Infraestructuras ferroviarias
La línea del Alvia debía estar a 160 km/hora, y «probablemente no habría descarrilado»
La línea ferroviaria entre Orense y Santiago, en la que se produjo el trágico accidente de Angrois en julio de 2013, que ocasionó 79 muertes y dos pendientes de reconocer, debía estar limitada a una velocidad máxima de 160 kilómetros por hora y no de 200, debido a una “irregularidad” en la ubicación de las balizas previas detectada por el perito Angel Luis Sánz Cubero.
En su informe definitivo aportado al Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago, al que ha tenido acceso Europa Press, este experto maquinista advierte “una anormalidad” referida a la ubicación de las balizas previas de “todas las señales avanzadas que hay en la línea”, pues están situadas entre la segunda y la tercera pantalla a 300 metros de la señal, cuando según la normativa que regula la alta velocidad (PTO) deben estar a 500 metros.
Así, como una de sus principales conclusiones después de un exhaustivo análisis de más de 200 folios, Sánz Cubero, designado por el abogado que defiende al maquinista que aquel día conducía el Alvia que descarriló, determina que “esta irregularidad, por sí sola, es suficiente para que no se hubiera ordenado ni autorizado circular a 200 kilómetros por hora en toda la línea cuando se circula con Asfa”.
“La velocidad máxima de la línea cuando se circula con Asfa debió ser de 160 kilómetros por hora”, expone, de modo que si sucediesen “los mismos eventos” que ocurrieron “antes de llegar al punto de descarrilamiento hubiera llegado a una velocidad muy inferior”, que cifra en torno a 120 kilómetros por hora, “o menos”, de forma que las consecuencias, según su estudio, hubieran sido “sensiblemente distintas”, pues “probablemente el tren no habría descarrilado”.
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