Cisma en Burgos
Sin extorsiones ni asfixia financiera a las exclarisas de Belorado
El Arzobispado de Burgos ve «infame» el ataque mediático de las exmonjas
El Arzobispado de Burgos niega haber sometido a extorsión alguna a las exclarisas de Belorado o los trabajadores de los monasterios de Belorado, Orduña y Derio. Así lo han expresado a LA RAZÓN el equipo del comisario pontificio y arzobispo, Mario Iceta, ante las acusaciones que consideran «infames» lanzadas en las últimas horas por las religiosas excomulgadas en su reaparición mediática. Más de dos meses después de su primera aparición televisiva y más allá de sus comunicados a través de redes sociales, en menos de 24 horas las consagradas cismáticas concedían dos entrevistas, tanto a un canal de YouTube como al programa «Código 10» de Cuatro, en el que comparecieron sor Israel y sor Paloma.
Durante su intervención, las ex monjas reivindicaron una vez más la titularidad del convento. «No somos okupas», sentenciaron, frente las tesis del Arzobispado de Burgos, que ya han iniciado los trámites para su desahucio. Aunque no se ha presentado demanda alguna, lo cierto es que, como las propias implicadas desvelaron, el comisario pontificio ha solicitado a la Diputación Provincial un informe de vulnerabilidad con la vista puesta en su expulsión. En caso de prosperar el desahucio por la vía judicial, tanto sor Israel como sor Paloma adelantaron que no pondrán resistencia física para salir: «Si un juez lo ordena, obedeceremos». Eso sí, no quisieron aclarar cuáles son sus planes en ese caso: «Esto es una telenovela, somos listas e inteligentes. Lo contaremos en el próximo programa».
«No solo nos han cerrado las cuentas sino que Don Mario no está pagando nada: ni la luz ni el agua ni el gas ni la comida ni el teléfono ni el seguro del coche. Además, habla con nuestro transporte de las trufas para que no hagan más trato con nosotras», denunció sor Paloma, que subrayó que «no nos deja trabajar». Desde el Arzobispado de Burgos detallan que la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Aránzazu «ha inyectado liquidez para poder hacer frente a los pagos más urgentes». En este sentido, desmienten cualquier tipo de asfixia económica a la comunidad y aseguran que hasta la fecha han contabilizado más de 40.000 euros en obligaciones de pago. Además, sostienen que se han gestionado los pagos «de aquellos trabajadores y proveedores que han seguido el protocolo establecido por la comisión gestora».
Sor Paloma, por su parte, defiende que «solo están pagando a algunos trabajadores que entran en su juego y les piden las llaves del convento para cambiar las cerraduras como ha hecho en el monasterio de Derio. Compró al trabajador, que ahora ya trabaja para él y no hace nada». «Si está tan claro que la propiedad del monasterio es del señor Iceta, ¿por qué tiene que entrar y cambiar las cerraduras extorsionando a un empleado y pagándole para que lo haga?», acusó sor Israel.
En su reentré mediática, las religiosas explicaron que la decisión de expulsar del convento al falso obispo Pablo de Rojas y al falso cura coctelero José Ceacero vino propiciado, entre otros motivos, por la falta de discreción y compatibilidad en el día a día de la vida conventual. Además, aclararon que «en ningún momento hubo ningún lavado de cerebro», sino que se unieron a ellos por «una cuestión de fe».
En la entrevista, las ex clarisas negaron de forma taxativa que compraran sábanas de satén por 6.900 euros y, de la misma manera, admitieron que sí acogían perros en el convento, pero que, «no tenemos un criadero ni es una actividad con ánimo de lucro».
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