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Investigan la autoría del incendio en la Sierra de Gata

Un helicóptero realiza una descarga sobre el incendio forestal declarado hoy en Acebo (Cáceres) que se encuentra a menos de un kilómetro de la localidad salmantina de Payo.
Un helicóptero realiza una descarga sobre el incendio forestal declarado hoy en Acebo (Cáceres) que se encuentra a menos de un kilómetro de la localidad salmantina de Payo.larazon

Como en la mitad de los pueblos de España, en Perales del Puerto (Cáceres, Extremadura) celebraban el pasado jueves por la tarde las fiestas del pueblo, ajenos a que, a sólo unos kilómetros de la plaza donde se congregaban varias miles de personas –la localidad supera el millar de habitantes, pero durante el verano el número se triplica–, un fuego amenazaba sus casas y los bosques de la Sierra de Gata.

El nivel 2 de peligrosidad se activó en seguida por los continuos y cambiantes vientos que descontrolaron las llamas. Al cierre de esta edición, el fuego ya había calcinado 5.000 hectáreas en unas horas y obligaron a desalojar tanto el pueblo de Perales como el de Acebo porque el fuego y, sobre todo el humo, llenó rápidamente las calles de las dos localidades. Alrededor de 1.600 vecinos tuvieron que ser desalojados y se trasladaron a otra localidad cercana, Moraleja, donde los servicios de la Cruz Roja les encontraron alojamiento. No obstante, algunos vecinos prefirieron quedarse en sus casas, a pesar del riesgo que corrían.

También se vivieron momentos de tensión en una colonia infantil de Perales del Puerto. Es el caso del Campamento Los Hurones. Jesús Moreno, uno de los organizadores, se desplazó de madrugada a la zona para ayudar al desalojo. Allí ya se había desplazado la Guardia Civil. Entre niños y monitores, tuvieron que ser evacuadas unas 60 personas. «Fue en torno a las 2:00 de la mañana. Todos los niños estaban dormidos y hubo que despertarlos. El fuego se encontraba en la localidad de Acebo. Y no debería haber llegado hasta aquí, porque por la noche, cuando comenzó el incendio, no soplaba nada de aire. Pero poco después, comenzó a soplar en sentido contrario», relata a LA RAZÓN. Así, los niños y monitores pudieron ver el fuego. «Parecía que estaba lejos, pero se iba acercando. Estaba a 30 kilómetros de distancia y, en seguida, se plantaba a apenas 10», afirma Jesús. De hecho, el fuego tardó tres cuartos de hora en llegar a las inmediaciones del campamento». Afortunadamente, los agentes emplearon menos tiempo en desalojar el campamento. En 20 minutos, los niños y los monitores ya se encontraban en el autobús, después de una evacuación ordenada aunque con el lógico desconcierto de los pequeños. Hoy, los daños del fuego son visibles en la colonia, pero sólo en las inmediaciones, en los lindes de madera que sirven de protección. «Gracias a Dios, el campamento parece un oasis en comparación con los alrededores. No hay grandes pérdidas. Las tiendas y las pertenencias de los chicos están intactas».

José Luis Perales, alcalde de Perales del Puerto, afirmó ayer a Efe que el incendio podía haber sido provocado. No fue el único que insinuó que detrás de este fuego está la mano del hombre. El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, coincide: «Cuando se concentran incendios en una zona muy concreta es porque la mano del hombre ha debido de tener algún tipo de intervención, porque no hace ni más calor, ni está más seca la Sierra de Gata de lo que está el resto de Extremadura». Este incendio también coincide con las predicciones de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) que en su mapa de zona en riesgo de incendios sitúa a esta zona extremeña dentro de las de extremo riesgo.

A la zona se trasladaron numerosas unidades de extinción a las que se unieron dos secciones de extinción de la UME (Unidad Militar de Emergencia), además de numerosos camiones autobomba, aviones anfibio y helicópteros que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente trasladaron a la zona. Es especialmente relevante la labor de los trabajadores de las BRIF (Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales) que se trasladaron a la zona a trabajar como voluntarios porque se mantienen en huelga indefinida desde el pasado 27 de julio por sus condiciones laborales.