
Medicina
Infarto, alzhéimer o dolor crónico, peor tratados si el paciente es mujer
El sesgo de género en la Medicina dificulta y empeora el diagnóstico
y tratamiento

Ser mujer dificulta y empeora el diagnóstico y tratamiento de las mujeres en el campo de la Medicina. Ya no sólo de episodios cardiovasculares como el infarto, también en otras patologías como el alzhéimer, el dolor crónico o trastornos de salud mental como la depresión.
«La perspectiva de género en la salud es necesaria porque no existe y lleva sin existir muchísimos años», denunció hoy Lorenzo Armenteros, miembro del Grupo de Salud de la Mujer de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, en la primera jornada del 31º Congreso de la SEMG que reúne estos días en Las Palmas a más de 2.500 profesionales de este ámbito.
Este histórico sesgo de género ha abierto una brecha en el acceso, la calidad y los resultados de los servicios de salud que reciben hombres y mujeres, siendo ellas las peor paradas.
El ejemplo más paradigmático es el de las enfermedades cardiovasculares que, pese a ser la primera causa de mortalidad femenina, se diagnostican erróneamente o con menos frecuencia en mujeres que en hombres porque, además de que los síntomas no son los mismos, ellas acuden más tarde a consulta, donde muchas veces acaban escuchando que lo que tienen es ansiedad.
Pero no es el único, añadió Mariam de la Poza Abad, presidenta de la Sociedad Catalana de Médicos Generales y de Familia (SEMG Catalunya).
Así, ellas tienen mayor riesgo de desarrollar trastornos neurológicos como el alzhéimer y reciben el diagnóstico más tarde sin que se haya estudiado de forma suficiente que pueden concurrir factores hormonales y genéticos específicos.
Con el dolor crónico derivado de enfermedades como la fibromialgia, migraña o el síndrome de fatiga crónica, lo que ocurre es que ellas lo padecen más, pero muchas veces se minimizan o se achacan a motivos psicológicos, lo que acarrea retrasos en el diagnóstico, falta de tratamiento adecuado y estigmatización.
Lo mismo ocurre con enfermedades autoinmunes (lupus, artritis reumatoide o esclerosis múltiple), que afectan más a las mujeres, pero que muchas veces ven infravalorada su sintomatología o se les acusa de somatización, lo que retrasa tratamientos adecuados.
En los trastornos mentales como la depresión y ansiedad se produce o un infradiagnóstico o un sobrediagnóstico sin buscar causas subyacentes reales. Y con las enfermedades ginecológicas como la endometriosis, históricamente ignoradas o mal comprendidas, se ha acabado normalizando muchos de sus síntomas.
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