura, generación e incluso del momento escogido para plancharse uno mismo las camisas. Y es que la comodidad que garantiza el hogar paterno también es un condicionante a la hora de decidirse por cambiar de habitación. Es más, como indica el informe del Reino Unido, la tasa de jóvenes emancipados es bastante más elevada entre mujeres que entre hombres. «La sobreprotección también es una variable real», comenta el catedrático de Trabajo Social.

Como ocurre en el resto de países de los Veintiocho, los jóvenes de entre 20 y 24 años son los que tienen una menor tasa de emancipación, ya que el 49% de los jóvenes británicos de esta edad siguen viviendo con sus padres. En España, más del 90% de los jóvenes de 16 a 24 años no se han emancipado. «Es lógico que los que siguen estudiando se queden en casa», sostiene el director. Las cifras mejoran sustancialmente a medida que cumplen años, aunque las elevadas tasas de paro no mejoran hasta superados los 35 años.

En Europa, de acuerdo con los últimos datos de Eurostat, el fenómeno de postergar la independencia se ha generalizado y sólo seis países están por debajo del 26% de jóvenes que sigue viviendo con sus padres. Son los países del norte de Europa los que mejores tasas de emancipación tienen. Y es que mientras en Dinamarca, sólo el 2% de los jóvenes entre 25 y 34 años vive en su propia casa, en el lado opuesto encontramos a Croacia, con el 68%.

Que se retrase la edad de emancipación no sólo tiene un efecto de carácter social – «los jóvenes están siendo excluidos, se están convirtiendo en un colectivo olvidado», apunta López–, sino que a menor tasa de independencia, menor tasa de natalidad. O eso es lo que está ocurriendo en España. Por eso, el catedrático se pregunta: «¿Si exportamos el modelo español de falta de independencia, significa que también se reducirá la fertilidad en el resto de países?» Y es que es una conclusión lógica si tenemos en cuenta que «la jauría laboral no permite tener un trabajo estable hasta superar la treintena». López, autor del libro «La transición de los jóvenes a la vida adulta», se reafirma en el problema de la crisis económicas: «Hace diez años, cobrar 1.000 euros al mes, es decir, se ''mileurista'' era un estigma, pero ahora conseguir cobrar eso es una lotería».