Enfermedades

India, nueva zona cero

Una enfermera vacuna a una fila de niños en Nueva York en los años 20
Una enfermera vacuna a una fila de niños en Nueva York en los años 20larazon

A comienzos de los años 80, una buena parte de los países del planeta galopaban a gran velocidad hacia la erradicación definitiva de la difteria. Las ratios de incidencia de la enfermedad alcanzaban entonces mínimos históricos. De hecho, la OMS y otras instituciones sanitarias estimaban que antes del final del siglo la enfermedad estaría absolutamente erradicada de, al menos, el continente europeo gracias al mantenimiento y al fortalecimiento de los programas de vacunación. Pero justo al final de esa década (entre 1988 y 1989) un suceso inesperado trastocó los planes. Desde muchos de los entonces nuevos países independientes de la Unión Soviética se informó de un repentino brote del mal. La nueva zona cero de la difteria fue la Unión Soviética. En 1994, la difteria renacida ya afectaba a los 15 estados de la Unión. Y desde 1992, los casos de difteria se extendieron por toda Europa: tres en Bélgica, 19 en Reino Unido, diez en Finlandia, 23 en Alemania, tres en Grecia, 25 en Polonia... Más de la mitad de las personas afectadas habían viajado a la Unión Soviética. Hubo también casos que traspasaron el Atlántico hasta EE UU. El acontecimiento sirvió para recordar dos cosas. La primera, es que la difteria no es una enfermedad erradicada como la viruela. La segunda es que en el mundo contemporáneo una bacteria como ésta viaja a toda velocidad por el planeta, no conoce fronteras, entra allá donde los programas de vacunación le dejan un resquicio para entrar. Hoy la auténtica zona cero de la enfermedad se encuentra en India y en Nepal. Allí, la bacteria toxogénica Corynebacterium diphtheriae parece campar a sus anchas. Los datos de la OMS son apabullantes. En 2014 India registró 6.094 casos, el doble del año anterior, y el peor registro desde 2004. En Nepal se vieron afectadas 1.079 personas; 10 veces más que la media del presente siglo. Vietnam, Myanmar o Irán son otros países donde los casos anuales superan las dos cifras. El caso de India sigue preocupando a las autoridades por el potencial de expansión global del mal. El resurgimiento de la infección parece deberse a varios factores entre los que el más importante es, sin duda, la baja tasa de vacunación. Según Unicef sólo el 66% de los habitantes está vacunado. Otras organizaciones, como National Family Health, reducen la estimación a un 55%. Pero cuando se habla de segundas vacunaciones o dosis de recuerdo, la cosa ya es demoledora. De hecho no se tienen datos de la disponibilidad de dosis de recuerdo contra la difteria en el país asiático. De manera que una inmensa mayoría de la población llegada a la edad adulta ha dejado de estar protegida. Según fuentes de los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU, «la situación de la difteria en la India y Nepal hoy recuerda a la vivida en los países del Este de Europa en los años 80 y 90 y nos alerta de la probabilidad de un resurgimiento de la enfermedad a medio y largo plazo». En el episodio de la URSS, el resultado fue de 150.000 personas infectadas en el mundo, 5.000 de ellas fallecidas. Y todas las autoridades reconocen que la causa principal fue la relajación de las normas de vacunación en niños, un aumento de la susceptibilidad en adultos y la movilidad de la población global. Exactamente, lo que está pasando ahora.