Galicia
«Iba con un bebé y se agotaba la gasolina»
Los más de 3.500 vehículos que quedaron atrapados por la nevada denuncian la ausencia de autoridades, la falta de máquinas quitanieves y la desinformación durante las jornadas del sábado y del domingo.
Los más de 3.500 vehículos que quedaron atrapados por la nevada denuncian la ausencia de autoridades, la falta de máquinas quitanieves y la desinformación durante las jornadas del sábado y del domingo.
A pocos kilómetros de Villacastín (Segovia), el conductor del autobús que hacía la ruta La Coruña-Madrid comunicó a sus pasajeros que debían hacer una parada por el mal tiempo. Eran cerca de las cuatro y media de la madrugada y lo que que en principio iba a suponer un retraso de media hora se tradujo en más de ocho. «Desde entonces, ningún tipo de autoridad se ha acercado a nosotros para informarnos», se quejó Hugo a LA RAZÓN, cuyo caso es uno de entre los más de 3.500 coches que, según Emergencias, quedaron atrapados en la AP-6.
La situación fue especialmente complicada en varios tramos de Ávila, Segovia y Madrid, donde la nieve empezó a acumularse e impedir el paso a los turismos. Allí se encontraba Diego que, junto a su mujer y su hijo de ocho meses, se vio obligado a empujar su coche y resguardarse en un hostal para pasar la noche. «Han sido más de 30 horas dantescas». Durante su vuelta desde Galicia, su sorpresa fue que no se encontraron con «ningún guardia de tráfico». «Nos derivaron a la carretera nacional, que no puede absorber el mismo tráfico».
En otros coches viajaban niños, ancianos o embarazadas, en los que la gasolina era insuficiente para mantener la calefacción encendida. Olivia Piquero fue una de ellas. «Llevamos desde las 17:30 con un bebé y cada vez tenemos menos gasolina. Es muy pequeña y no podemos apagar la calefacción». Su historia fue una de las más compartidas en Twitter después de que decenas de personas respondieran para ofrecerle ayuda. «La ola de solidaridad ha sido increíble».
Algo que también pudieron comprobar las 300 personas que acudieron a pasar la noche al autogrill Las Chimeneas. «Nos quedamos sin luz y sin agua, por lo que tuvimos que funcionar con generadores para ayudar a la gente», relata Jesús, el encargado. Katia, en cambio, compartía un «blablacar» sin cadenas y con la comida justa para llegar a Madrid. «Repartimos el bocadillo e intentamos dormir algo, pero fue imposible».
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