Su hijo ya se puede llamar Lobo

Tras 24 días de pelea, el director general del Registro aseguró ayer que los padres podrán ponerle el nombre porque «no atenta contra la dignidad»

Para María Hernández e Ignacio Javierre su primer hijo fue Lobo en el momento en que dejó de ser Wilma. Durante el quinto mes de embarazo, el pequeño se dejó ver un poco mejor en la ecografía y descartaron el nombre de niña que habían escogido. «Siempre tuvimos claro que su nombre es Lobo», afirma su padre. «Cada vez que le tocaba la tripa a María y le decía su nombre él daba patadas. Le gustaba», afirma su padre a LA RAZÓN. Sin embargo, tras su nacimiento el 12 de julio todo fueron trabas para inscribirle en el Registro Civil de Fuenlabrada. Y, hasta ayer, el pequeño no tenía nombre. No estaba inscrito oficialmente. Tras 24 días peleando, el ultimátum de los funcionarios del Registro era claro: será el juez el que decida qué nombre debe tener. Pero la presión mediática y el apoyo social han facilitado las cosas y ayer, el director general de los Registros y del Notariado, Javier Gómez Gálligo, anunció que aceptará Lobo como nombre de pila de un niño porque «no confunde el sexo, no atenta contra la dignidad y es bonito». Aunque a última hora de la tarde de ayer aún no se lo habían comunicado oficialmente ni a los padres ni a su abogado, a Ignacio y María se les saltaron las lágrimas cuando conocieron la noticia. A pesar de que desde el primer momento ellos tenían claro que «lucharíamos hasta el final para conseguirlo porque por un hijo se hace cualquier cosa», durante la noche anterior ya habían barajado cambiárselo. «Sólo nos habían dado un plazo de tres días para cambiar de opinión antes de que el juez decidiera y por eso empezamos a plantearnos llamarle Luis Lobo, aunque sólo sería un nombre para cumplir con el registro porque para nosotros siempre es Lobo».

La «batalla» de los Javierre Hernández empezó el 13 de julio, sólo un día después de que naciera su primer niño, cuando en el registro de la localidad madrileña de Fuenlabrada se negaron a registrar al recién nacido con el nombre que habían escogido sus padres. Ignacio había pospuesto la paternidad porque «hasta ahora no me había visto capacitado», pero, con 42 años, tiene claro que está listo para cuidar del pequeño. Los nueve meses de gestación tampoco han sido fáciles para la pareja, no por las molestias que ésta puede ocasionar, si no porque «a María la despidieron del trabajo. Sólo por estar embarazada», explica Ignacio, al que le gusta que le llamen Ñako. La situación económica a la que se enfrentaban con la llegada del pequeño era difícil, ya que no reciben ningún tipo de ayuda y el recién estrenado padre es autónomo, pero no dudaron en contratar a un abogado para que defendiera sus derechos. «Yo le miro a la cara y sé que es Lobo. No podría llamarle de ninguna otra forma. Es su nombre. Por eso sabíamos que teníamos que llegar hasta el final», cuenta su padre, mientras María le da el pecho al pequeño, que, como cualquier bebé, vive ajeno a la pelea que están librando sus progenitores.

Los dos padres son conscientes de la elección que realizaron. Es más, «consultamos a algunos amigos psicólogos para saber si podría afectarle de alguna forma al pequeño. Poner un nombre es una cosa muy seria», añade Ñako. «Lobo es un nombre con fuerza, con gancho, que surgió de la pasión que profesamos a los animales. Además, creemos que refleja valores tan importantes como la fuerza, la inteligencia o la luz», explica. Pero la funcionaria que los atendió en el Registro no opinó igual y les denegó la petición. «Nos llegó a decir que había una decisión personal, suya y que no nos iba a permitir que llamáramos así a nuestro hijo». En la notificación, que les hizo por teléfono, argumentaron la negativa en que «este nombre podría ser ofensivo para nuestro hijo». Así, después de diez días intentando comunicar con el Registro sin éxito, Ignacio fue a la sede donde la fucionaria le confirmó su decisión en personas aunque en esa última ocasión la razón era otra: Lobo es un apellido en España por lo que no lo podían aceptar. La pareja no salía de su asombro. ¿Cuántos nombres hay que también se usan como apellido? Martín, Vicente, Lara... son algunos ejemplos.

Fue la cabezonería de la funcionaria la que llevó a la pareja a iniciar una petición en change.org para recoger firmas en favor de su causa. «A muchos de los que la han rubricado no les gusta el nombre, pero apoyan nuestra causa porque saben que nuestra decisión es personal y que Lobo no es un nombre ofensivo, ni que pueda llevar a confusión con el sexo del niño».

Lobo Javierre Hernández, que, según las enfermeras del hospital donde nació, es nombre de famoso, va a ser el primer niño con un DNI en el que aparezca sólo este nombre. Hasta ahora, los otros casos que se han dado «han tenido que poner nombres compuestos o buscar otras fórmulas como llamarle Paolo Bosco, que, al unir la última y la primera sílaba de ambos nombres aparece Lobo».

Los padres esperan que toda esta pelea no marque a su pequeño y, sobre todo, «que le guste su nombre y los valores que, con él, queremos transmitirle».

Los más comunes

- Antonio

La mayoría viven en Andalucía. Son 715.215 hombres

- Manuel

618.891 personas lo ostentan. Sobre todo son sevillanos

- Juan

Se pone a hombres y a mujeres, aunque predomina entre ellos

- José

En Lugo y Murcia muchos eligen este nombre. Son más de 600.000

- Francisco

Otro de los nombres más comunes que se pone en Jaén. Son 530.309

- David

Es un nombre extendido en el interior de España. Lo llevan 359.930 personas

Los menos comunes

- Superman

El superhéroe también ha dado nombre a varios niños, aunque pocos

- Pamela Anderson

3.000 mujeres se llaman Pamela, pero son pocas se apellidan como ella

- Shakira

612 niñas llevan el nombre de esta cantante. La mayoría son de Huesca

- Neymar

Los malagueños son los que más han puesto este nombre. Son 101 niños

- Lady Di

Unas veinte mujeres se han puesto el nombre de la Princesa de Gales

- Messi

Unos veinte niños de menos de tres años se llaman como el futbolista