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¿Cuánto calor podemos aguantar?

Los expertos consideran que 55 grados es la temperatura máxima que puede soportar el cuerpo humano con un grado de humedad normal. En sólo diez años, más de 13.000 personas han muerto en España por olas de calor.

Un termómetro marcaba ayer 47 grados junto a una estatua de San Rafael en Córdoba
Un termómetro marcaba ayer 47 grados junto a una estatua de San Rafael en Córdobalarazon

Los expertos consideran que 55 grados es la temperatura máxima que puede soportar el cuerpo humano con un grado de humedad normal. En sólo diez años, más de 13.000 personas han muerto en España por olas de calor.

Arde la calle. En el centro y el sur de la Península, de manera literal. En Córdoba se superó ayer el récord histórico de calor con temperaturas máximas que superaron los 47 grados. La ola de calor que comenzó el miércoles como consecuencia de una entrada de masa de aire cálido del norte de África está siendo especialmente dura y no se espera que remita hasta el sábado. Este fenómeno ya ha provocado la muerte de un trabajador en Morón de la Frontera (Sevilla) mientras realizaba tareas de asfaltado a una temperatura de más de 40 grados.

Porque, aunque el cuerpo humano es una «máquina perfecta», no puede sobrevivir a condiciones extremas. Es cierto que los beduinos –los nómadas que viven en el desierto del Medio Oriente– desafían a la física soportando temperaturas de hasta 50 grados, claro está porque en el desierto el nivel de humedad es bajísimo y porque utilizan unas vestimentas especiales. Pero si el termómetro sube de ese nivel la supervivencia se complica. Los expertos consideran que 55 grados es la temperatura máxima que puede soportar un ser humano sano si el nivel de humedad no supera el 50%. Es cierto que en las saunas las personas se exponen a más de 80 grados, pero el tiempo no debe sobrepasar los 15 minutos. En 2006, al campeón del mundo de sauna, el ruso Vladimir Ladyschenski, se le ocurrió probar suerte encerrándose a 110 grados, pero acabó falleciendo a los seis minutos.

Especialmente peligrosos son los coches en verano. Según un estudio del RACC, incluso con una temperatura exterior de 25 grados, en el interior del automóvil se pueden alcanzar en poco más de media hora más de 40 grados por el conocido «efecto invernadero».

Aunque en España no se han alcanzado esos niveles extremos que ponen en juego la supervivencia, se ha estado cerca. Los cordobeses pueden ya presumir ante los beduinos, porque ayer soportaron hasta 47,3 grados. Pero no hay que tomárselo a broma porque, como se ha demostrado, el calor, sin llegar a los 55 grados, también puede ser mortal: según el último estudio hecho al respecto por el Instituto de Salud Carlos III de Madrid, las olas de calor han causado más de 13.000 muertes en España en una década, entre el 2000 y el 2009.

Ante este fenómeno la doctora Asunción Gonzálvez Gasch, jefa del Servicio de Medicina Interna del Hospital de Villalva, recuerda que «a partir de los 41 grados ya se considera una temperatura peligrosa para la salud de las personas sanas, pero en los colectivos vulnerables –enfermos, ancianos y niños–, el riesgo comienza a partir de los 31 grados».

La temperatura corporal oscila entre los 36 y los 37 grados. Cuando se superan los 31 grados ambientales lo normal es que comience la sudoración, un arma que tiene el organismo para expulsar el calor. Con el sudor, también se pierde agua, sales y electrolitos. De ahí que, si no se repone, exista el peligro de la deshidratación, «el paso previo al golpe de calor», dice Gonzálvez. «Cuando el cuerpo está deshidratado y expuesto a altas temperaturas se produce un golpe de calor, un proceso por el que el cuerpo alcanza rápidamente los 40 grados y el pulso se acelera hasta los 180 pulsaciones por minuto». Los síntomas iniciales son sutiles: «desconcentración, torpeza mental, dolor de cabeza y calambres». En ocasiones, añade la doctora, «la persona afectada sufre vómitos, que pueden ser fatales si se aspiran porque provocaría un fallo respiratorio». Para parar a tiempo este golpe de calor, Gonzálvez recomienda «beber abundantemente agua con sal, colocarse a la sombra, quitarse la ropa, rociar el cuerpo con agua fresca y abanicarse». Pero si la deshidratación continúa, «pueden comenzar las convulsiones con el riesgo de coma por un fallo multiorgánico». «En este caso, el afectado entraría en un estado crítico que podría causar la muerte». Gonzálvez recomienda estar atentos a los niños y ancianos, ya que «el mecanismo neurológico que avisa de la deshidratación no está desarrollado en los primeros y en los segundos ha dejado de funcionar correctamente».