Alimentación

Listeriosis: Aquí ya nadie quiere carne mechada

La desconfianza se instala en el consumidor tras la alerta sanitaria. Mercados, fabricantes y bares notan la «alarma social» y la caída en ventas del producto, pese a que el foco está localizado en la empresa Magrudis.

La empresa Magrudis permanece cerrada desde que se dio la alerta por el brote de listeriosis / Efe
La empresa Magrudis permanece cerrada desde que se dio la alerta por el brote de listeriosis / Efelarazon

La desconfianza se instala en el consumidor tras la alerta sanitaria. Mercados, fabricantes y bares notan la «alarma social» y la caída en ventas del producto, pese a que el foco está localizado en la empresa Magrudis.

«La gente no deja de preguntar y hay puestos que directamente han dejado de traer carne mechada», describe el presidente de la Federación de Mercados de Abastos de Sevilla, Francisco Ávila. «Es una locura, se ha creado una alarma social», reconoce José Antonio Ortiz, responsable de Icarben, fabricante de productos cárnicos de Benaoján (Málaga), que defiende sus 40 años en el sector y sus controles de calidad que cumplen acreditaciones internacionales por encima de las básicas y por las que, más allá del muestreo, todos y cada uno de sus productos son analizados y certificados por un laboratorio externo antes de salir a la venta.

Pese a que la ministra de Sanidad en funciones, María Luisa Carcedo, incidió ayer en que el foco del brote de listeriosis –que suma ya 175 afectados, (entre ellos 28 embarazadas)– está localizado en la fábrica sevillana Magrudis, y el portavoz del comité de seguimiento creado por la Junta, el doctor José Miguel Cisneros, insistió en que todos los casos confirmados son personas que han comido la carne mechada de la marca «La Mechá», la «desconfianza» se ha instalado en el consumidor no solo hacia otras marcas de ese producto sino a otros cárnicos. Sobre todo, después de que el miércoles la Junta ordenara retirar el resto de productos fabricados por Magrudis (chicharrón, lomo al Jerez y lomo a la pimienta), una decisión cuestionada por la oposición y las asociaciones de consumidores por su tardanza ante el riesgo de «contaminación cruzada» en otros productos que pudieron estar en contacto con el foco de infección (vía utensilios de corte o las instalaciones).

Desde la Consejería andaluza de Salud, Cisneros insistió en que «se tiene la certeza» de que todos los casos vistos en la encuesta epidemiológica «son pacientes que han consumido esta determinada carne mechada», por lo que pidió «olvidar» la contaminación cruzada y «poner sentido común y, si hay dudas, consultar al médico». De hecho, hasta ahora todos los casos confirmados fuera de Andalucía (cinco en Madrid, tres en Asturias, tres en Aragón, dos en Cataluña y uno en Extremadura) tienen relación con el brote andaluz, ya que los afectados consumieron carne procedente de la comunidad o la comieron en Andalucía.

Error en la identificación

Pero la continua atención mediática que ha despertado el brote, dado el elevado número de casos (la listeriosos suele provocar de media 300 casos al año con un 20% de mortalidad) y el cruce de reproches políticos entre el Gobierno andaluz y el Ayuntamiento de Sevilla acerca de un «error» en la identificación de las muestras enviadas al laboratorio municipal que retrasó la declaración de la alerta varios días, no contribuyen a la calma. Pese a las llamadas a ésta que ayer sí quisieron hacer tanto el Gobierno central como el andaluz.

Si el miércoles la ministra de Sanidad señalaba que «evidentemente ha fallado algún procedimiento de los establecidos», ayer Carcedo y la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, instaron a «no generar más alarma». «España es un país donde hay muchas garantías y de vez en cuando pueden ocurrir estas situaciones», defendió Calvo, tras destacar que para ello «hay mecanismos de reacción». Ahí enmarcó la alerta sanitaria internacional que España ha comunicado a la UE y a la OMS. Carcedo expuso que es un procedimiento «habitual y ordinario» debido a posibles contagios de turistas que hayan ingerido «La Mechá» en España o se la hayan llevado a sus países, no porque la empresa Magrudis exporte su carne. Junto a mercados y fabricantes, el otro sector afectado es la hostelería. En Sevilla y Andalucía la carne mechada «es un producto muy consistente que piden muchos trabajadores para desayunar y poder continuar después con su trabajo», explica José Antonio Barrena, dueño del bar La Arboleda de Tomares (Sevilla). «Los clientes llegan muy desconfiados, preguntan y, al ver que nuestra carne mechada es artesana y hecha por nosotros mismos, la piden», dice. En la Bodega San Rafael en La Pañoleta (Sevilla), afamado bar por sus chacinas y embutidos servidos en papel de estraza, recibieron ayer la visita de inspectores de Sanidad. No sirven carne mechada sino chicharrones, pero de un proveedor distinto a «La Mechá» por lo que «no ha habido ningún problema», relatan.

Y es que en Andalucía hay 302 industrias de productos cárnicos (19 en Sevilla). Magrudis es una pequeña empresa familiar cuya sede permanece cerrada desde que saltó la alerta sin que sus dueños hayan hecho ninguna declaración pública. La Junta destacó su colaboración desde el principio al dar el listado de todos sus clientes. Lo que aún no se ha confirmado es en qué fase de la elaboración de la carne se contaminó, si bien desde Salud sostienen que tuvo que ser tras el horneado de la carne porque las altas temperaturas matan la bacteria de la listeria.

Grandes cadenas de supermercados como Grupo MAS o Mercadona se han apresurado a hacer público que no trabajan con este proveedor mientras otros como Alcampo e Hipercor ya informaron que habían retirado todos los productos de ésta de la venta. El jefe de compras de una de los principales supermercados de la zona occidental de Andalucía reconoció a LA RAZÓN que no trabajaba con Magrudis porque «no me fiaba, nunca me ha gustado. Sus instalaciones me parecen poco higiénicas». Es una empresa «muy pequeña» que debía estirar los márgenes «como podía», señaló, frente a los proveedores con los que él trabaja que «hacen controles a la carne antes y después del horneado. Aquí ha fallado algo».

En eso coinciden la organización de consumidores Facua, que hoy registrará una querella contra la Junta por delito contra la salud pública, y la asociación Defensor del Paciente, que ya ha presentado una denuncia en un juzgado de Sevilla y prepara más, además de haber solicitado a la Fiscalía que abra diligencias.