Cárcel
La abuela Josefa entra en prisión: «No me olvidéis»
La Fiscalía recomendó parar el ingreso en la cárcel a la espera del indulto
Josefa Hernández ha pasado su primera noche en prisión. Ayer, pasadas las 15:30 horas entró en la cárcel de Tahíche, en Lanzarote, la que ya se conoce como «la abuela de Fuerteventura» para cumplir la sentencia dictada en 2012 por la que fue condenada a seis meses de prisión por no derribar su casa, que está edificada en un espacio natural protegido dentro del municipio de Betancuria (Fuerteventura). Después de trasladarse en barco a Lanzarote, la mujer, a la que ha arropado el presidente del cabildo de Fuerteventura, Marcial Morales, el alcalde de su pueblo, Marcelino Cerdeña y el consejero por Podemos, Andrés Briansó, llegó visiblemente cansada a las puertas del complejo penitenciario y es que, como reconoce Briansó, «ha tomado algún tranquilizante para que no se repitiera una situación como la del viernes pasado». Ese día, Josefa, de 62 años, tenía que haber ingresado en prisión, pero antes de subir al barco sufrió un desmayo por los nervios y porque llevaba casi dos días en huelga de hambre. La mujer es diabética y tuvo que ser ingresada en el hospital.
Cinco personas a su cargo
Pero ayer, «más serena», reconoce el consejero de Podemos, ingresó en la cárcel para cumplir su condena. Mientras entregaba sus papeles a uno de los funcionarios les repetía: «No me olvidéis, no os olvidéis de mí». Sus acompañantes no dudaron en reconfortarla: «Esto no ha hecho más que empezar», le aseguró Briansó. Y es que el movimiento de apoyo ciudadano que se ha creado en torno a Josefa, que tiene a su cargo a cinco personas –una hija, Cristina, con una incapacidad del 39%, tres nietos y su hijo Raimundo, parado de larga duración–, no ha dejado de crecer. Al cierre de esta edición, la petición en change.org por el indulto de Josefa contaba con más de 84.000 firmas.
El consejero de Podemos confirma a este diario que a lo largo de esta semana van a seguir trabajando para lograr el indulto y el propio ministro de Industria, el canario José Manuel Soria, afirmó ayer que había contactado con su colega de Justicia, Rafael Catalá, para interesarse por que su solicitud se tramite lo antes posible. Minerva Zerpa, la hija que promovió la recogida de firmas, se trasladará a Madrid el jueves para entregar en mano todas las peticiones ante la sede del Ministerio de Justicia.
Mientras se busca una solución para obtener su libertad, otra de las hijas de Josefa ha tenido que pedir unos días para trasladarse a vivir con los hijos y nietos que aún permanecen en la casa de Betancuria, mientras el cabildo trabaja en encontrar una vivienda para todos. En cualquier caso, la junta de portavoces del Cabildo de Fuerteventura demandó ayer de forma unánime que se busque la posibilidad de asignarle una vivienda social en alquiler. De esta forma, Josefa podría demoler su casa ilegal, sin dejar sin techo a los familiares que dependen de ella.
El ingreso en prisión se ha producido pese a la opinión contraria de la Fiscalía, que se dirigió el pasado sábado por escrito al Juzgado de lo Penal número 2 de Puerto del Rosario (Fuerteventura) para recomendar que se suspendiera la entrada en la cárcel mientras se tramitaba el indulto. El fiscal jefe de Las Palmas, Guillermo García Panasco, reveló ayer que el Ministerio Público ha pedido en dos ocasiones este verano que esta vecina de Fuerteventura no ingresara en prisión.
Las construcciones que han llevado a prisión a Josefa (una de 20 metros cuadrados y otra de 70) fueron denunciadas en su día por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil y la Agencia de Protección del Medio Ambiente del Gobierno canario, lo que derivó en una condena por un delito contra la ordenación del territorio.
El gobierno canario urge a resolver el perdón
El Gobierno de Canarias expresó ayer su solidaridad con Josefa Hernández, al tiempo que urgió al Consejo de Ministros a pronunciarse sobre su solicitud de indulto. En un comunicado, el Gobierno canario recuerda que Hernández, de 62 años, «es cabeza de familia, proporciona techo a sus hijos y nietos» y ya ha explicado que, si todavía no ha derribado su casa, es «porque no tiene otra vivienda a la que llevar a los suyos». Por ello, urge a que esta situación «se solucione en el menor tiempo posible».
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